Camilo López, veterinario, sobre una de las costumbres más extendidas: “No es amor dejar que un perro te lama la cara como si fuera un helado”

MASCOTAS

El experto desmonta una costumbre muy extendida entre los dueños de perros y advierte de sus consecuencias inesperadas

Una joven sonriendo con su perro

Una joven sonriendo con su perro

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La costumbre de los perros de lamer la cara de sus dueños es un gesto que acompaña innumerables momentos cotidianos. Desde la mañana hasta el regreso a casa, ese acto se repite con naturalidad, generando sonrisas, sorpresa o incluso pequeñas quejas de quienes lo reciben. Para muchos, es un detalle que forma parte de la rutina doméstica, un instante inesperado que recuerda la presencia constante del animal en la vida familiar. Aunque sencillo, ese lamido se ha convertido en un símbolo recurrente de la convivencia y del vínculo diario que los humanos establecen con sus perros.

El veterinario Camilo López, a través de un vídeo en su canal de Instagram, ha generado un intenso debate al advertir que no se trata de un gesto de amor. Este gesto, aparentemente cariñoso, puede entrañar un peligro para nuestra salud. Con su mensaje, su intención es desmitificar este mito tan extendido. 

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Perro a punto de dar un lametón

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Muchas veces proyectamos expectativas humanas sobre las emociones de nuestros perros 

Instinto. El experto explica que los perros pasan la mayor parte del día explorando el entorno con la boca. La realidad es que el lamido suele responder a un comportamiento instintivo y no tiene una intención afectiva. 

Higiene. Camilo recuerda que la saliva canina puede contener múltiples microorganismos procedentes del contacto con heces u otros deshechos. Facilitar el acceso del animal al rostro humano solo hace que aumente la probabilidad de transmisión. Evitar este tipo de hábitos puede ayudar a preservar la higiene de nuestro hogar. 

Un perro con un cepillo de dientes en la boca.

Perro sujetando un cepillo de dientes 

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Peligro. Los lametones en zonas sensibles como boca, ojos o nariz pueden desencadenar irritaciones o infecciones, especialmente en niños, personas de edad avanzada o individuos con las defensas bajas. El experto defiende que la convivencia responsable requiere entender cómo actúan los animales y ser consciente de los límites recomendables.

Estudio. Aunque para muchos un lamido de perro parece un gesto cariñoso, diversos estudios alertan de los riesgos para la salud. La saliva canina puede albergar bacterias y patógenos zoonóticos capaces de transmitirse al ser humano, como Capnocytophaga canimorsus, Pasteurella multocida, Salmonella, Escherichia coli o Campylobacter, lo que puede derivar en infecciones digestivas, cutáneas o incluso más graves como sepsis o meningitis.

Educar perro

Perro dando la mano 

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Datos. Según el informe más reciente de vigilancia epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Organización Colegial Veterinaria (OCV), en 2022 en España se notificaron más de 30 000 casos de enfermedades transmitidas de animales a personas (zoonosis). Entre las zoonosis más comunes notificadas ese año están la Campilobacteriosis (20 797 casos) y la Salmonelosis (8 777 casos), ambas enfermedades transmitidas a través de mecanismos relacionados mayormente con alimentos, pero que ilustran la magnitud del problema zoonótico en España. Además, en 2023 la vigilancia sobre enfermedades zoonóticas sigue mostrando cifras elevadas a nivel europeo, lo que sugiere que el contacto con animales y sus saliva, heces o piel, sigue siendo una vía potencial de riesgo, aunque no siempre documentada individualmente.

Recomendaciones. El veterinario recomienda sustituir ese gesto por otras forma de interacción más seguras como rutinas de paseo o atención continuada. También nos recuerda que conocer la conducta natural del perro es clave para convivir sin malentendidos. Muchas veces proyectamos expectativas humanas sobre sus gestos y reacciones, interpretando comportamientos que en realidad responden a instintos o hábitos propios de su especie. Comprender cómo actúa un perro permite ajustar nuestras respuestas y crear una relación más armoniosa, basada en respeto mutuo y en la observación de su comportamiento real, en lugar de en interpretaciones equivocadas.

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