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“Aquí no somos gente rara”: la experiencia de comer con un autista en el primer restaurante 'Autist friendly' de Catalunya

Al día 

Nos citamos en Nectari con Pere Sordé, un joven con autismo de 25 años, para entender qué significa en la práctica que un restaurante este adaptado 

La Boquería se ha convertido estos días, además, en el primer mercado 'Autist friendly' del mundo 

Pere Sordé sostiene dos cartas especiales adaptadas del restaurante Nectari

CLV

Lo primero que hace Pere Sordé al sentarse a la mesa de Nectari (València, 28), el primer restaurante de Catalunya adaptado para personas con autismo, no es mirar el móvil o pedir agua. Este informático de 25 años, diagnosticado de grado 1 a los 14, examina la carta en silencio, tratando de calibrar si todo lo que vendrá después será manejable. Esta, concebida como ‘autist friendy’, está llena de colores y pictogramas que le ayudan a ordenar los platos en su mente. A simple vista parece un juego gráfico, pero para él es casi un salvavidas: “Los colores me dan información, es lo primero que miro. Me dicen qué me voy a encontrar, si habrá demasiadas cosas mezcladas, si será un plato tranquilo o caótico”, explica, añadiendo que para su cerebro divergente un plato con mil cosas es una bomba de relojería. “Necesito separarlo por pasos, por ítems. Si no, colapso”.

Salir a comer fuera de casa, dice, es como entrar en un campo de batalla. Los problemas empiezan con algo tan básico como entender la carta, lo que limita enormemente la capacidad de elección. Luego está el ruido: conversaciones cruzadas, música demasiado alta, la suma constante de estímulos superpuestos. Pero si hay algo que le cuesta especialmente es la falta de anticipación. “Necesito saber qué pasará y cuándo pasará. No porque sea rígido -que lo soy-, sino porque la incertidumbre me desgasta. En los restaurantes casi nunca te explican cuándo llegará un plato y eso me puede sobreestimular muchísimo. Si yo sé que el primero tardará entre 10 y 15 minutos, me puedo adaptar. Pero si no sé nada… la cabeza no para”.

Pere Sordé a punto de comer en el restaurante con la carta adaptada 

Ana Jiménez

También los baños suelen convertirse casi siempre en un obstáculo. La iluminación, los reflejos o un ruido inesperado pueden hacer que salga corriendo. “Hoy mismo he mirado el baño dos veces antes de entrar. Las luces, la sensación… A veces mi cuerpo dice: ‘de aquí tenemos que irnos”.

En Nectari, que ya lleva más de dos años funcionando como restaurante inclusivo, dicen haber vivido situaciones de todo tipo: el niño que no quiso entrar al baño y tuvo que irse en taxi con su padre, el adulto que necesitó salir diez minutos a respirar, la familia que pidió sentarse al lado de la puerta para poder huir rápido si algo se torcía... “Lo único que espera un autista es que, si nos sobreestimulamos, alguien nos diga: ‘no pasa nada. ¿Qué necesitas? ¿Un taxi? ¿Salir fuera? ¿Un momento de calma?’”, dice Sordé, que todavía no entiende por qué estas situaciones no acaban de normalizarse en muchos otros restaurantes.

En Nectari, que ya lleva más de dos años funcionando como restaurante inclusivo, dicen haber vivido situaciones de todo tipo

Jordi Esteve, chef y propietario de Nectari, decidió poner en marcha este proyecto tras escuchar una charla sobre autismo en la Cámara de Comercio de Barcelona. Lo hizo por pura intuición. No conocía a nadie con autismo, pero algo le conmovió. “Llamé al ponente -Alberto Gutiérrez, CEO de Autist Friendly Club- y le dije: ‘Ven, quiero ayudarte’”.

Sin embargo, el primer golpe llegó pronto: un psicólogo le advirtió que si adaptada la carta le tacharían de “restaurante para gente rara”. Ese comentario le hundió. “Fue un bajón enorme”, admite. Aun así siguió adelante y, entonces, empezaron a llegar familias que, al terminar de comer, se emocionaban. “Nos decían: ‘pensábamos que era mentira… que esto no podía existir”.

Jordi Esteve y Alberto Gutierrez. De CEO de Autism Friendly, en el restaurante Nectari

ANA JIMENEZ

A su estela se han sumado en los últimos meses otros restaurantes barceloneses -Maymanta, Les Font des Prades o Saona-, así como hoteles, taxis y, recientemente, el mercado de la Boqueria, que esta semana se ha convertido en el primer mercado “Autist Friendly” del mundo. “Aquí, por fin, no somos gente rara”, concluye Sordé.