Hablar de amor y deseo en una relación de pareja de larga duración no es sencillo, pero Silvia Olmedo, psicóloga y divulgadora, lo ha abordado con claridad en una reciente intervención en el podcast El Escaparateh. Según la especialista, entender que ambos conceptos siguen caminos diferentes es clave para no frustrarse ni pensar que la relación está condenada al fracaso.
Amor y deseo: dos caminos que no siempre van de la mano
“El deseo y el amor van por caminos distintos”, señala Olmedo. En los inicios de una relación, ambas emociones suelen ir unidas, pero con el paso del tiempo las dinámicas cambian. “Cuanto más amor hay, normalmente, al principio sí, pero luego ya el deseo disminuye. Esa es la realidad”, explica.

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La psicóloga apunta que es natural sentir atracción por otras personas aunque se ame a la pareja: “Es normal que ames a alguien y de repente veas a ese caballero que pasa y digas ‘uy, qué ganas’. Pero eso no quiere decir que lo tengas que hacer”. Para Olmedo, lo importante está en la coherencia y en actuar según los valores propios, sin negar la existencia del deseo.

Atracción
Cómo influyen las responsabilidades en la vida íntima. Uno de los factores que más inciden en la pérdida de deseo es la transformación de los tiempos compartidos en pareja. Al inicio, esos espacios están dedicados al juego y al placer; con los años, y especialmente tras la llegada de los hijos, pasan a estar marcados por las obligaciones.

Cuando hay una disfunción sexual, el problema también afecta a la pareja.
“Aquella persona que era tu lugar de juego y de placer, a la larga y después de los hijos, se vuelve el lugar de las responsabilidades”, indica Olmedo. Además, añade un elemento de presión que pesa en particular sobre los hombres: la idea de “tener que cumplir” en lo sexual. “En el momento que tú en el ámbito sexual tienes que cumplir y se vuelve una obligación, el deseo y la excitación desaparece”, concluye.
La importancia de aceptar la evolución de la pareja
El mensaje de la psicóloga no da lugar a equívocos: la disminución del deseo con el tiempo es un proceso natural en las relaciones estables. Sin embargo, aceptar este cambio y buscar formas de mantener viva la conexión emocional puede marcar la diferencia.
Su reflexión invita a replantearse la manera en que entendemos la intimidad y a dejar de ver la pérdida de deseo como un fracaso, sino como una evolución propia del vínculo afectivo.