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Victoria Torres, la mujer que hace vino sobre las cenizas del volcán de La Palma: “No creo que pudiéramos tener una vida mejor en otro lugar”

Beber 

En una isla marcada por las catástrofes, la especulación y el abandono del campo, esta viticultora hace del vino una forma de resistencia 

Los viñedos que trabaja van desde los 200 hasta los 1.400 metros sobre el nivel del mar

Victoria Torres en una de sus parcelas de viñedo en La Palma  

V.T.

En La Palma, donde el viento aún arrastra las cenizas del volcán Tajogaite, Victoria Torres elabora vino como quien escribe cartas de amor. No al pasado, sino a un presente cada vez más incierto, marcado por pérdidas económicas, por el impacto del cambio climático y por el asombro -todavía incrédulo- ante la sucesión de catástrofes que ha sacudido a la isla en los últimos años. 

El plátano, con su rentabilidad inmediata, ha ido desplazando a la viña. La especulación ha expulsado a las nuevas generaciones del campo. Y los incendios, como las erupciones, han sido puntos de inflexión dolorosos. “No queda relevo generacional”, se lamenta Victoria Torres al otro lado del teléfono, desde su bodega en Fuencaliente. 

Uva de la vendimia de 2023

V.T.P

De hecho, su propia continuidad fue accidental. De niña y de joven, jamás soñó con hacerse cargo de la bodega Matías i Torres, fundada por sus antepasados en 1889. La viticultura nunca formó parte de su plan de vida, hasta que un día sintió que quería explorar eso que le resultaba tan inesperadamente emocionante.

Sucesión de catástrofes 

En La Palma los incendios, como las erupciones, han sido puntos de inflexión dolorosos

Había estudiado Historia del Arte. Durante años deseó marcharse a vivir al extranjero. Pero cuando regresó a casa, con poco más de treinta años, algo la empujó a quedarse. Fue su padre, que se hacía mayor. Empezó a pasar más tiempo con él, a compartir silencios entre barricas, madrugadas de vendimia y días de campo. “Mi padre fue un ser humano extraordinario, con una sensibilidad muy bonita. Me lo puso fácil. Nunca me presionó a trabajar en la viña”.

Las Machuqueras en marzo de 2022

V.T.P

Tampoco le negó la entrada en la bodega familiar, una puerta que durante generaciones estuvo cerrada para muchas mujeres en la viticultura canaria. Al contrario: cuando Victoria mostró interés, él le dio responsabilidades reales que le permitieran ganarse el respeto de los viticultores. Pagar la uva, decidir la fecha de vendimia…  Así, sin hacer mucho ruido, Victoria se convirtió en titular de la bodega en 2010.

Cuando Victoria mostró interés, su padre  le dio responsabilidades reales que le permitieran ganarse el respeto de los viticultores

Su llegada, además de un cambio de nombre -Bodega Victoria Torres Pecis- supuso una transformación en la filosofía de la elaboración del vino. Torres nunca tuvo una formación “profesional” como enóloga, pero aprendió observando y dejándose guiar por una curiosidad obstinada.

Vendimia de 2022

V.T.P

Hoy trabaja desde los 200 hasta los 1.400 metros sobre el nivel del mar.  Sus vinos -elaborados con levaduras autóctonas, sin filtrados y sin aditivos- son un ejercicio de escucha. De hecho, la toma de decisiones en su bodega responde al pulso de la isla, al comportamiento de una variedad en una altitud concreta, a la historia que quiera contar ese año. 

La listán blanco, columna vertebral del viñedo canario, es una de sus grandes aliadas. También la negramoll, la malvasía o la listán prieto. Torres ha ido sumando parcelas y cuidándolas con una mezcla de devoción y libertad, sin intervenir más de lo necesario. “No he cambiado el estilo de la bodega”, insiste. “Han cambiado cosas, porque somos personas diferentes, con sensibilidades distintas. Pero la base sigue siendo la misma: el respeto”.

La listán blanco, columna vertebral del viñedo canario, es una de sus grandes aliadas de Victoria Torres 

Y ese respeto incluye mirar de frente a las condiciones que amenazan la continuidad del oficio. Como el cambio climático, que se ha convertido en una urgencia diaria. Hace cincuenta años, su padre vendimiaba a finales de octubre. Hoy, Torres empieza la cosecha en agosto. A veces incluso en julio. “El verano pasado tuve que replantar en Las Machuqueras y una ola de calor en abril me fundió todas las plantas nuevas”, recuerda. “Ahora tengo que pensar en cómo y cuándo plantar. Con qué soporte. Hay mucho que repensar”.

Malvasía en Los Llanos Negros

V.T.P.

Ese repensar atraviesa todo su trabajo. En su bodega no se habla de marketing ni de etiquetas bonitas. Se habla de territorio, de biodiversidad, de decisiones que afectan al paisaje. Y de ese futuro que cada vez se plantea más como una amenaza.

El volcán de Cumbre Vieja no arrasó directamente sus viñedos, pero dejó  huella. Cenizas, incertidumbre, miedo. Durante días, una de sus parcelas quedó en zona de exclusión. “Vendimiábamos con uvas cubiertas de ceniza, pero aquí ya trabajamos sobre suelo de ceniza de todas maneras”, relativiza Torres.  

Por su testimonio pausado y sereno, Victoria fue una de las voces escogidas para protagonizar el anuncio navideño dirigido por Icíar Bollaín para para Campofrío inspirado en el coraje de los habitantes de La Palma. No buscaba convertirse en símbolo de resiliencia, pero accidentamente fue. “No creo que pudiéramos tener una vida mejor en otro lugar”, dice hoy, aún con todo lo vivido a sus espaldas.

Vinos en cenizas 

El volcán de Cumbre Vieja no arrasó directamente los viñedos de Victoria Torres,  pero dejó su huella

Ese “mejor lugar”, para ella, tiene nombre propio: Las Machuqueras. La parcela que heredó directamente de su padre, situada en una zona expuesta, donde los muros de piedra seca protegen a la viña del viento. Allí crece la listán blanco que da nombre a su vino más emblemático. “Es uno de mis lugares favoritos en el mundo”. 

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