La importancia de ser amable para gestionar el estrés: “Los actos de bondad liberan oxitocina”

La ‘ciencia’ de la amabilidad

El doctor en química orgánica David R. Hamilton trabajó durante años en el desarrollo de fármacos contra el cáncer; ahora divulga sobre la ciencia de la amabilidad y su impacto en la salud mental

David R. Hamilton ha publicado más de una decena de libros; el último, El placer de que todo te importe una mierda, llega este año a España

David R. Hamilton ha publicado más de una decena de libros; el último, El placer de que todo te importe una mierda, llega este año a España

Anna Belil / Diseño LVD

Ser amable sienta muy bien. Es bueno tanto para nuestro corazón como para nuestro sistema inmunitario. Psicológicamente, la amabilidad es algo muy saludable. Platón nos dice “sé amable, porque cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla.” Hay que ser amables con los demás y con uno mismo porque la amabilidad beneficia tanto a quien la da como a quien la recibe.

Hemos de recuperar las formas de amabilidad porque ya bastante tenemos con los problemas de nuestra cotidianidad. Mejor vivir en una sociedad amable que en una estresada y malhumorada. David R. Hamilton, en su libro El placer de que todo te importe una mierda (Urano, 2025) desarrolla conceptos como la amabilidad consciente, liderar desde la amabilidad o por qué ser amables con nosotros mismos. Doctor en química orgánica, Hamilton trabajó durante cuatro años en la industria farmacéutica, desarrollando fármacos para enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Dejó esa carrera para escribir libros sobre salud emocional.

Vivimos en una época en la que el narcisismo puede ser recompensado, especialmente en las redes sociales

David R. HamiltonDoctor en química orgánica y divulgador sobre salud mental

¿Qué es el kindfulness?

El kindfulness puede ser cualquier meditación basada en la atención plena donde al menos, parte de la atención se centra en pensar con compasión o amabilidad: también la práctica de ser amable conscientemente en la vida, es decir, ser amable a propósito.

¿Por qué es tan importante ser amable con uno mismo y con los demás?

A menudo, las personas olvidan ser amables consigo mismas. En parte, esto se debe a que nos sentimos culpables ante la sola idea. Especialmente porque la importancia de ser amables con los demás está arraigada y vinculada a nuestras religiones y culturas. La idea de ser una persona amable, incluso cuando no se logra serlo siempre, es venerada. Por eso, cuando pensamos en ser amables con nosotros mismos, nos sentimos egoístas.

Sin embargo, si no somos generosos con nosotros mismos, podemos sentirnos sobrecargados, cansados y, por lo tanto, incapaces de estar presentes en la vida de nuestros seres queridos de manera significativa. Por eso, es muy importante ser amable con uno mismo, no en vez de ser amable con los demás, sino además de ser amable con los demás. No se trata de una u otra opción. Ambas son importantes.

Lee también

¿Somos menos amables ahora? No, pero recibimos tantas noticias negativas que creemos que sí

Antonio Ortí
Horizontal

¿Estamos creando una sociedad egoísta mediante la atención plena, el estoicismo y el narcisismo dominante?

Depende de cómo las practiquemos. En esencia, la atención plena y el estoicismo no son egoístas en absoluto. La atención plena, por ejemplo, tiene profundas raíces en la compasión, hacia uno mismo y hacia los demás. El verdadero estoicismo se centra en la fuerza interior, la regulación emocional y en vivir con integridad y preocupación por el bien común.

Pero cuando estas ideas son adoptadas por una cultura hiperindividualista, pueden distorsionarse, convirtiéndose en herramientas de auto-optimización que ignoran nuestra interconexión. Y sí, vivimos en una época en la que el narcisismo puede ser recompensado, especialmente en las redes sociales. El enfoque en la marca personal y la autopromoción constante pueden desviar la atención de los demás. Pero la respuesta no es abandonar prácticas como la atención plena o el estoicismo; es reconectarlas con sus raíces éticas.

