Con la voluntad de maridar la malvasía de Sitges y el arte, desde hoy jueves día 6 y hasta el 16 de noviembre se celebra la undécima edición de la Setmana de la Malvasia de Sitges. La escritora e investigadora cultural de Sitges Vinyet Panyella releva a la enóloga Anna Baqués (bisnieta y nieta de los dos ingenieros agrónomos que mantuvieron, preservaron y atesoraron el conocimiento de la malvasía de Sitges) como embajadora de esta cita anual. La malvasía de Sitges se armonizará con diferentes disciplinas artísticas, desde la música y el teatro a la gastronomía y las artes visuales.
Una de las novedades es la celebración de la Festa de la Malvasia con medio centenar de vinos, el domingo 16 de noviembre en el Centre d’Interpretació de la Malvasia de Sitges (CIM). También habrá, durante diez días de celebración, visitas dirigidas, catas, yoga entre viñedos, jornadas pedagógicas, una mesa redonda en la que se debatirá sobre la malvasía como un vino que va más allá de los dulces o talleres de artes decorativas, de artes visuales y de literatura y malvasía.
Una viña del Penedès con la aromática malvasía de Sitges
La feria profesional, el 10 de noviembre, acogerá más de 30 bodegas que darán a degustar unos 50 vinos monovarietales de malvasía de Sitges. Durante todo el mes de noviembre, restaurantes y bares de Sitges maridan sus platos con malvasía. Es la iniciativa ‘Monembasia a la copa i el plat’, con degustaciones, catas y maridajes con el Gremi d’Hostaleria de Sitges y Fetén Wines.
Además, la Setmana de la Malvasia también participa de la Ruta DO Penedès en Sitges, con vinos de malvasía y cocina marinera en el hotel Eurostars de Sitges y una cata de malvasías DO Penedès con el sumiller Ramon Antich de la Acadèmia Tastavins Penedès.
La feria profesional contará con medio centenar de vinos de más de 30 bodegas
“La Malvasía de Sitges no es sólo un vino; es una historia que atraviesa siglos y disciplinas”, afirma la directora del Centre d’Interpretació de la Malvasia de Sitges, Alba Gràcia. Añade que “poetas, pintores, escultores y músicos han encontrado en esta variedad de uva, dulce y singular, una fuente de inspiración que ha marcado el carácter cultural de Sitges”.
De hecho, Alba Gràcia recuerda que “desde los versos de Trinitat Catasús hasta las pinceladas luministas de Joaquim de Miró o las esculturas de vendimiadoras de Pere Jou, la malvasía ha sido un símbolo de identidad, un hilo conductor entre viñedo y artes, entre patrimonio y creatividad”.
Un legado histórico
Una variedad rescatada de una viña de Aiguadolç, en Sitges
La malvasía de Sitges cuenta con unas 125 hectáreas registradas. La inmensa mayoría están plantadas en el Penedès, principalmente con material vegetal original de la histórica viña de Aiguadolç de Sitges propiedad del benéfico Hospital Sant Joan Baptista. Previniendo su desaparición, el diplomático de Sitges Manuel Llopis i de Casades (1885-1935) quiso preservar este patrimonio. Antes de morir, legó al Hospital Sant Joan Baptista la viña familiar situada en Aiguadolç, así como el negocio de elaboración de malvasía. Se elaboró durante décadas en la bodega del Hospital Sant Joan Baptista, hoy la sede del Centre d’Interpretació de la Malvasia de Sitges. Hace años que ya no se elabora en esta turística población del Garraf.
Hoy continua destacando la presencia de esta blanca y aromática variedad en el macizo del Garraf. En los 12 últimos años el número de bodegas que elaboran vinos monovarietales de malvasía de Sitges ha crecido en un 66%, y el número de botellas que hay en el mercado ha aumentado un 70%.
Según datos del Consejo Regulador de la DO Penedès, en el año 2015 sólo había 22 hectáreas plantadas de la variedad malvasía de Sitges. En 2024 ya eran 77 las hectáreas cultivadas, con las que se elaboraron un total de 77.000 botellas.
Alba Gràcia espera que en la presente edición se superen los 350 asistentes del año pasado. En declaraciones al canal Comer de Guayana Guardian afirma que “se trata de una edición con un programa de continuidad que se singulariza por la voluntad de mostrar la huella que ha dejado la malvasía de Sitges en el arte”.
La malvasía ha sido un símbolo de identidad, un hilo conductor entre viñedo y artes, entre patrimonio y creatividad”
La Setmana de la Malvasia quiere ser un homenaje a todas las personas que, a lo largo de la historia, han mantenido viva esta singular uva. Desde el CIM se afirma que “descubrir la malvasía de Sitges es desvelar la historia de un pueblo, el latido de su cultura y la fuerza de un patrimonio cultural que nos conecta con el pasado y nos proyecta hacia el futuro”.
Un taller de pintura con malvasía de Sitges de una anterior edición
Desde Turisme Sitges, del Ayuntamiento de esta población de la comarca del Garraf, se afirma que “tenemos un vino propio, único en el mundo, y su nombre responde a la variedad de uva a partir de la cual se elabora, que es propia de Sitges: la malvasía”. Se añade que “su particular sabor no sólo viene determinado por esta variedad de uva, sino también por la vendimia tardía, el elevado grado, la acidez y, por supuesto, la proximidad al mar”.
Según el libro 'Història de les varietats de vinya autòctones i tradicionals de Catalunya' de Josep M. Puiggròs i Jové, “la malvasía es, junto con la moscatel, de las variedades más antiguas que se han mantenido hasta nuestros días”. Se afirma también que su origen se sitúa en el área oriental del Mediterráneo, probablemente en la localidad medieval fortificada griega de Monemvasía, en el Peloponeso, y se extendió durante las cruzadas por el Mediterráneo occidental, hasta las islas Canarias y Madeira.
Cata de vinos dulces elaborados con malvasía de Sitges
También se apunta en este libro de Publicacions URV y el Vinseum de Vilafranca del Penedès que la malvasía fue muy apreciada por nobles y reyes, especialmente en la edad media, ya que “eran los únicos que la podían pagar, puesto que el transporte tan lejano y la baja producción propia de esta variedad hacían encarecer mucho este vino”.
La malvasía de Sitges fue, desde finales del siglo XVI, uno de los vinos más importantes de Catalunya. Fue exportado a diferentes lugares del mundo hasta la mitad del siglo XIX. El cambio en los gustos de la época y la aparición de una enfermedad en el viñedo provocado por el hongo oídio llevaron a la variedad hasta su casi extinción.
