Pan, cereales, yogures, quesitos destinados al público infantil y hasta agua. Los productos con la etiqueta high protein o con extra de proteína han pasado de ofrecerse al segmento de culturistas a ser un reclamo para el público en general. Y están cada vez más presentes en todo tipo de supermercados. Pero los expertos advierten que son más caros y que el organismo, salvo en casos particulares, no los necesita porque la población no tiene de manera general deficiencia de proteína. Actualmente, además, hay debate científico sobre si consumir un exceso de este macronutriente puede llegar a ser perjudicial para la salud. Los nutricionistas avisan que estos productos pueden ser la puerta por la que se cuelan los ultraprocesados y recomiendan mirar las etiquetas para corroborar los ingredientes.

Las neveras de la mayoría de establecimientos cuentan con cartel específico para productos protéicos
Las proteínas son de vital importancia para nuestro día a día. Junto con las grasas y los hidratos de carbono, son uno de los tres macronutrientes fundamentales para los humanos, destacan los nutricionistas. Haciendo un símil automovilístico, son como la gasolina o las ruedas de un coche, resume el dietista-nutricionista Juan Revenga: “Se necesita la que se necesita, pero dar de más no tiene ninguna utilidad. Por eso es necesario un aporte dietético constante. “Somos proteína. Y es importante tener un consumo adecuado de ella porque es esencial para que el cuerpo funcione bien”, apunta Elena Roura, directora científica de la Fundació Alicia. Pero necesitamos una proporción “concreta” que en una dieta estándar se consigue de sobras con la alimentación y sin necesidad de suplementación, aseguran los expertos. Y tomar de más sirve de poco, advierte Revenga. En el caso de adultos, lo que dicen las guías es que una persona necesita 0,8/1 gramos de proteína por kilogramo de peso y por día, detalla Roura.
Un sector al alza
Yogures, panes, chorizo y hasta agua protéica
A pesar de lo que dicen los expertos, solo hace falta dar una vuelta por cualquier supermercado para constatar que los productos enriquecidos con proteína cada vez van ganando más protagonismo en las estanterías. Los yogures son los que tienen más presencia -lácteos y barritas son los líderes, según la revista Alimarket, que apunta que los yogures y postres lácteos ya representan alrededor del 60 % de las ventas de alimentos proteicos. Pero también se pueden encontrar con asiduidad, cereales, pan proteico y hasta un tipo de miniquesito destinado tradicionalmente al público infantil. “Se comercializa hasta agua proteica”, apunta Revenga. Justamente este producto aparece en el recuento de nuevas incorporaciones con extra de proteína en los lineales de supermercados, según Alimarket. En la lista de los lanzamientos en los últimos meses también hay chorizo, Frankfurt, carne picada, pavo, huevos o barritas para perros enriquecidas con proteína. También bases para confeccionar pizza o café.
Contrariamente, todas las encuestas dietéticas realizadas en España apuntan que la población del primer mundo no tiene ninguna deficiencia de proteínas, avisa Juan Revenga. “Tomar de más no va a suponer ningún beneficio”, afirma.
“Los yogures proteicos están ganando protagonismo, ya que los consumidores buscan opciones que refuercen la salud y que contribuyen a la salud muscular y ayudan a la recuperación post entreno físico”, señala Antoni Bandrés, presidente de la Asociación de Fabricantes de Yogur y Postres Lácteos Frescos (AEFY). Bandrés, precisa que “el sector ha sabido evolucionar para ofrecer propuestas que se ajusten a lo que pide en consumidor”. En este sentido, las empresas han hecho una inversión tecnológica grande para dar respuesta a esta demanda.
0,8/1 gramos por kilo y día
Los expertos reconocen que es necesaria una porción “concreta” de proteína, pero que consigue de sobras con la alimentación
La comercialización y venta de estos productos ha ido creciendo en los últimos años por la asociación de salud y belleza que se hace de ellas, considera el nutricionista. La perspectiva comercial, que ha visto un “filón” en las proteínas, que hasta hace 10 años estaba asociado casi exclusivamente al culturismo, lo ha enfocado mucho a la formación de músculo y crecimiento, aunque su función van más allá porque en el sistema inmunitario, por ejemplo, desempeñan un papel “crucial”, aclara Revenga. Denuncia que desde la perspectiva comercial se haga la simplificación “absurda” de que por consumir proteína se tendrá más músculo, algo que, además, asegura que no es tan “directo” como se cree. “Se ha popularizado la moda de la que la proteína te hará envejecer mejor”, lamenta Roura.

