Chefs suecos ultiman un menú secreto para el gran banquete de la gala del Premio Nobel

Estocolmo

La propuesta gastronómica combinará sabores familiares con toques innovadores para sorprender a los científicos, premiados, miembros de la realeza y representantes de la élite sueca que asistirán hoy a la cita

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Pi Le y Tommy Myllymaki, responsables de los dos primeros platos y habituales chefs de un restaurante con dos estrellas Michelin 

GRETA ROSEN FONDAHN / Reuters

En la bulliciosa cocina del Ayuntamiento de Estocolmo, más de cuarenta chefs trabajan contrarreloj para preparar la cena que se servirá en la gala del Premio Nobel. El exclusivo menú, mantenido en estricto secreto, combinará sabores familiares con toques innovadores para sorprender a los científicos, premiados, miembros de la realeza y representantes de la élite sueca que asistirán al banquete anual.

Pi Le y Tommy Myllymaki, responsables de los dos primeros platos y habituales chefs de un restaurante con dos estrellas Michelin en la isla de Djurgården, explican que el menú quedó definido a finales de septiembre tras numerosas pruebas. Aunque los detalles se revelarán únicamente cuando los 1.300 invitados tomen asiento en las 59 mesas del Salón Azul, los cocineros adelantan que los ingredientes del bosque nórdico tendrán un papel central: desde setas porcini secas hasta endrinas y frambuesas silvestres en el postre. El servicio comenzará con un entrante acompañado por 400 botellas de champán.

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Los cocineros Pi Le y Tommy Myllymaki adelantan que los ingredientes del bosque nórdico tendrán un papel central

El banquete también tiene un toque familiar. La vajilla se ha renovado por primera vez en más de tres décadas con un nuevo cuchillo de mantequilla de roble, elaborado artesanalmente junto con el hermano de Le. La producción de las 1.300 piezas requirió la ayuda de toda su familia. “Mi madre, mi hermana y mi padre vinieron a ayudar”, relata el chef.

La pastelera Frida Backe, quien participa por segundo año en el evento, se ha inspirado en sus recuerdos de la infancia en el bosque junto a sus abuelos para crear el postre de esta edición. Las endrinas, explica, son “unas bayas un poco olvidadas” que exigen creatividad y perseverancia para trabajarlas.

Mientras tanto, en Oslo se preparan celebraciones separadas para honrar al Premio Nobel de la Paz.

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