De hecho, esta es una de las razones por las que escribí este libro: para recordarnos que la amabilidad, la compasión y la conexión significativa no son solo detalles agradables. Son vitales para nuestra salud mental, nuestra biología y el mundo que queremos crear.

Háblanos de la relación entre la empatía y la amabilidad.

La empatía es el punto de partida de la amabilidad. La empatía se puede entender como “Siento contigo”. Significa: siento tu dolor, comparto tu dolor, estoy aquí contigo ahora. La empatía evoluciona naturalmente hacia la compasión, que se puede entender como “Siento por ti”. Significa: siento tu dolor, pero quiero que te liberes de él. Es un cambio sutil de sentir a “sentir, pero con la mente también comprometida con el deseo de ayudar”. La compasión, por su parte, evoluciona naturalmente hacia la amabilidad, donde actuamos según este deseo de que la persona se libere de su dolor, quizás a través de algo amable que decimos o hacemos.

Todos tenemos genes asociados con nuestra tendencia a ser amables, pero se vuelven menos activos cuando estamos sometidos a mucho estrés

David R. HamiltonDoctor en química orgánica y divulgador sobre salud mental

¿Es más fácil encontrar amabilidad en sociedades como las orientales, orientadas a la interdependencia?

Las culturas orientales, en particular aquellas influenciadas por el confucianismo, el budismo o los valores colectivistas, tienden a dar mayor importancia a la comunidad, los lazos familiares y el bienestar del grupo. Esta mentalidad “interdependiente” puede fomentar de forma natural comportamientos amables, ya que las personas suelen ser educadas para verse a sí mismas como parte de un tejido social más amplio. Pero la amabilidad no es exclusiva de ninguna cultura. Forma parte de nuestra biología humana compartida. Por ejemplo, todos producimos las mismas hormonas relacionadas con la amabilidad, como la oxitocina, cuando ayudamos a los demás, independientemente de nuestro origen cultural.

Dicho esto, en sociedades más individualistas, como muchas en Occidente, la amabilidad podría expresarse de forma diferente, quizás a través de la elección personal en lugar de la obligación social. Así pues, si bien las formas de amabilidad pueden variar, la capacidad de ser amable es universal. En cierto sentido, las sociedades individualistas tal vez deban trabajar más conscientemente para priorizar la conexión y la empatía, pero eso no significa que sean menos auténticas.

¿Tenemos genes para la amabilidad? Y si es así, ¿qué les sucede cuando dejamos de serlo?

Sí, tenemos genes asociados con nuestra tendencia a ser amables. Estos genes evolucionaron porque nuestros ancestros aprendieron que los comportamientos amables (apoyarse mútuamente, compartir, conectar, etc.) conllevaban mayor seguridad y prosperidad. Así, estos genes se integraron y se convirtieron en una parte esencial de nuestro genoma.

Cuando dejamos de ser amables, los genes siguen ahí. No podemos perderlos. Su actividad puede simplemente verse suprimida por otros comportamientos. Por ejemplo, cuando una persona está sometida a mucho estrés, los genes asociados con el estrés se vuelven más activos. En esos momentos, los genes asociados con la amabilidad pueden volverse menos activos. Siguen ahí, solo que menos activos. Sin embargo, cuando una persona elige conscientemente ser amable, los genes de la amabilidad son más activos y los genes asociados con el estrés lo son menos. 

Lee también

Los actos de bondad liberan oxitocina. ¿Qué es esta hormona?

Los actos de bondad, cuando crean un sentimiento de vínculo o conexión (como ocurre con la mayoría de los actos de bondad), liberan oxitocina. La oxitocina cumple muchas funciones: es una hormona reproductiva que ayuda a estimular el parto. También participa en el reflejo de la bajada de la leche, que favorece el flujo de la leche materna durante la lactancia. También se la conoce como la “droga del amor”, la “sustancia química del abrazo” o la “hormona del vínculo”, ya que se produce cuando conectamos a través del amor, los abrazos o cualquier forma de conexión sincera. Además, promueve la confianza. Y es una hormona “cardioprotectora”. Esto significa que ayuda a proteger el sistema cardiovascular. Una de las maneras en que lo hace es ayudando a reducir la presión arterial. Por eso, la bondad es buena para el corazón.

