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Instagram miente: estos platos tienen buena pinta, ¡pero están malísimos!

Gastronomía en redes sociales

Estas recetas se venden como saludables por no contener harina ni azúcar y suelen ser promovidas por influencers o celebridades en lugar de expertos en nutrición

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Las recetas en redes sociales a veces pueden ser engañosas

Getty Images

Basta con clicar una sola vez a cualquier receta del estilo “brownie healthy sin hidratos, sin azúcar y con solo dos ingredientes” para que el algoritmo de Instagram o TikTok empiece a volverse loco. A partir de ahí, aparecerán en nuestro timeline una sucesión de platos similares, que pueden ser desde una mousse de calabaza y chocolate con dos ingredientes, unas galletas keto al microondas, una mousse de helado proteico de frutos rojos o la tarta de ricotta con chocolate sin gluten y sin azúcar. Son solo algunos ejemplos reales de recetas sacadas de diferentes cuentas de Instagram. 

Todas ellas tienen en común al menos un par de cosas: se venden como saludables por el hecho de no contener harina ni azúcar (una afirmación que, como mínimo, habría que matizar) y tienen tan buen aspecto que resultan sumamente apetitosas. Otro punto en común en muchos casos es que los prescriptores no son especialistas en medicina o nutrición, sino en fitness, marketing y redes sociales.

Lógica comercial

La mayoría de las recetas en redes sociales esconden un esfuerzo por vender un producto

Ante este panorama, queremos creer que es posible preparar en casa un brownie riquísimo, cuya experiencia de consumo es idéntica a la del brownie, pero saludable y fit, con apenas dos ingredientes y en un momento. Pero es falso. “Como casi todo en Instagram”, según señala la médico y nutricionista Núria Monfulleda, de la clínica Loveyourself, en Barcelona. “Instagram quiere venderte cosas, ya sea una harina de algarroba, una cuenta especialista en dieta keto o cualquier otro producto. En líneas generales, todas estas recetas no solo son innecesarias en una dieta saludable y equilibrada, sino que en la mayoría de casos son engañosas”.

Brownie de chocolate

Getty Images/iStockphoto

Esto se debe a que “muchas veces estos dulces bajos en hidratos de carbono son altamente calóricos, ya que tienen mucha grasa. El problema viene cuando muchas personas los consumen pensando que están tomando algo ligero y en realidad están consumiendo sin saberlo cuatro o cinco veces más calorías que si comiesen un pan o un pastel convencional. Hay mil ejemplos: el pan de harina de almendra con huevo es altamente calórico aunque sea saludable. No funciona exactamente como sustituto del pan en todos los contextos, pero mucha gente no lo sabe“, opina Monfulleda.

Usar harina de avena puede ser interesante porque tiene algo más de fibra y proteína, pero al final sigue siendo harina”

Núria MonfulledaMédica y nutricionista

En muchas ocasiones, estas recetas de moda tampoco son mejores desde un punto de vista nutricional. "Usar harina de avena puede ser interesante porque tiene algo más de fibra y proteína, pero al final sigue siendo harina. Otro buen ejemplo son los dátiles, que mucha gente utiliza como alternativa al azúcar. Está bien si te gustan los dátiles, pero debes saber que estás consumiendo azúcar igualmente”, explica la nutricionista. El problema con estas recetas elaboradas con ingredientes supuestamente sanos, como es el caso de los dátiles, es que generan confusión en los consumidores. 

A fuerza de repetir determinados mensajes, se acaba consolidando la creencia errónea de que determinados alimentos o platos son saludables, de manera que muchas personas pasan a consumirlos indiscriminadamente. “Hay quien sabe que no se debe abusar del azúcar, pero cree que puede comer dátiles a voluntad”, explica Monfulleda. Ocurre lo mismo con productos como miel o siropes, que contienen azúcares libres cuyos efectos en el organismo son los mismos que los del azúcar.

Hay quien sabe que no se debe abusar del azúcar, pero cree que puede comer dátiles a voluntad”

Núria MonfulledaMédica y nutricionista

Si además tenemos en cuenta que muchas de estas recetas están elaboradas por influencers y no por expertos en nutrición, el problema está servido. Por no hablar –continúa Monfulleda– de las trampas. “En muchos casos es imposible que las recetas están elaboradas con esos dos ingredientes que se anuncian. No quedarían así”. El famoso brownie con dos ingredientes es un buen ejemplo: resulta complicado que el resultado sea esponjoso si solo se emplea huevo y cacao.

Para Jordi Fenoll, chef del restaurante Margarit, en la mayoría de estas recetas, salvo en algunas galletas en las cuales podría tener más sentido emplear solo dos o tres ingredientes, “las texturas son terroríficas: los panes sin harina se parecen a esponjas para la ducha”. Fenoll considera, además, que todos estos platos nos invitan a recorrer justamente el camino contrario al indicado. “Lo deseable es que la gente aprenda a cocinar y no a hacer estas cosas lamentables de microondas”, explica.

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Por su parte, Monfulleda cuestiona la necesidad de comer un brownie con dos ingredientes o cualquier propuesta similar. “Si te apetece un brownie cómete uno bueno, con todos los ingredientes, y disfrútalo al máximo. Lo otro no lo vas a disfrutar del todo porque no estará bueno y te estarás comiendo un montón de calorías innecesarias. Come un brownie y al día siguiente sigue con tu dieta si es que estás intentando perder peso. Si no es así, y lo que quieres es mantenerlo, no existe ninguna razón para no poder comer un brownie ocasionalmente siempre que el grueso de la alimentación sea saludable”.

Esta teoría se puede aplicar también a otras recetas de moda como las pizzas o cakes salados con base de coliflor. “Una pizza de coliflor sabe a coliflor”, señala Monfulleda. Y aunque parezca una perogrullada es importante recordar que tanto este como otros platos de vocación similar no se parecen en nada, cuando se consumen, a la pizza que se vende en el vídeo. “La base de coliflor no tiene sentido, en todo caso si se pretende recrear una pizza se podría elaborar una fainá. Es una elaboración histórica para celíacos y veganos, que se prepara con harina de garbanzos, agua, aceite de oliva y sal”, recomienda, por su parte, Fenoll.