Además de yogures, hay panes, cereales y hasta agua con extra de proteína
¿Qué ocurre si superamos la recomendación?
Si con una dieta variada y equilibrada la cantidad de proteína que necesita el organismo queda cubierta y, además, las encuestas dietéticas apuntan que no existe déficit de este macronutriente ¿Qué ocurre si superamos la recomendación de los aproximadamente 0,80 gramos de proteína por kilo y día teniendo en cuenta que por ejemplo un yogur proteico ya puede contener unos 15 gramos? Los expertos aseguran que a priori superar lo recomendado no tiene consecuencias a corto ni tampoco a medio plazo a no ser que se hagan “burradas como pasarte de 2 gramos por kilo de peso corporal”, apunta Revenga. “El elemento que más facilita que acumulemos proteína es el ejercicio físico pero, se haga ejercicio o no, toda la proteína de mas que se tome se irá por el retrete”, señala. Pero en la actualidad existe debate científico sobre las consecuencias a largo término, asegura el nutricionista.
A largo plazo tomar proteína en exceso “puede producir un deterioro de la función renal”
Con un aumento de diabetes y obesidad en el mundo (ya hay más niños obesos que con bajo peso), la insuficiencia renal es una patología de la que preocupa su aumento y no se sabe si a través de la ingesta de proteína en cantidades “superlativas” durante años se fuerzan los riñones, destaca Revenga. También la médico especialista en Endocrinología y Nutrición y vocal del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Carmen Aragón, avisa que a largo plazo tomar proteína en exceso “puede producir un deterioro de la función renal”. Además, también asegura que en personas con enfermedades hepáticas “puede desencadenar en encefalopatía hepática”, una alteración neurológica. Por eso, Aragón insiste en que una dieta equilibrada y variada “no precisa” alimentos enriquecidos con proteínas.
“Triunfan por la lucha desesperada por tener un cuerpo ideal”
La ingesta de este tipo de productos también repercute en la salud desde otro punto de vista: puede ser la puerta por la que se cuelen los ultraprocesados. El 95 % de los productos que se comercializan suelen acompañarse de cierta cantidad de azúcares, grasas (no otras grasas), y sal, afirma Revenga. Así, tienen carga de proteínas, pero también de azúcares añadidos y otras grasas. Revenga lamenta que desde hace décadas ha habido una demonización de determinados nutrientes: las grasas, los azúcares y, por extensión, los hidratos de carbono. Y como se ha demonizado las grasas y los hidratos, las proteínas se han alzado a un “altar, que hemos creado y construido”.
“A la microbiota intestinal le gusta la variedad y si todo lo solucionas con dos yogures con proteínas estás empobreciendo tu dieta”.
La directora científica de la Fundació Alicia considera que, más allá de deportistas, pueden ser un recurso de un día puntual, pero avisa que es mejor tomar un plato de garbanzos o pescado para conseguir el aporte proteico. Porque advierte que a veces existe la falsa creencia de que porque está enriquecido con proteína ya es saludable. Por eso considera crucial mirar las etiquetas y la formulación, ya que no todos los productos son iguales. Y recuerda que “a la microbiota intestinal le gusta la variedad y si todo lo solucionas con dos yogures con proteínas estás empobreciendo tu dieta”. En esta misma línea, el nutricionista Juan Revenga advierte que abusando de estos productos puede aparecer el estreñimiento porque consumes proteína pero no fibra.
Y además de en la salud, el consumo de estos productos repercute en el bolsillo, avisan los expertos. En algunos casos, señala Revenga, el precio de un yogur puede doblarse o triplicarse.

Las barritas es otro de los productos con extra proteína que más se comercializan
El sector comercial ha visto el impacto para la salud y la estética con la que se asocian las proteínas y “decidieron proponerlo al consumidor general”, explica Revenga, que considera que estos productos “triunfan por la lucha desesperada por tener un cuerpo ideal”. También se comercializan productos para niños y aquí, el experto advierte que las familias los pueden comprar creyendo que su hijo “crecerá más o será más alto y sano”. Desde el SEEN recuerdan que “un niño sano con alimentación saludable” no debería recibir este tipo de alimentos en su dieta habitual. Los nutricionistas consultados secundan esta petición y como mucho no deben pasar de un consumo ocasional. Aragón sí que reconoce que determinados productos proteicos pueden ser “beneficiosos” en caso de enfermedad pero con supervisión médica. La directora científica de la Fundació Alicia considera que pueden ser un recurso para personas que han perdido el apetito, como pueden ser las personas mayores o que están pasando por una patología aguda pero insiste en mirar la etiqueta para comprobar si la lista de ingredientes es muy larga y se contiene azúcares u otros añadidos no recomendados. Y también señala que debe ser un producto “bien usado y prescrito” por un médico.
¿Dónde encontramos estas proteínas vitales para nuestro día a día? “Siendo rigurosos en absolutamente todo tipo de alimentos en mayor o menor cantidad”, explica el nutricionista Juan Revenga: desde el arroz a la pasta. Son los alimentos de origen animal los eminentemente proteicos como la carne, pescado, los huevos o la leche. Pero también de origen vegetal y en este apartado “las legumbres son el rey”. En las leguminosas, por ejemplo, se encuentra en cantidades muy elevadas, apuntan desde la Fundació Alicia. “Hay legumbres que en crudo aportan entre 10 y 35 gramos de proteína por 100 gramos de producto en crudo, que es bastante más que un solomillo de carne, que tiene entorno a 0/22 gramos de proteína por 100 gramos de producto”. También son una buena opción los frutos secos.
Propuesta de Elena Roura
Una dieta con proteica para una persona de 60 kilos (48 a 53 gramos de proteína al día)
- Desayuno: Tostada de pan con queso fresco
- Comida: Ensalada variada con 50 gramos de legumbres, una lata atún o sardinas a la plancha de segundo o 4 sardinas en lata en la ensalada
- Merienda: Yogur natural con puñado de frutos secos
- Cena: Revuelto de dos huevos con setas.