Cómo reconocer una buena cerveza sin alcohol

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El uso de azúcares añadidos o aromas artificiales para compensar la pérdida de sabor durante el proceso de eliminación del contenido alcohólico puede afectar la calidad del producto

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Los ingredientes pueden abaratar la producción y modificar el cuerpo de la cerveza 

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Las cervezas sin alcohol han dejado de ser una versión descafeinada de la bebida tradicional para convertirse en una alternativa cada vez más lograda. Gracias a mejoras en los procesos de elaboración, hoy pueden replicar con sorprendente fidelidad el sabor, el cuerpo y la frescura de una cerveza con alcohol. Además, mantienen las mismas variedades comerciales: lager, tostada, con limón, entre otras.

Las cervezas con y sin alcohol comparten los mismos ingredientes esenciales: agua, malta de cebada o trigo, lúpulo y levadura. La diferencia radica en el tratamiento de la fermentación y, especialmente, en las técnicas empleadas para reducir o eliminar el alcohol al final del proceso.

Una cerveza puede llevar la etiqueta sin alcohol si su graduación es inferior al 1% en volumen. Si indica ‘0,0%’, el contenido alcohólico debe ser prácticamente nulo, un residuo imperceptible. Para lograrlo, los fabricantes aplican distintos métodos:

  • Fermentación interrumpida, que detiene la producción de alcohol desde el principio.

  • Evaporación controlada, en la que se hierve suavemente la cerveza para eliminar el etanol.

  • Destilación al vacío, que permite eliminar el alcohol a baja temperatura para conservar mejor el sabor.

  • Filtrado con membranas (ósmosis inversa), que separa el alcohol del resto del líquido.
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No todas las cervezas sin alcohol son iguales

El mercado ofrece cada vez más opciones, pero no todas tienen la misma calidad. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha evaluado recientemente estas cervezas analizando tres criterios clave: la calidad de elaboración, la composición y el uso de ingredientes innecesarios.

Uno de los principales puntos de advertencia es el uso de azúcares añadidos como el jarabe de glucosa o fructosa. Estos ingredientes pueden abaratar la producción y modificar el cuerpo de la cerveza, pero también alteran su perfil natural. Otro aspecto penalizado es el uso de aromas artificiales, muchas veces añadidos para compensar los aromas perdidos durante el proceso de eliminación del alcohol. Además, el uso de extracto de lúpulo en lugar de flor o lúpulo seco es una señal de menor calidad, ya que reduce el carácter tradicional de la cerveza y responde a motivos principalmente técnicos y económicos.

Una camarera tira una cerveza negra artesanal en uno de los bares que participan en ‘Artesana Week Lavapiés’, en la calle Argumosa, a  2 de abril de 2022, en Madrid (España). En la VII edición de la feria de la cerveza artesana, de este barrio del centro de Madrid, colaboran 18 productores y se podrán degustar hasta 400 tipos de cervezas artesanas, en 17 locales distintos, por un precio universal de 2,50 euros la media pinta de barril.

Las cervezas sin alcohol mantienen las mismas variedades comerciales 

Europa Press

Para elegir bien, conviene revisar la etiqueta. Las cervezas mejor valoradas suelen cumplir con estos criterios:

  • Lista de ingredientes corta y clara: agua, malta, lúpulo y levadura, sin aditivos.

  • Presencia real de malta y lúpulo, no simples aromatizantes.

  • Sin jarabes ni azúcares añadidos.

  • Sabor equilibrado, sin notas metálicas o artificiales.

  • Buena espuma, persistente y cremosa, señal de una elaboración cuidada.
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