Casas barcelonesas donde disfrutar de arroces suculentos al sol o a la sombra

La mera idea de saborear un buen arroz en esta época del año a la orilla del mar despierta el apetito. Aunque el ejercicio de prueba y error nos recuerda que eso de las vistas espectaculares y los pies sobre la arena no nos traslada necesariamente a un paraíso gastronómico. Y menos en Barcelona. Pero disfrutar de un arrocito sabroso al aire libre en una terraza apetece y la capital catalana ofrece bastantes opciones para hacerlo con buenos resultados.

Hace años que se ganó la fama de servir algunos de los mejores arroces La Mar Salada (Joan de Borbó, 58, Barcelona), de Albert Enrich y Marta Cid. Si el primero es uno de los restauradores que mejor se mueven por la lonja de esta ciudad, el jefe de cocina Marc Singla prepara arroces exquisitos, como el del senyoret con sepionetas, langostinos y pescado de la lonja; el de montaña con pollo de corral, butifarra negra del perol y ceps, o el de verduras y trompetas de la muerte, además de muchos otros platos de cocina marinera con producto fresquísimo e impecablemente trabajado. Desde su terraza no se ve el mar, aunque quede cerca, pero merece la pena visitar esta casa que se ha convertido en la excepción en un paseo que ha perdido la oferta que un día tuvo de muy alto nivel.

Tampoco está a pie de playa, sino en este caso en esa atalaya sobre la ciudad que es Montjuïc, el Martínez (carretera de Miramar, 38, Barcelona), donde los arroces son el gran reclamo y es posible pedirlos dentro (hay mesas con vistas impresionantes) o en su agradable y concurrida terraza. Entre las especialidades, el de conejo y pollo (versión de la paella valenciana), el clásico senyoret o el arroz de Formentera, un caldoso de langosta.

Entre los establecimientos clásicos de la ciudad para comer en el exterior no pueden faltar el 7 Portes (paseo de Isabel II, 14, Barcelona) —nadie sirve en la ciudad tantas paellas como ellos— y Els Pescadors (plaza de Prim, 1, Barcelona), con arroces a la cazuela como el de pescadores, a base de sepia, mejillones y merluza, o el arroz negro de castanyó a la brutesca, cananas y brócoli.

Desde que se puso en marcha el Balcó Gastronòmic del Port Olímpic, que ya ha empezado su primera temporada alta, la ciudad ha ampliado la oferta de arroces cerca del mar: los mejores, en Eldelmar, que dirigen los gemelos de Cocina Hermanos Torres, quienes han optado por servirlos en una capa finísima, hechos a la llauna, y los de Nuara, del grupo Familia Nuri. Todos ellos cuentan con una extensa carta de platos de pescado y carnes y sus terrazas están muy solicitadas, por lo que es importante reservar con antelación.

Si comer en un espacio al aire libre es un placer, hacerlo en una finca extensa y con el aroma de los pinos es un privilegio que solo se puede disfrutar fuera del foco urbano barcelonés: una rápida escapada a Gavà permite saborear un arroz riquísimo en Catalina Gavà (calle Calafell, 21, Gavà), de Óscar Manresa, también propietario del vecino Kauai Gavà-Mar (en el 25-27 de la misma calle), donde igualmente sirven esta especialidad. En Catalina no cocinan en paellero, sino en cazuelas de hierro, razón por la que en su carta no encontraremos la categoría de paellas sino de arroces: los más exitosos son los de gamba pequeña roja y trompetas de la muerte y el de secreto ibérico.

Regresando a Barcelona, las terrazas del Tejada Mar (paseo Mare Nostrum, 19-21), o del Azul Rooftop Barcelona (paseo Joan de Borbó, 101), del que da más detalles Iker Morán en este especial del Quèfem?, ambos del cocinero y empresario Romain Fornell, son dos de los imprescindibles cuando llega el buen tiempo. Como lo son la terraza del Xiringuito Escribà (avenida del Litoral, 62, Barcelona), también con arroces servidos a la llauna, los del Lluritu 3 (paseo Sant Joan, 72, Barcelona), o la del Cheriff (Ginebra, 15, Barcelona).