Viejo Eixample, nuevos usos

Crítica de arquitectura

TdB, la firma barcelonesa encabezada por Juan Trias de Bes, opera en áreas diversas, desde la arquitectura corporativa hasta el patrimonio, con trabajos como la rehabilitación de la casa Burés o del Palau Moxó

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El edificio de viviendas de Rambla de Catalunya transformado por TdB

TdB

TdB, la firma barcelonesa encabezada por Juan Trias de Bes, opera en áreas diversas, desde la arquitectura corporativa, con piezas notables como la sede de Natura Bissé en Cerdanyola, hasta el patrimonio, con trabajos como la rehabilitación de la casa Burés o del Palau Moxó. A este último ámbito pertenecen dos de sus labores recientes, las fincas de rambla de Catalunya 29 y ronda de Sant Antoni 84. Ambos proyectos reflejan la complejidad que entraña dar nuevos usos a antiguas construcciones del Eixample sin alterar su aspecto, al menos el exterior, tratando además de integrar el pasado con el presente, y sin contravenir la normativa, cada vez más estricta por criterios técnicos, de seguridad o ideológicos.

En rambla de Catalunya, TdB recibió el encargo de transformar una vieja edificación del Eixample –data de 1871; la primera es de 1864– en veintidós viviendas que sus promotores etiquetan como “de lujo”. Las dos principales decisiones arquitectónicas han sido aquí sustituir el acceso en el chaflán (que conducía a una angosta escalera) por otro situado en su fachada lateral de Diputació, junto al pasaje de entrada al patio de manzana, y construir, adosada a esta fachada de características arquerías, una galería vidriada, siguiendo el estilo tradicional en la zona, como lo atestigua la de la finca vecina. Este oportuno añadido da más metros al edificio y multiplica la luz que baña los pisos con vistas a Diputació.

A ojos del paseante, aparte de la galería, por lo demás discreta, nada denota la intervención en esta finca, que sin embargo ha sido importante, tanto en el refuerzo estructural –aun conservando las vigas de madera originales–, como en el nuevo núcleo de comunicaciones verticales, como en la reforma de la distribución de la planta para habilitar pisos de 110 o 130 metros.

En la finca de ronda de Sant Antoni, 85, donde en 1918 se abrió la Casa de Comidas Buenavista, TdB recibió el encargo de mantener el restaurante y convertir las cuatro plantas superiores en hotel de 43 habitaciones, uno de los últimos que recibió licencia antes de la moratoria turística de la alcaldesa Colau. Los arquitectos han conservado también aquí la fachada, adornada con esgrafiados tardíos de los años cincuenta, pero derribaron el resto. El criterio dominante en esta finca con planta en V, y fachada trasera a la calle Joaquín Costa, ha sido conservar un “aire barcelonés”, buscando cierta sintonía entre su porte decimonónico y los nuevos interiores. Algo que se ha conseguido con una estructura en la que tienen protagonismo los pilares de fundición y las bóvedas catalanas (aquí construidas con sistema de flexbrick rigidizado) o los pavimentos hidráulicos. También con una lógica distribución de habitaciones en dos bloques, articulados por un patio de luces en el vértice de la mencionada V.

Más difícil era lograrlo en el diseño final de interiores, confortables en los salones equipados con mobiliario y lámparas de diseño contemporáneo clásico, y recargados en otras partes de la obra, donde la abundancia de materiales y referencias es notoria. Armonizar épocas en una vieja construcción es una ambición loable, pero conseguirlo con los recursos precisos, ni más ni menos, no es fácil.

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