Mamás y papás

La metodología de siete pasos para desarrollar la inteligencia emocional en alumnos de Primaria

Gestión de emociones

La psicóloga Marga Sardà, basándose en su trayectoria con instituciones educativas y núcleos familiares, ha desarrollado un plan diseñado para que los alumnos reconozcan sus sentimientos, entiendan de dónde provienen y los manejen con destreza.

Marga Sardà Frouchtman ha desarrollado el programa “7Steps: Emotional Intelligence for Life” para fomentar la inteligencia emocional en los niños

Marga Sardà Frouchtman ha concebido el programa “7Steps: Emotional Intelligence for Life” con el objetivo de fomentar la inteligencia emocional en los niños.

LVD

“Los adultos tendemos a decirles a los alumnos que algo está mal hecho e indicarles directamente qué han de hacer, sin dejar que desarrollen la capacidad de pensar sobre ello”, advierte Marga Sardà Frouchtman, psicóloga y catedrática en The British School of Barcelona (BSB). Basándose en su trayectoria en centros educativos y con núcleos familiares, ha diseñado el programa “7Steps: Emotional Intelligence for Life”, el cual instruye a los alumnos en el reconocimiento de sus sentimientos, la comprensión de sus causas y su manejo de forma positiva, promoviendo la independencia y la firmeza desde las primeras etapas. En conversación con Guyana Guardian, detalla cómo abordar estas competencias socioemocionales tanto en el ámbito escolar como en el hogar.

¿Qué entendemos por inteligencia emocional?

La inteligencia emocional se refiere a la habilidad de discernir, captar y manejar los sentimientos propios, así como de percibir y apoyar los sentimientos ajenos. Dicha noción abarca dos facetas: la intrapersonal, que trata sobre el conocimiento de lo que uno experimenta y cómo controlarlo, y la interpersonal, que concierne a la interpretación del estado emocional de otras personas y la respuesta adecuada, ya sea brindando apoyo a quien se encuentra afligido o concediendo privacidad a quien está molesto o absorto.

Los adultos frecuentemente expresamos frases como “no grites”, “no pegues” o “pide perdón”, sin embargo, no instruimos a los niños sobre cómo hallar comportamientos más adecuados.

Marga Sardà Frouchtman

Psicóloga y profesora

Las discusiones de los padres hacen sufrir a los hijos
Las discusiones de los padres hacen sufrir a los hijosbymuratdeniz

¿Por qué es tan importante, incluso a nivel académico y profesional?

Si no comprendemos nuestras emociones internas, nos resultará complicado concentrarnos en el mundo exterior. Cuando una preocupación, ya sea un desacuerdo, melancolía o una leve inquietud, nos afecta, esa sensación consume energía mental y obstaculiza nuestra capacidad para dirigir la atención hacia otras actividades. Adicionalmente, coexistimos con otras personas y mantenemos interacciones constantes con amistades, parientes, colegas o compañeros de trabajo. Para una convivencia armoniosa, es esencial el autorespeto y el respeto hacia los demás, y la asertividad juega un papel fundamental: implica escuchar y ser escuchado, manifestar nuestro estado actual y considerar el de los demás. Este tipo de interacción fomenta nuestro desarrollo, nuestras relaciones y nuestra vida en sociedad, ya que nadie subsiste de forma aislada ni labora en completa soledad, sin importar su ocupación. En la era actual, marcada por la inteligencia artificial, la habilidad para interactuar con otros adquiere una relevancia aún mayor. La inteligencia emocional no solo impacta nuestra salud y felicidad, sino también nuestro rendimiento educativo y profesional: la aptitud para colaborar en equipo, expresarse y manejar vínculos puede tanto facilitar como limitar el acceso a nuevas posibilidades.

Tradicionalmente, la inteligencia emocional ha ocupado un lugar secundario en las normativas educativas. ¿Persiste esta situación?

Por mucho tiempo se le dio poca importancia, pero esa situación ha variado recientemente. La legislación previa ya hacía referencia a las destrezas sociales y la inteligencia emocional, sin embargo, la ley LOMLOE (Real Decreto 157/2022) actual integra estos temas de forma oficial mediante una materia dedicada (Educación en valores cívicos y éticos). A pesar de ello, aún queda un largo trecho por avanzar.

¿Dónde estamos hoy? ¿Qué falta?

