Suiza exige que las etiquetas de alimentos aclaren si hubo “dolor o crueldad animal”

Leyes pioneras

La carne, la leche y los huevos deberán especificar si proceden de ejemplares mutilados sin anestesia

02 - 02 - 2011 / Barcelona - Zona Franca - Mercabarna / Sala de matadero y despiece en Mercabarna donde las piezas Halal, para el consumo musulman, vienen marcadas en la etiqueta y con un sello en la piel. Piezas pequenas cordero, y grandes ternera. Foto: Llibert Teixido

La sala de despiece de un matadero de Catalunya 

Llibert Teixidó

Y todo sin anestesia. Ganado ovino o bovino castrado. Cerdos también emasculados para que engorden más fácilmente o a los que se les corta el rabo y se les extraen los colmillos. Vacas a las que les sierran los cuernos en teoría para que no se hieran unas a otras (pero, sobre todo, para que accedan más fácilmente a los comederos). Suiza, punta de lanza del bienestar animal en todo el mundo, ha declarado la guerra a estas prácticas.

Así lo ha decidido el Consejo Federal del país, un órgano ejecutivo integrado por siete representantes estatales, elegidos por el Parlamento y con potestades gubernativas. A partir del 1 de julio, los productos de origen animal deberán especificar en sus etiquetas si se han obtenido con “prácticas dolorosas” o “crueldad innecesaria”. La obligatoriedad no solo afectará a los productos nacionales, sino también a los importados.

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Gallinas hacinadas en jaulas 

LV

La norma, que tendrá una moratoria de dos años, deberá ser aplicada por el sector agroalimentario, incluidos restaurantes, supermercados y pequeños comercios, entre otros. El gobierno suizo ya fue pionero el 1 de enero del 2020, cuando prohibió el triturado de pollos vivos, un hábito muy frecuente en el sector, que sacrifica a millones de machos anualmente, por ejemplo, en las granjas aviares de producción de huevos.

Los ejemplares no acaban ya en máquinas parecidas a las desbrozadoras de madera, y se ha optado por métodos más éticos, como la asfixia por dióxido de carbono. El Consejo Federal ha dado otro paso adelante y en una nota (que se puede leer íntegramente en francés aquí) exige que hasta  las ancas de rana (muy populares entre los helvéticos) especifiquen si se obtuvieron “con mutilaciones sin anestesia o aturdimiento”.

El sector de la carne, la leche y los huevos se verá especialmente afectado, aunque no será el único. Además de indicar si los huevos proceden de gallinas criadas en libertad, en semilibertad o por el contrario enjauladas en batería, las etiquetas tendrán que precisar si la carne de estas y otras especies son de aves estresadas a las que se les ha amputado el pico a las bravas para impedir, entre otras cosas, el canibalismo.

Las gallinas enjauladas no pueden desarrollar la conducta inscrita en su ADN, como caminar, estirar las alas, inspeccionar el entorno o picotear en el suelo. El hacinamiento en espacios tan reducidos lleva a que muchos ejemplares estresados se lesionen o ataquen a sus congéneres, cuyos restos pueden llegar a comerse, circunstancias que nunca se producirían en un entorno adecuado y respetuoso con los animales.

Otra importante novedad que entrará en vigor a partir del 1 de julio en Suiza afectará a la industria peletera, que también estará obligada a demostrar que cumple los criterios básicos de bienestar animal. Aunque la mayoría de pieles proceden de granjas, el Consejo Federal prohibirá que se importen las obtenidas con métodos especialmente crueles, como cepos, lazos o trampas que condenan al animal a una lenta agonía.

La decisión federal es la consecuencia lógica de la tramitación de la moción parlamentaria 20.4.267 (Declaración de métodos de producción prohibidos en Suiza), que se empezó a tramitar por la Comisión de ciencias, educación y cultura en junio del 2021. Muchas prácticas ahora señaladas ya estaban prohibidas en el país; en algunos casos, como la alimentación forzosa de patos y ocas, desde hace más de 40 años…

La organización pide que se ponga fin a la matanza de caballos en España, con un cambio legislativo análogo al de Grecia.

Un caballo, camino de un matadero en Asturias 

Aitor Garmendia

La novedad es que las etiquetas se impondrán también a los alimentos importados, con independencia de su origen. Han aplaudido la medida entidades animalistas españolas, como la plataforma INTERcids, que aúna a un centenar de profesionales de la seguridad y las leyes (abogados, fiscales, jueces...) preocupados por el bienestar animal. Para estos expertos, Suiza indica el camino que hay que seguir.

En España se sacrifican cada año unos 650.000 patos y ocas para producir paté y foie gras (fuagrás, según la RAE), literalmente hígado graso o hipertrofiado. El nuestro es uno de los cinco únicos países europeos que todavía permiten la polémica técnica de cebado o engorde forzado. Los otros cuatro son Bélgica, Bulgaria y Hungría, además de Francia, primer productor y exportador mundial de este alimento.

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“Con la nueva legislación –afirma INTERcids-, el gobierno suizo no solo eleva el nivel de concienciación sobre el bienestar animal, sino que pone el listón muy alto en la transparencia del comercio animal de alimentos. En estos momentos en que la Unión Europea está estableciendo sus prioridades para el sector agroalimentario, la ley suiza podría servir como referencia y guía para otros países”.

Pueden pasar décadas hasta que España se ponga a la altura de Suiza en esta materia, según las opiniones más pesimistas. En Suiza no se entendería una ley de bienestar animal como la española, que garantiza la seguridad de los perros, pero no de todos los perros, excluyendo a los de los cazadores. En Suiza están prohibidos incluso los dispositivos caninos de castigo que utilizan ciertos adiestradores poco escrupulosos.

Todos los comercios del sector deberán  utilizar las nuevas etiquetas”

Consejo FederalDeclaración de métodos de producción prohibidos en Suiza

Los suizos tampoco toleran que restaurantes y locales públicos hiervan langostas y cangrejos vivos, algo que suscita poca discusión en otros países, lo que revela la importancia de las entidades animalistas locales… O la información que exigen los consumidores y el rigor de los controles alimentarios. Las autoridades se muestran especialmente vigilantes ante los OMG u organismos modificados genéticamente.

Los ganaderos suizos no podían ni promocionar sus productos cárnicos como libres de OMG, aunque vetaran el forraje modificado. La razón eran aditivos esenciales para el ganado, como la vitamina B12. Una enmienda liberalizará esta normativa para que, como sus colegas alemanes o austríacos, los suizos que solo usen estas sustancias no se vean afectados por las restricciones contra la ingeniería genética agroalimentaria.

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