Comenzamos con entusiasmo: nueva ropa deportiva, suscripción al gimnasio, tutoriales para perfeccionar la técnica. Pero semanas después, la motivación inicial se esfuma y el deporte se convierte en otra carga más. Este patrón, tan común como frustrante, tiene una explicación psicológica según la psicóloga deportiva Cristina Rocafort: estamos abordando la actividad física desde la exigencia externa, no desde el autocuidado personal.
La presión social: cuando el “deber” sustituye al “deseo”
Rocafort, directora de su propia clínica especializada, identifica el origen del problema en una presión social omnipresente: “Hoy en día estamos demasiado presionados. Todo el mundo tiene que hacer un deporte y hay que estar en forma”.

Un grupo de personas jóvenes, practican ejercicios, deporte, estiramientos, en un dia caluroso, con sol,
Esta presión distorsiona el propósito original del ejercicio. Lo que debería ser una herramienta de bienestar se convierte en una obligación más: “Hay veces que algo que es autocuidado, que es hacer ejercicio, que es buenísimo para la salud, se convierte en una exigencia porque nos ponemos a hacer cosas que no nos gustan”. El resultado es predecible: “Entonces duramos dos minutos y entramos en una rueda de 'no soy capaz', 'no me estoy cuidando'”.
La clave fundamental. Frente a este círculo vicioso de autoexigencia y abandono, Rocafort propone una solución aparentemente simple pero profundamente efectiva: “Para mí algo clave y fundamental y que, bueno, me parece súper básico, es buscar algo que te guste”.
La psicóloga deportiva insiste en la personalización de la actividad física: “Hay muchísimas cosas y no tiene por qué ser lo que le guste a todo el mundo. Es posible que no les guste el gimnasio o jugar al fútbol con sus amigos”. La clave del mantenimiento a largo plazo está en el disfrute, no en seguir modas o imposiciones sociales.

Parejas jugando a pádel
Cambiar el marco mental
Rocafort establece una distinción crucial entre dos enfoques mentalmente opuestos:
- El autocuidado: Surge de la pregunta ”¿para qué me estoy cuidando?” dirigida a uno mismo. Se centra en el bienestar personal y la conexión con necesidades propias.
- La exigencia: Surge de la presión externa o de la comparación con los demás. Convierte el ejercicio en una obligación estresante.
“Creo que tenemos que ver el ejercicio como un autocuidado y no como una exigencia, que es como yo creo que lo ven muchas personas”, explica la experta. Este cambio de perspectiva es fundamental para romper el ciclo de abandono: “Esto les hace perder un poco el norte y no se cuidan, sino que se exigen”.

El deporte mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés, la ansiedad, la depresión y aumenta la autoestima
La flexibilidad: permitirse días distintos
Otro pilar esencial en el enfoque de Rocafort es la flexibilidad. La rigidez en la rutina deportiva a veces induce al abandono. La psicóloga aboga por adaptar la actividad al estado anímico y energético del momento: “Hay que tener también un poco de flexibilidad con nosotros mismos. Quizá un día no nos apetece correr, si es que eso es lo que nos gusta, pues quizá podemos andar”.
Este permiso para modificar la intensidad o tipo de actividad sin culpa es crucial para mantener la constancia. “Lo importante es cuidarse y no presionarse”, sentencia Rocafort.