En la Ribera del Duero soriana se ha creado un arca de Noé vitícola sin igual. Es espectacular. En ella Dominio de Echauz (Vitis Navarra) custodia la mayor colección de biotipos de vid del mundo (más de 16.000), en un compromiso claro por desarrollar una viticultura de preservación de la diversidad genética, tanto de las variedades españolas como de sus diversos biotipos.
Cuentan con un catálogo con decenas de colecciones que sigue en aumento, llegando a los 20.000 en el corto plazo. Dominio de Echauz es una inmensa finca de 787 hectáreas, de las cuales 130 están plantadas de viñedos. Está situada en Zayas de Báscones, en el municipio de Alcubilla de Avellaneda (Soria).
El origen del que califican como “museo al aire libre de biotipos” es el proyecto de recuperación Basajaun (que significa el señor del bosque en euskera). Han recuperado diversidad de clones, selecciones masales y variedades casi perdidas, en zonas vitivinícolas de toda España, desde Rioja, Ribera del Duero, Priorat o Penedès a Navarra, Cariñena, Monterrei, Marco de Jerez o Sierra de Gredos.
Dominio de Echauz suma 787 hectáreas, de las cuales 130 están plantadas de viñedos
No tienen dudas de que uno de los grandes retos a los que se enfrenta el sector vitivinícola en su futuro inmediato es el de preservar la diversidad local, para poder expresar la tipicidad de cada zona y evitar la erosión de material genético y para hacer frente, también, a nuevas enfermedades en los viñedos y a los efectos del cambio climático.
Vitis Navarra, el gran vivero que atesoran los García-Baigorri con sede en Larraga y fundado en 1906, vende en torno a los cinco millones de vides al año. Desde hace más de 25 años la empresa que lidera Rafa García, la cuarta generación familiar, se ha lanzado a la aventura de elaborar y comercializar sus propios vinos bajo la marca Dominio D’Echauz. En ellos pretenden condensar lo aprendido. Han sido más de dos décadas de labor de recopilación, investigación, selección y recuperación de biotipos de variedades de vid.
Nuevas plantaciones en esta gran finca soriana
Rafa García, que es agrónomo y enólogo, afirma que estos nuevos vinos (un blanco con tres meses de lías, un clarete y un tinto para estrenar el proyecto) quieren ser “un escaparate para lanzarnos al mundo”. Añaden que “nuestros vinos son una herramienta de conocimiento, que se sienten en la viña y nacen con la esencia de una biodiversidad milenaria”. Echauz es el apellido vasco-navarro de la familia materna de Rafa García.
Dominio de Echauz, como consecuencia de su actividad de preservación, elabora vinos “para que los consumidores puedan apreciar la diversidad del material vegetal español recuperado”. Pero también trabajan con pequeñas vinificaciones, dentro de la gama ‘Colección Basajaun’, para embotellar, cada año, diferentes biotipos, variedades recuperadas o selecciones masales.
Manifiestan que “el objetivo es difundir la cultura de los biotipos, demostrando que la conservación de este material vegetal local es una pieza clave para obtener vinos de calidad, poniendo en valor la tipicidad que aporta”. El proyecto se presentará el próximo miércoles en Barcelona.
Rafa García en los viñedos de Alcubilla de de Avellaneda
Rafa García explica que tras milenios aplicando reproducción asexual en las vides, su forma de adaptarse al entorno, al no generarse hibridación, es por mutación con pequeños cambios en el ADN. Son cambios provocados por la radiación ultravioleta y el estrés, en un proceso de adaptación al clima y al territorio, desarrollando así una serie de caracteres externos, morfológicos y estructurales propios.
Son mutaciones naturales espontáneas que se transmitirán a cada nueva planta. Cuando estas variaciones alcanzan un cambio morfológico y genético reseñable se habla de un biotipo concreto. Así, un biotipo es el conjunto de plantas que comparten un genotipo, es decir, un conjunto de características genéticas.
