Zohran Mamdani ha convertido la ciudad más admirada en un faro para la izquierda mundial

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Zohran Mamdani, centro, con Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, el pasado domingo en Nueva York . (AP Photo/Heather Khalifa)

Heather Khalifa / Ap-LaPresse

Unos meses después de la victoria el candidato de la izquierda demócrata Bill de Blasio en las elecciones a la alcaldía de Nueva York, en septiembre de 2013, yo escribí lo siguiente para un libro sobre Estados Unidos en los albores del trumpismo, titulado Off the Road.

 “Va a ser una oportunidad de oro para anunciar a España, a Europa (...) al planeta entero, que Nueva York, la ciudad más estudiada, admirada y copiada del mundo, será a partir de este momento la urbe que marcará, también, la nueva tendencia política. Ya no solo importaremos productos neoyorquinos como Jay Z, Jim Jarmusch, la serie Girls, David Byrne, Jeff Koons y los cupcakes, sino también la lucha por un salario digno.”

Fue tal vez una exageración, porque De Blasio rápidamente perdió popularidad y no logró ofrecer una alternativa atractiva al clintonismo neoliberal/neoconservador en el partido demócrata aunque sí  cumplió con sus promesas en áreas de educación preescolar. Pero aún vale la reflexión de que si la izquierda gana en la ciudad más réquetecool de todas, donde vale aquello de  Sinatra -if you can make it there you can make it anywhere- es una oportunidad de oro en el resto del mundo y sobre todo Europa. 

 De ahi la importancia de  la holgada victoria del candidato autocalificado  socialista democrático, Zohran Mamdani,  en las elecciones a la alcaldía neoyorquina. The bright lights will inspire you cantaron Alicia Keys y Jay-Z , en su elogio a la Gran Manzana. Y  la campaña de Mamdani,  de solo 34 años, , apenas conocido hasta hace un par de años, es, en efecto, un faro en la oscuridad para la izquierda  mundial.

Debería ser  un regalo para la izquierda en las elecciones próximas en las ciudades españolas, por ejemplo,  tener como alcalde de la ciudad más admirada del planeta  a Mamadani, nacido en Uganda,  procedente de una  familia musulmana  del sureste asiático, que -pese a todo lo que los medios quieren que  pensemos-  considera prioritarias las cuestiones sociales y salariales frente a las de identidad. 

A fin de cuentas, el alcalde electo ha basado su campaña en reivindicaciones de clase que movilizarían a mucha gente en ciudades como Londres o Madrid: el papel de especuladores globales en los precios disparados de la vivienda, la inflación de bienes esenciales como los alimentos, la necesidad de una red universal de guarderías públicas, apoyos sociales y psicológicos -y no solo agresión policial- para gente con adicciones o  que vive en la calle; impuestos sobre los más ricos y empresas lucrativas para financiar programas sociales. 

Mamdani se comprometió a congelar el alquiler de casi un millón de apartamentos con alquiler estabilizado de la ciudad y se ha comprometido a construir 20.000 viviendas públicas. Asimismo, pretende implementar un sistema de cuidado infantil universal y gratuito que abarcaría a todos los niños de entre seis semanas y cinco años y podría costar 6.000 millones de dólares al año. Esto es lo que quiere el electorado en cientos de ciudades arrasadas por los fondos inmobiliarios y los inversores-especuladores

Pese al intento de tacharlo del  candidato del wokismo ya  desacreditado, el grueso de la campaña y el manifiesto de  Mamdani va de cuestiones que se suelen calificar en inglés como de bread and butter —de pan y mantequilla—, es decir, las mil injusticias que la gran mayoría de los ciudadanos se ven forzados a tragarse cada día. 

Los intentos del lobby israeli -ya menos eficaz en Nueva York que en ciudades europeas- de lanzar las ya habituales acusaciones de anti semita contra Mamdani solo porque condena el genocidio en Gaza, tampoco han mermado el apoyo  a Mamdani, pese al papel de  diarios como el New York Times. Mamdani obtuvo más de un millón de los votos, el 50% del electorado frente al 41% de su rival del establishment demócrata Mario Cuomo

En su discurso de victoria el martes, Mamdani insistió en que su gran empeño ya de alcalde será luchar contra la crisis del coste de la vida. Gracias a dar prioridad a  estas cuestiones centradas en reivindicaciones de clase —sin, por supuesto, rehuir otros asuntos como el racismo, el sexismo, la homofobia y la islamofobia—,  Mamdani logró construir una amplia coalición desde comunidades de migrantes hasta jóvenes blancos. Centró su manifiesto en cuestiones que unifican a los votantes de bajos ingresos y no los que los dividen.  El mitín, en el que compareció con Bernie Sanders - otro socialista que por poco se hizo con la candidatura  presidencial demócrata en 2016- y Alexandria Ocasio-Cortez el fin de semana pasado,  comprobó las posibilidades  de la izquierda socialista y las reivindicaciones de clase en EE.UU.  frente a  la decadencia de los demócratas del establishment.

Mamdani ha confirmado  lo que ya quedó claro en países como Brasil (Lula), México  (Claudia Sheinbaum) o Canadá  (Mark Carney): ser blanco de la ira de Donald Trump puede ser una bendición. Cuando Trump pidió el voto a  Cuomo hace unos días, la victoria de Mamdani fue asegurada. Entrevistado en Fox News tras su victoria, Mamdani supo rentabilizar la oportunidad de hablar en el canal predilecto de Trump. Se dirigió a la cámara y habló directamente al presidente: “Estoy dispuesto a colaborar en todo lo que sea útil para la lucha por resolver la crisis del coste de la vida”. 

Otra cosa que habría que aprender de la campaña de Mamdani: los méritos de  una campaña repleta de sentido del humor, en muchas ocasiones dirigida contra el propio candidato. Mamdani choca frontalmente con tendencias en la izquierda en estos momentos de  mostrar una  rabia e indignación ante todo sin permitirse e lujo jamás de sonreir. El candidato ganador  ha llenado las redes de videos de sí mismo recorriendo Nueva York con un enorme micrófono, más al estilo del joven Gran Wyoming de Caiga quien caiga que de la izquierda actual. Un candidato que sale a la calle para entrevistar a los votantes delante de la cámara como un periodista guerrilla es un buen modelo a seguir.

Está por ver si la izquierda en Europa sabrá aprovechar la oportunidad. Pero Zohran nos lo ha entregado en una bandeja de plata. Cada vez que vemos a un joven madrileño con una gorra de los New York Yankees, que decide comer unos eggs benedict para su brunch en el bakery, inspirado  en Sexo en Nueva York, mientras escucha en el hilo de música  aquello  de Keys y Jay-Z  el  ubicuo  Empire  state of mind, podemos proponerle  elevar aún más su cool neoyorquino votando  al candidato anticapitalista en su respectiva ciudad. Porque así es el estado de la mente neoyorquino tras la victoria histórica de Zohgran Mamdani.

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