Se ha progresado en reconocer emociones a través de narrativas, filmes, materiales y actividades lúdicas, pero frecuentemente se omite la etapa subsiguiente: determinar cómo manejar los sentimientos. Los mayores tendemos a decir “no grites”, “no pegues” o “pide perdón”, sin embargo, no les instruimos sobre el motivo de sus reacciones ni sobre la adopción de comportamientos más adecuados. Identificar la emoción es únicamente el inicio. La clave reside en aprender a administrarla de manera saludable y decidida. Los infantes deben comprender que tienen permiso para experimentar emociones negativas, pero también que hay vías para dirigir ese desasosiego. A pesar de ello, el hecho de que actualmente se discuta abiertamente sobre inteligencia emocional y se instruya en el reconocimiento de sentimientos constituye ya un progreso. Tras tantos años de inacción, no podemos anticipar una transformación instantánea.

En lugar de imponer un castigo, resulta más provechoso negarle lo que solicita si lo ha expresado de forma incorrecta, incentivándolo a encontrar una expresión más adecuada para mejorar su comunicación.

Marga Sardà Frouchtman

Psicóloga y profesora

Los castigos desproporcionados o contradictorio no funcionans
Los castigos desproporcionados o contradictorio no funcionans

¿Cuáles son los grandes “no” que madres y padres deberían evitar en casa?

Diría que el primer “no” es dar por sentado lo que ocurrió sin preguntar. En lugar de decirles qué hacer, es mejor acompañarlos con preguntas: qué ha pasado antes, qué hizo cada uno, cómo se sintieron, qué opciones creen que tienen. Eso ayuda a que desarrollen pensamiento crítico. En mis formaciones, insisto mucho en cuatro pilares. El primero es aceptar que cualquier aprendizaje requiere tiempo, gestionar emociones es un proceso complejo. El segundo es la paciencia: no podemos esperar cambios inmediatos, sobre todo en los niños más pequeños. El tercero es la coherencia. Si queremos que nuestros hijos sean pacientes, debemos mostrarles paciencia. Si queremos que nos cuenten cosas, también nosotros debemos compartir. Modelar con el ejemplo es fundamental. No tiene sentido pedir que no griten y digan palabrotas si somos los primeros en hacerlo, o exigir que no usen el móvil mientras nosotros lo tenemos en la mano. Y el cuarto pilar es ofrecer un clima positivo y significativo: para poder encontrar soluciones óptimas hay que explicar el porqué de las cosas, aunque sin caer en la sobreprotección.

¿Qué sería un “clima significativo”?

Se trata de exponer los motivos de una determinación, regla o restricción sin avalar comportamientos perjudiciales. Cuando un niño se porta mal, es fundamental que comprenda que sus acciones acarrean repercusiones. No obstante, estas repercusiones deben ser cortas, lógicas y factibles. Los castigos excesivos o inconsistentes, como “como hoy te has portado mal en la cena no irás a la fiesta de la semana que viene”, resultan ineficaces, ya que no guardan conexión con el incidente y los progenitores difícilmente podrán aplicarlos después de tanto tiempo. Resulta más provechoso negarle aquello que solicita si lo ha pedido de forma inapropiada, animándole a encontrar una manera más adecuada de expresarse para mejorar su comunicación futura, o bien, que enmiende la situación de forma razonable y cortés. El objetivo es dotar de significado a las normas y ofrecer apoyo sin menoscabar su autonomía. Las consecuencias deben fomentar la reflexión, no ser meros actos de represalia. Y siempre deben comunicar un mensaje inequívoco: comprendo tu sentimiento, pero esta no es la manera de manejarlo; busquemos una alternativa conjunta.

En plataformas sociales, proliferan comentarios acerca de “crianza respetuosa” que podrían ser entendidos como “haz lo que quieras”

Hoy en día coexisten numerosas metodologías educativas, todas accesibles con un solo clic. Esto puede ser abrumador para padres y madres, ya que cada una presenta supuestas pruebas que la respaldan. Mi perspectiva, basada en años de experiencia trabajando con familias y centros educativos, es que cuando un niño o adolescente comete una falta con consecuencias, debe haber una repercusión lógica, similar a lo que les sucederá en la adultez si infringen las normas de tráfico, llegan tarde al trabajo o agreden a alguien. Del mismo modo, debemos reconocer y elogiar sus aciertos, incluso si no los logran al primer intento pero demuestran esfuerzo. Podemos mostrar consideración escuchando su perspectiva y validando sus sentimientos, pero esto no implica excusar un comportamiento perjudicial. Sentirse afligido o tenso no autoriza a ser descortés. Para mí, el aspecto fundamental es ser considerado con uno mismo y con los demás. Este balance constituye el fundamento de la asertividad. No vivimos de forma aislada y nuestras acciones afectan a quienes nos rodean. La crianza respetuosa, interpretada correctamente, debería enfocarse precisamente en eso, en un respeto mutuo.

La mayor parte de las disputas surgen de tres motivos: interpretaciones erróneas, problemas para asimilar una circunstancia y comportamientos irritantes que pueden agravarse.

