Desde Es Baluard, la muralla de defensa que se levantó en Palma en el siglo XVI, se pueden ver los dos reyes de la ciudad: el castillo de Bellver y la catedral y, delante, la bahía. En el conjunto que, tras varias vicisitudes históricas y urbanísticas, alberga el Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma, se sitúa ahora Mariluz, una propuesta gastronómica y de ocio, abierta casi todo el día y durante todo el año, diseñada para hacer juego con el conjunto histórico y las exposiciones.
El nuevo local pertenece al grupo Tragaluz, fundado en 1987 en Barcelona por Rosa María Esteva y Tomás Tarruella, que ya tiene abiertos un total de veinticinco restaurantes en Barcelona, Madrid, Mallorca y diversas localidades de la Costa Brava.
Mariluz, como el resto de locales del grupo, tiene un diseño singular. Un interior integrado en el edificio histórico y una terraza en lo alto de la muralla desde la que se ve toda Palma, ciudad y mar. La interiorista de cabecera del grupo, Sandra Tarruella, ha elegido en esta ocasión materiales naturales como la madera de olivo, alfarería de fango y llatra (palmito), respetando el entorno de la muralla y del puerto.

La escultura Bou, obra de Santiago Calatrava, se suma al potente paisaje de Palma desde la terrada de Es Baluard
La terraza crea un juego de espacios entre esculturas, como la imponente Bou, obra de Santiago Calatrava, que con una altura de 15 metros se eleva sobre la muralla y puede verse desde el mar. Una estructura de bronce, que pesa 40 toneladas, formada por cinco cubos que simbolizan el torso humano y que parecen desafiar a la gravedad.
El nuevo local tiene distintas caras, que permiten disfrutar de las diferentes horas del día. A primera hora es un sitio ideal para disfrutar de un desayuno o brunch con ensaimadas, croissants, zumos naturales, tostadas especiales y huevos.

Es Baluard, en Palma, la antigua muralla defensiva alberga el Museu d'Art Modern i Cotemporani y una terraza con restaurante
Al mediodía, tapas de calidad, tumbets, ensaladas frescas y arroces, que son la especialidad del local, como el caldoso de cigalas o el arroz verde de salicornia y cocochas. Por la tarde, cóctel, y, al anochecer, cenar rodeado de plantas, a la luz de las velas, con el mar de fondo y la catedral iluminada, degustando la carta elaborada por el chef Alex Durán, basada especialmente en productos de la isla como mariscos, pescados y algas, con un claro carácter mediterráneo y local. Entre los platos destaca el crudo de pez limón, la croqueta de bogavante, la gambita de cristal crujiente con aguacate o la berenjena asada con sobrasada; pastas frescas y ligeras; en pescados la escórpora frita, lubina con espárragos, brócoli y puré de chirivía o los pescados en pieza salvajes del mercado; en carnes destacan el cabrito lechal con manzana asada o el solomillo a las tres pimientas. Para un final fresco, el sorbete de limón con aceite de oliva virgen y albahaca o el coulant de almendra mallorquina con helado de café.