Los bares, restaurantes y otros locales gastronómicos se suelen asociar con el hecho de pasar un buen rato en familia o junto a la buena compañía de amigos mientras se disfruta degustando comida distinta a las que se consume habitualmente en casa. Sin embargo, no todo es de color de rosa en el sector de la hostelería.
Y es que las condiciones laborales lamentables de muchos trabajadores, con jornadas interminables y constantes conflictos y discusiones entre propietarios, camareros y clientes son tan solo algunos ejemplos de los conflictos que sufren los trabajadores habitualmente en este sector.
Situaciones así seguramente se han producido desde toda la vida, pero antes solo quedaban en el recuerdo de quienes las habían vivido. Sin embargo, con la entrada de las redes sociales en el juego, hoy en día estos conflictos tienen mucha más repercusión. En ellas, los camareros han encontrado un espacio virtual donde poder dar voz a todas las injusticias a las que se enfrentan a diario. Y también los clientes.
Uno de los perfiles más conocidos que da voz a los conflictos que se dan en la hostelería es la cuenta de X (antes Twitter) Soy Camarero. Este perfil se hace eco día tras día de situaciones que le explican sus compañeros de profesión y también de clientes enfadados por malos servicios. Recientemente, el camarero detrás de este perfil, Jesús Soriano, ha difundido una imagen del plato que le han servido a un cliente que ha pedido un bocadillo en un bar de Zaragoza.
En las imágenes publicadas, se puede ver la carta del bar y el nombre y precio del producto que este cliente ha pedido. La descripción del bocadillo dice así: “chorizo frito o longaniza frita”. El precio es de 6,50 euros y, debajo de la página del menú, se lee: “Todos los bocadillos tienen un rico aderezo de tomate y cebolla”.
Reacciones en redes
“Me dedico a la hostelería desde hace más de 30 años y hacer un bocadillo que no te lo comerías ni tú habla de lo poco profesional que eres”
Sin embargo, lo que recibe el cliente en la mesa es muy distinto. Adjunta una imagen del bocadillo abierto: cuatro mitades repartidas en un bocadillo en el que casi todo es pan y en el que el aderezo que se describe en el menú no se encuentra por ninguna parte.