Marga Sardà Frouchtman

Psicóloga y profesora

Numerosos progenitores perciben que provienen de un esquema de crianza rígido, del “esto se hace porque lo digo yo”, y temen replicarlo, pero tampoco anhelan educar a sus descendientes sin restricciones. ¿Existe la posibilidad de un punto medio?

Resulta desafiante, sobre todo porque cualquiera puede expresar su opinión en plataformas sociales y no siempre es evidente si esa persona posee conocimientos o trayectoria. Esto provoca considerable desconcierto. Mi recomendación sería considerar múltiples perspectivas. De manera similar a cómo en el programa de los siete pasos alentamos a los estudiantes a examinar diversas ópticas, los hogares también se beneficiarían al comparar criterios. Si únicamente atendemos a una única fuente, corremos el peligro de adoptar una visión sesgada. Por el contrario, al prestar atención a diferentes voces, podemos forjar nuestro propio juicio. Cuando un hogar me consulta sobre un asunto que escapa a mi área de pericia y requiere una remisión, siempre sugiero un par de especialistas, precisamente porque existen aspectos de estilo, empatía y metodología que son relevantes. Escuchar diversas alternativas facilita la toma de una determinación más fundamentada y sentirse más a gusto con el método de crianza. Posteriormente, lo fundamental es ser consistente al implementarlo.

¿Cómo surgió la metodología 7Steps?

El programa surgió al notar la abundancia de herramientas para reconocer emociones, pero la escasez de métodos para su manejo. Con base en esta carencia, desarrollé un enfoque sistemático y aplicable, fundamentado en siete interrogantes de razonamiento crítico. De estas preguntas se desprenden tácticas que facilitan la comprensión de los sucesos, la identificación de sentimientos, la evaluación de alternativas y la posible corrección de perjuicios. El propósito principal es cultivar la independencia emocional, evitando la dependencia constante del adulto para enfrentar los desafíos. Por ejemplo, la mayoría de las disputas se originan por tres motivos: interpretaciones erróneas, problemas para aceptar circunstancias y comportamientos irritantes que pueden agravarse. Al determinar la raíz del problema, los jóvenes pueden adoptar una perspectiva más adecuada y emplear maneras más saludables de lidiar con él, desde técnicas de autocontrol y regulación previas a la acción, hasta la consideración de otras salidas como el ingenio. La meta es que, gradualmente, puedan transitar estos pasos de forma independiente y aplicar los conocimientos adquiridos en contextos venideros.

El programa contempla el diseño de un espacio para que los niños se calmen y  busquen alternativas a los conflictos
El programa incluye la creación de un área destinada a que los menores se tranquilicen y exploren soluciones a los desacuerdos.

¿Cómo funciona en el colegio?

Puede aplicarse en diversas áreas. En el patio, los 7Steps se manifiestan como un lugar al que los estudiantes pueden dirigirse si tienen una inquietud o un desacuerdo. El BSB, al priorizar la inteligencia emocional tanto en el entorno académico como fuera de él, ha realzado considerablemente esta iniciativa, creando bajo el nombre de Rainbow Corner un espacio con recursos sencillos y asequibles. Este espacio incluye las siete preguntas destacadas y una canasta con métodos para tranquilizarse o encontrar otras vías. Adicionalmente, disponemos de docentes, supervisores y estudiantes de bachillerato capacitados en los 7Steps, quienes brindan apoyo cuando alguien requiere asistencia. Su rol es facilitar el diálogo sin dictar soluciones: escuchar todos los puntos de vista, determinar la causa del problema y dirigir hacia una respuesta más firme. El programa inicia en primaria, se consolida en secundaria mediante tutorías y ejercicios de firmeza y comprensión, y concluye con situaciones prácticas donde los alumnos evalúan distintas alternativas y las repercusiones para los demás y para sí mismos. No siempre se utilizan los siete pasos completos; en ocasiones, con menos es suficiente, dependiendo de la circunstancia. Lo esencial es que reconozcan sus emociones y sepan cómo abordar la situación de forma decidida.

¿Qué de esto podría trasladarse a casa?

El pensamiento crítico, comenzando por los mayores. Que los jóvenes observen cómo lidiamos con contratiempos sin actuar de forma impulsiva, que también tenemos dudas, pero que buscamos alternativas, por ejemplo. Y, con los jóvenes, aunque no siempre seguiremos los siete pasos, a veces bastará con preguntar: ‘¿Qué sucedió?’, ‘¿Cómo te sientes?’ Y ‘¿Qué podrías hacer?’. Lo esencial es infundir optimismo, proporcionar respuestas y recursos para la serenidad, ya que una misma circunstancia puede abordarse de diversas maneras y podemos guiarlos para que cada uno descubra su propio método.