Si cuando arrancó la pandemia el acopio de ciertos productos de primera necesidad —del papel higiénico a la harina de trigo—se volvió algo habitual entre los consumidores, hoy la cosa ha cambiado bastante. Con una cesta de la compra un 33,9% más cara, los españoles apuestan por controlar sus gastos, reduciendo las visitas a las tiendas y los restaurantes y trasladando esa inversión al consumo alimentario.
Entonces también se produjo una marcada subida del canal online (de hasta el 87 %, según datos de Circana) para evitar salir de casa, pero un lustro después este canal ya no crece a ese ritmo. Por otro lado, con la hostelería y el turismo en cifras récord, los hábitos de los consumidores frente a los lineales los marcan unos precios que, según los datos del INE, han subido hasta un 112,8 % en casos como el del aceite de oliva.
Las tensiones en la reactivación económica tras la pandemia se explican por distintas causas, entre las que se hallan la sequía y, sobre todo, la guerra en Ucrania. Son factores que han ayudado a que las patatas repunten un 43 % en cinco años, las legumbres un 36,8 % y la leche, el queso y los huevos un 35,4 %.
Parte de esa buena imagen del sector se ha perdido después al pasar de héroes a villanos por la subida de precios
El director general de la patronal de supermercados Asedas, Ignacio García Magarzo, ha explicado a EFE que, durante la pandemia, la distribución alimentaria en España demostró que era una de las mejores del mundo “evitando que hubiera problemas de suministro de los productos”.
Pero lamenta que “parte de esa buena imagen del sector se ha perdido después al pasar de héroes a villanos” por la subida de precios que, insiste, ha tenido un origen multifactorial.
En este sentido, el director general de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), José María Bonmatí, resume que, en la pandemia, el sector se tuvo que tensionar al máximo para seguir ofreciendo el mismo servicio pese a las restricciones, tanto de movilidad como de presencialidad.
Para Bonmatí, el sector del gran consumo no solo fue un sector esencial, también “ejemplar” en términos de resultados y de eficacia.
El aceite de oliva es uno de los productos que más se ha encarecido
Con el paso del tiempo, se apunta desde Aecoc, la pandemia y la crisis inflacionaria “han definido los hábitos de consumo de los compradores, impulsando cambios en sus prioridades”. Esta transformación resulta en diferentes tendencias, como mantener el ‘ahorro inteligente’, con medidas como la búsqueda activa de promociones, o visitar más veces el supermercado para hacer compras hasta un 26 % más pequeñas.
La marca de distribución, otra de las grandes beneficiadas de este contexto, se ralentizará este 2025, si bien un 47 % de los clientes seguirá comprando principalmente marca blanca. Y datos de demanda de la consultora Circana reflejan que se han mantenido tendencias como la salud. Esto se observa en productos como los de nutrición deportiva, cuya compra se ha incrementado un 60 %.
Pese a ello, los helados y patatas chips, siguen creciendo por encima de la media del mercado, según apunta la gerente de información al cliente de Circana, Sandra Latorre. Lo que no se ha vuelto a repetir es el repunte del consumo de productos para repostería de las primeras semanas de la pandemia, con un 94 % de pico de demanda en marzo y abril de 2020.

