Crear espacios de libertad, clave de las relaciones duraderas: “La pareja que dura es la que madura”
Relaciones
Dormir en habitaciones separadas, mantener las aficiones de cada uno y cultivar amistades propias no es alejarse, sino madurar: las parejas que perduran saben evolucionar sin perder la complicidad
Darse espacio y tiempo sin dejar de ser importantes el uno para el otro es fundamental para preservar las relaciones sanas de pareja
Convivir a lo largo del tiempo exige algo más que amor: implica aceptar que cada etapa trae nuevos retos y que el vínculo debe adaptarse. Convertirse en padres, encontrarse con el nido vacío o llegar a la jubilación ponen a prueba la relación. Mantener espacios propios y progresar de forma individual no debilita la relación; la hace más sólida y preparada para los cambios.
La ciencia confirma que la calidad del vínculo y la forma de cuidar la intimidad influyen de forma directa en la salud y en la satisfacción de la pareja. El estudio sobre relaciones de pareja y familia Relationship satisfaction and The Big Five (Bach et al., 2024), elaborado a partir de los datos del Panel Analysis of Intimate Relationships and Family Dynamics, concluye que la personalidad de cada miembro pesa más en la satisfacción a largo plazo que la de su compañero o compañera.
Las buenas relaciones con amigos y conocidos, claves para la felicidad
El neuroticismo (tendencia a experimentar ansiedad, irritabilidad y cambios de ánimo) se asocia de forma constante a una menor satisfacción, mientras que la responsabilidad (el rasgo de personalidad conocido como ‘conscientiousness’) favorece alianzas más estables y gratificantes.
Por su parte, desde la Harvard Study of Adult Development, un estudio longitudinal que ha seguido a varias generaciones ha mostrado que la calidad de los lazos afectivos predice salud y bienestar en la vejez. Como resume su director y psiquiatra Robert Waldinger: “good relationships keep us happier and healthier”. En otras palabras, las buenas relaciones son las que de verdad nos mantienen felices y con mejor salud.
El plan, iniciado en la década de 1930 y aun en marcha, confirma que la fortaleza de los vínculos cercanos actúa como un potente factor de protección, tan importante para la salud y la longevidad como cuidar la alimentación o realizar actividad física. Cuidar esas relaciones de calidad contribuye no solo a vivir más, sino también con mayor bienestar.
Aprender a convivir y avanzar en paralelo
El simbolismo del vínculo indisoluble de una pareja mayor, en la playa de Castelldefels.
Esa combinación de evidencia científica resuena en compañeros de vida que han sabido construir juntos durante décadas. Amparo, de 70 años y Manuel, de 73 años, con más de 45 años de vida en común, nos lo explican: “Nuestra clave ha sido darnos espacio y tiempo sin dejar de ser importantes el uno para el otro”. Para ellos, respetar los espacios propios (ella, apasionada de la lectura y los viajes culturales; él, de la pesca y el golf) ha sido la mejor forma de mantener la complicidad sin perder la identidad.
Con el paso de los años, comentan que esa fórmula les ha permitido superar etapas muy distintas: desde la crianza de sus dos hijos hasta que se marcharon de casa; y poco después, la jubilación de ambos. Reconocen que no todo ha sido sencillo, pero que las diferencias nunca se vivieron como amenaza, sino como aprendizaje mutuo. “Hemos entendido que querernos no significa hacerlo todo juntos, sino seguir eligiéndonos”, afirma la mujer. Y añade que, en la actualidad, esa forma de hacer les da más calma y alegría que cualquier plan compartido.
Para Antoni Bolinches, psicólogo especializado en conflictos de pareja y terapias de crecimiento personal, creador de la Terapia Vital y pionero de la psicología humanista en España, la relación de pareja es la más compleja de todas. Autor, entre otras obras de referencia, de Psicoterapia para el mal de amores (Urano 2024), sostiene: “Para que tenga éxito, sus componentes deben aprender a convivir sin dejar de ser ellos mismos; lo cual implica negociar, aportar, conceder y comprender”.
Sobre mantener la “chispa erótica”, lo aborda en su libro Sexo Sabio (DeBolsillo, 2010) y lo sintetiza en aceptar que la “chispa erótica” termina por transformarse en la “chispa del amor”, con un sexo menos pasional, pero afianzado por el sentimiento amoroso.
Según Bolinches, la principal diferencia entre las relaciones consolidadas que consiguen resolver sus conflictos y aquellas a quienes se les “hace bola”, reside en el grado de madurez. Apunta que el secreto del amor romántico tiene que ver con encontrar un buen acoplamiento: “Quien aprende de lo que vive en la convivencia, aprende a vivir mejor”.
Claves para cuidar una relación a largo plazoAntoni Bolinches
1No dejes de ser tú para estar con el otro
2Ten presente que convivir implica conceder
3Si quieres mejorar la relación de pareja, empieza por ti
4Recuerda que la pareja que dura es la que madura
Cómo afrontar la crisis de cada etapa
En su experiencia en terapia de pareja, Rosa Malospelos, psicóloga experta en relaciones y autoestima, subraya que las crisis más fuertes aparecen en momentos de cambio profundo, momentos en los que los miembros de la pareja pueden cuestionarse qué les mantiene unidos: la llegada del primer hijo (momento en que pierden el modo de reconocerse como pareja); la adolescencia o cuando estos se van de casa (el “nido vacío”); la jubilación; o las crisis personales y existenciales, como las de los 40 o 50, las enfermedades...
“En definitiva, lo que más descoloca a las parejas largas es tener que redefinir quiénes son como equipo cuando la vida les cambia el tablero”, argumenta. Uno de los grandes retos con el paso de los años es la comunicación y cómo no perder la conexión emocional. Malospelos propone varias estrategias para mantenerla viva. Por ejemplo, lo que define como un “chequeo emocional periódico, a poder ser semanal; preguntarse “¿Cómo estás tú conmigo últimamente?” o “¿Qué necesitas más (o menos) de mí esta semana?”
Aconseja practicar la ‘traducción simultánea’: convertir reproches en necesidades reales mediante una comunicación no violenta. Y por supuesto, un espacio exclusivo para el “nosotros”: una cita, una escapada o una charla sin móviles. También es clave el desarrollo personal de cada miembro para la calidad de una relación duradera. “Si tú no creces, tu relación tampoco. Una relación es una base segura desde la que impulsarte. Por eso insisto en tener espacios propios, aficiones, amigas, proyectos”, destaca la experta.
La psicóloga añade pautas para que la rutina no mate la intimidad sexual en los vínculos de larga duración. “El problema es vivir con el piloto automático. Abrazarse, acariciarse sin expectativas, dormir sin pantallas; reírse juntos es un gran afrodisíaco; el juego no es solo del principio: una nota, un mensaje picarón, un pequeño secreto; no hace falta un gran viaje, basta con cambiar de entorno juntos”, apunta.
Cuando una relación de bastante tiempo acude a terapia, surge la duda de si está en condiciones de reinventarse o si lo más sano es separarse. Para Malospelos, “una pareja puede reinventarse si ambos quieren hacer cambios reales”. “Si existe afecto, respeto... pero se han perdido en la rutina, la terapia puede ser un mapa para reencontrarse”, aclara. Añade que cuando no hay ganas, escucha ni compromiso emocional, conviene plantearse si es hora duna separación.