En los últimos años, hablar de salud mental ha dejado de ser un tabú, ganando cada vez más visibilidad en distintos ámbitos de la sociedad. Tanto es así que, por cuarto año consecutivo, la ciudadanía española la considera el principal problema de salud del país (62%), superando incluso al cáncer (51%).
Con motivo del Día de la Salud Mental, que se reivindica mañana, Ipsos ha publicado su estudio anual realizado en 30 países, que analiza cómo la población percibe los principales problemas de salud y cómo responde el sistema sanitario ante ellos. España, junto a Suecia e Irlanda, son los tres países europeos donde la salud mental es una prioridad social indiscutible, pero al analizar los datos por género y edad se observan diferencias relevantes.
Una brecha generacional en torno a la salud mental
Aunque tanto hombres como mujeres comparten la salud mental como su principal preocupación, se observa como ellas expresan un mayor grado de inquietud por la salud mental (67%), el cáncer (56%) y el estrés (43%), mientras que los hombres destacan en mayor medida cuestiones como la obesidad (33%) y el tabaquismo (23%).
Al analizar los datos por edad, se aprecia una clara brecha generacional en torno a la salud mental. Los boomers son el único grupo que sigue mostrando mayor preocupación por el cáncer (63%) que por la salud mental (57%). En cambio, los millennials y los zetas consolidan la salud mental y el estrés entre sus principales inquietudes. Aunque la generación X da más importancia a la salud mental que al cáncer, la diferencia entre ambas es menor.
Paralelamente, el estudio ha ahondado en el impacto en su vida diaria que ha tenido el estrés y la depresión en el último año. Un 61% de las personas reconocen haberse sentido tan estresadas que su vida diaria se vio afectada de manera significativa una o varias veces en el último año y un 47% sintió que no podía hacer frente a las cosas.
No obstante, la presión emocional crece en las generaciones más jóvenes. Solo un 33% de los boomers admite dicha afirmación, frente al 72% de los millennials y el 70% de los zetas. Unos datos que demuestran como los problemas de salud mental afectan principalmente a las generaciones más jóvenes.
De hecho, la generación más joven es quien más se ha visto obligada a faltar al trabajo debido al estrés (17%) y también quien más ha considerado la autolesión o el suicidio (12%).
Más allá de los jóvenes, el estrés y la depresión también golpean con más fuerza a las mujeres. Un 67% de ellas asegura haber sentido estrés que ha afectado a su vida diaria, frente al 55% de los hombres. Además, ellas reportan más episodios de depresión y pensamientos autodestructivos.
Las mujeres y los jóvenes, los que más comparten su malestar
Ante esta realidad, un 43% de la ciudadanía admite no haber hecho nada para abordar su malestar, un dato mucho más elevado en los hombres (47%) y en la generación más mayor (70%), frente a un 27% de los zetas, que muestran mayor predisposición a pedir ayuda. No obstante, acudir a un profesional no siempre es la primera elección para muchas personas, teniendo en cuenta el difícil acceso a una atención pública a los trastornos de salud mental. En su lugar, la ciudadanía tiende a confiar en sus círculos más cercanos de confianza, como la familia y los amigos (33%) frente a un 17% que afirma que recurrió a la ayuda de un psicólogo o psiquiatra.
De hecho, el uso de medicamentos para tratar su malestar se sitúa por delante (18%) que los que acuden a un especialista. Tanto las mujeres como los jóvenes son quienes buscan más apoyo en los especialistas, así como también los que más declaran haber recurrido al uso de medicamentos.
Casi la mitad de la población cree que el sistema sanitario sigue priorizando la salud física sobre la mental
A pesar de que la salud mental se encuentra en el debate público, se percibe que para el sistema sanitario sigue siendo un “asunto periférico”. Ocho de cada diez personas en España valoran la salud física y la mental como igual de importantes para ellas, siete puntos más que el año anterior. No obstante, casi la mitad de la población (48%) piensa que el sistema sanitario sigue priorizando la salud física sobre la mental. No es de extrañar esta percepción, pues España solo cuenta con seis psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, una cifra que dista mucho de la media europea (18) o de países vecinos como Francia (15) o Alemania (41).