Nos consideramos guardianes de una biodiversidad milenaria, y con el deber de preservar y transmitir la grandeza del patrimonio vitícola español”
Esperan impulsar una mejor utilización de la biodiversidad vitícola mediante la conservación, estudio y reproducción de estos biotipos e “inspirar” a otros colegas del sector, viticultores y productores de material vegetal a preservar “el valioso y único patrimonio de las vides españolas”.
Rafa García señala que “nos consideramos guardianes de una biodiversidad milenaria, y con el deber de preservar y transmitir la grandeza del patrimonio vitícola español”. Añade que “no entendemos una viticultura premium sin hablar de biotipos locales adaptados al terruño”.
Además, en colaboración con el vivero de la familia, Vitis Navarra y otras instituciones del sector, lideran y desarrollan distintos proyectos de investigación. Junto a la conservación y caracterización de material vegetal histórico, Dominio de Echauz apuesta por el ensayo y estudio de prácticas vitícolas respetuosas con el medio ambiente, que contribuyan a la adaptación a las nuevas condiciones climáticas a las que se enfrenta la viticultura mediterránea.
Sala de vinificaciones de Dominio de Echauz
El tinto Dominio d’Echauz 2023 se ha elaborado con las variedades tempranillo (85%), cabermet sauvignon (11%) y garnacha tinta (4%) plantadas en vaso y en espaldera. El tempranillo es, en realidad, la suma de siete biotipos diferentes. Están plantados en su finca de Soria, un bello enclave natural situado entre los 930 y 1.000 metros de altitud, donde el riesgo por un clima extremo obligan a una viticultura de precisión.
La añada 2023 se caracterizó por elevadas precipitaciones durante el invierno, pero un ciclo vegetativo seco, unido a una helada primaveral, dejó bajos rendimientos en el viñedo. Por su lado, la madurez polifenólica fue muy buena, obteniendo vinos que desde la bodega consideran que tienen “un gran potencial”. El Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero calificó como “muy buena” a esta añada.
Dominio de Echauz se autodefine como “un museo al aire libre de biotipos”
Vendimiaron de forma manual en cajas. La fermentación alcohólica la practicaron en depósitos de acero inoxidable, hormigón y tinos de madera. Y la crianza se realizó durante doce meses en fudres de roble austriaco y barricas de roble francés y huevos de hormigón.
El cupaje lo ensambló el vigneron francés de prestigio Eric Boissenot. Tras la mezcla final, la crianza se prolongó por espacio de seis meses más en tinos de madera. De esta primera añada se han elaborado un total de 16.666 botellas.
Sala de barricas de Dominio de Echauz
Dominio d’Echauz Tinto 2023 está muy bien cubierto. Presenta lágrimas tintadas. Exhibe profusión de notas que recuerdan a la fruta negra, y es muy chocolatoso, con toques que recuerdan al regaliz y con un fondo láctico. Mucha fruta con tanicidad algo recia, y 14,5º de alcohol. Su acidez fue corregida muy levemente.
Presenta alguna arista verde que, a pesar de ello, refresca. Mejorará con más paso por botella. Es joven y muy Ribera del Duero este vino custodio de una tradición milenaria. Recomiendan servirlo a una temperatura situada entre los 15 y los 17º C.
Vides plantadas siguiendo el serpenteante sistema 'key line'
Desde Dominio de Echauz afirman que “debido a su equilibrada estructura y potencia, combina bien con carnes a la brasa, guisos de caza y pescados no grasos”. A Rafa García le gusta armonizar este tinto con “un guiso de perdiz de toda la vida”, o también con un estofado de toro.
La enóloga de la bodega Marina Jambrina lo prefiere con un buen cochinillo al horno de leña. Y el jefe de campo de este nuevo proyecto soriano, Julián Ramos, se decanta por maridarlo con un arroz con liebre hecha con su propia sangre, y también con chuletillas de cordero de raza churra (autóctona de Castilla y León) a la brasa de sarmientos.
Dominio D’Echauz 2023, de Dominio de Echauz S.L.U. (Vitis Navarra)
DO Ribera del Duero
Variedades de uvas: Tempranillo, cabernet sauvignon y garnacha tinta
Precio: 39,75 euros.
