Un desnudo profesional y humano arropado con una montaña de documentación para defender una causa. Esa sería una posible descripción de ‘Mujeres del vino’ (Planeta Gastro), el nuevo libro de Meritxell Falgueras (Barcelona, 1981), una narración vital trenzada con las de otras doscientas mujeres, aproximadamente (“me he dejado otras veinte mil”, advierte la autora, en conversación con este diario), además de datos.
Falgueras ofrece en esta obra, la sexta que da a luz entre guías, ensayos y una novela, un panorama completo y combativo de la situación que describe el título principal (el subtítulo es un provocador “¿Y la señora también tomará vino?”): explica el momento actual y la historia que nos ha traído hasta aquí, arrancando en la antigua Mesopotamia y Egipto, para acabar ofreciendo una posible solución de futuro basada en los postulados del ecofeminismo.
El nuevo libro de Meritxell Falgueras
Para ello, la sumiller y comunicadora despliega nombres, documentos y declaraciones, con el respaldo crucial de los datos del estudio ‘Mujeres en el sector del vino’, realizado por el Instituto Más Mujeres en el 2024 sobre un grupo de 333 entrevistadas. Con ellos teje un complejo tapiz en el que, fiel a su estilo, combina el rigor –abundan las notas a pie de página– con la emoción para defender sus posturas, una elección que agiliza el estilo de un libro que en otras manos podría haber nacido un tanto abrumador.
Hay que advertir que, además del título, Mujeres del Vino es el nombre de una asociación fundada por la enóloga Anne Cannan (bodega Clos Figueras, Priorat) con la intención de visibilizar a este colectivo y que ha cumplido ya 13 años. Hoy agrupa a una cincuentena de mujeres de todos los ámbitos de la enología, desde la producción hasta la comunicación pasando por la sumillería o la comercialización, inspiradas por la figura de Isabel Mijares, la gran pionera nacional, fallecida en el 2024 con 81 años.
Hija de Antoni Falgueras y Maria Ferrer, del histórico Celler de Gelida, ella y su hermano Ferran son la quinta generación de una familia dedicada al vino
Falgueras, que forma parte de la asociación, explica que “este libro no existiría sin Mujeres del Vino, sin su apoyo, que es lo más importante para mí”. “Tampoco hubiera podido escribirlo antes –añade–. Me ha costado encontrar el tono, desprenderme de la rabia y del síndrome de la impostora –el mismo que ha sufrido el 65% de las mujeres del vino–, sentirme preparada, segura de mi voz”.
Una voz apoyada en su estrecho vínculo con este universo y en sus amplios estudios: hija de Antoni Falgueras y Maria Ferrer, propietarios del histórico Celler de Gelida de Barcelona, ella y su hermano Ferran son la quinta generación de una familia dedicada al vino y los licores con 130 años de herencia y archivos y una envidiable cava histórica en el barrio de Sants. Sus dos pasiones le vienen de cuna, ya que la otra, las humanidades, se la contagió su madre, una mujer políglota con estudios en la Sorbona.
Con este bagaje, desde muy joven Falgueras combinó el aprendizaje de la sumillería con el de las humanidades y se enfocó en la comunicación del vino con su espíritu cosmopolita, creativo y desenfadado. No ocultar su personalidad y su pasión por la moda le ha cobrado un peaje profesional y humano que explica en esta obra, en forma de insultos, acoso y desconsideraciones.
Pero el libro no se queda en su historia individual, aunque Falgueras va y vuelve de ella tejiéndola con las de muchas otras mujeres, en su defensa de la diferencia que ellas aportan a la creación y el crecimiento del vino, y a un mejor consumo. Utiliza hábilmente su arsenal de filosofía, ciencia y literatura junto con su experiencia profesional y humana, su extensa red de contactos –masculinos también– para desarrollar su tesis: la necesidad de un cambio de roles que permita a las mujeres desarrollar todas sus capacidades sin límites, también en el mundo del vino, donde cuentan con armas privilegiadas.
El 60% de ellas han llegado a donde están por herencia familiar, un factor que, lejos de ayudar, a menudo enquista discriminaciones más profundas
Un dato: las mujeres tienen un 50% más de neuronas en los bulbos olfativos y más memoria olfativa. Sin duda, eso ha contado para que, a pesar del patriarcalismo dominante en el sector, hayan estado presentes a lo largo de la historia, desde las revolucionarias “viudas del champán” (Falgueras dedica un interesante apartado al papel del rol familiar en la consideración de las mujeres) hasta las enólogas que desde la biodinámica innovan hoy en las denominaciones más prestigiosas del mundo. Sin dejar de lado que un 60% de ellas han llegado a donde están por herencia familiar, un factor que, lejos de ayudar, a menudo enquista discriminaciones más profundas aún nacidas de las relaciones personales y los entornos rurales. Atención al capítulo “La mujer del bodeguero”: en su brevedad contiene testimonios con la contundencia de un puñetazo. El aspecto de la educación de las nuevas generaciones, para el consumo y sobre todo para el respeto, también preocupa a Falgueras.
La superior capacidad emocional de las mujeres entendida como una ayuda extra para explicar las sensaciones que proporciona el vino ocupa un capítulo, y otro está destinado a todos los aspectos relacionados con el sexo y el vino, incluida una lista de “hombres buenos”, un reconocimiento agradecido de Falgueras a los que la han apoyado o han sido ejemplo en su carrera. Aunque el agradecimiento mayor se lo lleva su actual pareja, Daniel Vázquez Sallés, escritor, periodista gastronómico y “un amigo detallista, un conversador ágil, un hombre de un abrazo profundo y de una inteligencia emocional increíble” que le descubrió la isla griega donde, por fin, ha podido escribir este libro.