¿Ser amable nos hace parecer más jóvenes?

Realmente sí, a pesar de lo exagerado que pueda parecer. Fisiológicamente hablando, una experiencia de amabilidad es lo opuesto a una experiencia de estrés. Lo que quiero decir es que si examinamos los efectos fisiológicos del estrés, descubrimos que los efectos fisiológicos de las experiencias de amabilidad tienen el efecto contrario. Por ejemplo, el estrés aumenta la presión arterial, la amabilidad tiende a reducirla. El estrés suprime el sistema inmunitario, y las experiencias de amabilidad pueden fortalecerlo. Y hay mucho más.

El estrés acelera el envejecimiento de diversas maneras. La amabilidad, por otro lado, puede retrasarlo de diversas maneras. Una de estas maneras es que las “hormonas de la amabilidad” reducen los niveles de radicales libres en las células de la piel. Estas moléculas desempeñan un papel importante en el envejecimiento de la piel, además de causar daños en las arterias y las neuronas, lo que provoca pérdida de memoria relacionada con la edad e incluso demencia. Al reducir los niveles de radicales libres en las células cutáneas, las hormonas de la amabilidad ralentizan el envejecimiento cutáneo. Por lo tanto, dado que la amabilidad genera hormonas de la amabilidad, ésta realmente puede hacernos parecer más jóvenes, al igual que el estrés puede hacernos parecer mayores.

Tu amabilidad causa un asombroso efecto dominó: se extiende a 3 grados de separación, impactando a muchas más personas de las que imaginas

David R. HamiltonDoctor en química orgánica y divulgador sobre salud mental

¿Qué ganamos siendo amables?

Primero, quisiera señalar que nunca debemos buscar beneficios siendo amables. Debe ser genuino. Sin embargo, existen beneficios reales y significativos que ocurren de forma natural debido a la biología de la amabilidad.

Primero, mejora la salud mental: los estudios demuestran que la amabilidad aumenta la felicidad, facilita el estado de ánimo positivo e incluso protege contra la ansiedad y la depresión a largo plazo; también es bueno para el corazón, porque reduce la presión arterial; fortalece el sistema inmunitario, ayudándolo a funcionar de forma más óptima; retrasa el envejecimiento, como hemos dicho; apoya y estimula las relaciones: en el hogar, en el trabajo, en las escuelas, en los vecindarios y en las comunidades. Y además, causa un asombroso efecto dominó.

Las investigaciones demuestran que la amabilidad se extiende a lo que se conoce como “tres grados de separación”. Esto significa que cuando eres amable, la persona con la que eres amable probablemente será amable con otras personas (a veces con muchas otras personas) debido a cómo le hiciste sentir. Y esas otras personas están definidas como a ”1 grado de separación” de ti. Si tomas un promedio de 5 personas en cada etapa (es decir, cuando eres amable con alguien, probablemente esa persona será amable o más amable con 5 personas a lo largo del día, lo cual es un promedio razonable), entonces 125 personas recibirán amabilidad a 3 grados de separación de ti. Eso es 5 x 5 x 5 = 125.

¡Piénsalo! Dices o haces algo amable por una persona y luego sigues con el resto del día. Lo que no ves es lo que sucede después: tu amabilidad se extiende a 3 grados de separación, impactando a muchas más personas de las que imaginas. Eso sí, si una persona busca ganar algo siendo amable, probablemente no ganará nada. Yo lo llamo “el dilema de la naturaleza”. La razón es que la forma en que ganamos con la amabilidad es a través de la experiencia sentida de la amabilidad, que activa la biología de la amabilidad. Pero esa experiencia sentida solo puede ser el resultado de un acto genuino de amabilidad. Si no es genuino, no hay experiencia sentida y, por lo tanto, no hay beneficio biológico. Este efecto es inherente a la naturaleza.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...