El sistema sanitario español goza de un prestigio difícil de igualar. Reconocido de manera constante en rankings internacionales, se sitúa entre los mejores del mundo tanto por la calidad de sus servicios como por la esperanza de vida que garantiza a su población, una de las más altas del planeta.
No obstante, es bastante común que el sistema se vea colapsado en diversas ocasiones. Sobre ello ha reflexionado el cirujano Diego González Rivas en el podcast de 'Ac2ality'.

Urgencias del Hospital de Jaén
“Yo lo veía aquí cuando estaba en la seguridad social, la gente va a urgencias por cualquier tontería”
Crítica. Rivas lamenta que algunas personas abusen del sistema sanitario para realizar visitas que realmente no son necesarias: “Cuando las cosas son gratis la gente abusa, cuando todo es gratuito, la gente abusa. Yo lo veía aquí cuando estaba en la seguridad social, la gente va a urgencias por cualquier tontería”. comenta.

El servicio de urgencias de un hospital de Barcelona Clínic de Barcelona
Valorar. El cirujano afirma que no se valora el gran sistema sanitario del que gozamos todos los españoles: “No se valora lo que tenemos, entonces el sistema sanitario español es ideal, el concepto es ideal, es universal, cubre a todo el mundo, si necesitas un trasplante te lo van a hacer... Entonces tiene unas condiciones ideales perfectas que todo el mundo querría tener y todo el sistema sanitario querría tener”, comenta.

Urgencias del Hospital Virgen del Rocío.
Margen de mejora. Para darle un impulso necesario proponer realizar algunos cambios entre los profesionales: “Yo creo que se podría incentivar a las personas para que la gente trabajase más, es decir, si te pagasen mejor... creo que los profesionales en España no están lo bien pagados que deberían y por eso la gente no está motivada”, termina diciendo.
Reflexión. Médicos, enfermeras y demás personal sanitario acumulan jornadas maratonianas, guardias interminables y una presión asistencial creciente. Y, pese a ello, sus salarios se sitúan por debajo de la media europea, una brecha que alimenta la fuga de talento hacia otros países donde su trabajo se reconoce mejor, tanto en términos económicos como en condiciones laborales.