En una esquina del boulevard Santa Monica, en Los Ángeles, un platillo volante acaba de aterrizar. No lo ha hecho como parte del set de grabación de una nueva serie distópica (o de la próxima temporada de Black Mirror), sino que esta construcción retrofuturista, cuya obra ya está de lo más avanzada, responde a la primera incursión de Elon Musk en el sector de la restauración.
Al parecer el curioso platillo volante, a medio camino entre Blade Runner y Regreso al futuro, albergará el primer restaurante Tesla de la historia. Este, que será gestionado por camareros en patines, contará además con un autocine para que quien decida repostar su coche eléctrico pueda echar un rato de disfrute antes de volver a la carretera. En palabras de Musk, el espacio será algo así como “Grease encuentra a Los Supersónicos, pero con supercargadores”.
Elon Musk este marzo en Filadelfia (AP Photo/Matt Rourke, File)
La idea, según recoge The New York Times, no es nueva. Musk la lanzó en 2018 en su cuenta de X ( Twitter, antes de que el magnate comprara esta red social)y, como tantas otras ocurrencias suyas, ha acabado tomando forma. Aunque, dos años más tarde, los entusiastas de su universo parece que van en descenso, por lo que no se sabe cómo acabará funcionando el local. Semanalmente hay protestas contra Tesla, sus acciones han caído y cada vez el mangante cuenta con más enemigos a lo ancho y largo del globo.
El estudio de arquitectura Stantec, que se encarga del proyecto, ha asegurado a The New York Times que el nuevo restaurante Tesla estará operativo 24 horas y que las proyecciones durarán lo justo para una recarga completa: 30 minutos de película. El menú que ofrezcan estará digitalizado e integrado en la app de Tesla, aunque las hamburguesas estén aún por definir.
Para dirigir la propuesta gastronómica, se barajan chefs de renombre, como Suzanne Goin o Wolfgang Puck, aunque el secretismo es tal, que nadie se atreve aún con las quinielas.
Para dirigir la propuesta gastronómica, se barajan chefs de renombre, como Suzanne Goin y Wolfgang Puck
Mientras todo acaba de definirse, lo que sí parece haber quedado claro ya es que la escena culinaria de Los Ángeles, comprometida con causas sociales y climáticas, no está recibiendo el nuevo proyecto bien.
“El problema no es el concepto. Es la figura que hay detrás”, ha dicho una la chef local llamada Caroline Styne a The New York Times. Aseguraba en la entrevista que ella no era la única que ha cambiado su Tesla por un BMW eléctrico en los últimos meses. Si el nuevo restaurante cuaja o no, aún está por ver.
