Los dulces sueños rotos de Marianne Faithfull

Los dulces sueños rotos de Marianne Faithfull
Director adjunto

Pertenezco a una generación que descubrió a Marianne Faithfull, fallecida este jueves, cuando en 1979 publicó el disco Broken English. La cantante de voz cristalina que en 1964 había enamorado a los británicos con la balada As tears go by, que le regalaron Mick Jagger y Keith Richards, comparecía, década y media después, convertida en una musa del desencanto. Su disco se disparó en las listas de ventas.

El tabaco, el alcohol, las drogas y la laringitis habían agrietado su voz hasta darle un tono espectral que encajaba bien en la escena telúrica que definían entonces bandas musicales tan oscuras como The Cure, Siouxsie and the Banshees o The Birthday Party. También crooners de taberna como Tom Waits. 

Pero ella, además de atesorar un puñado de excelentes canciones, era portadora del mensaje original: tras sobrevivir al huracán que siempre han generado a su alrededor los Rolling Stones, Marianne Faithfull surgía renacida de entre las tinieblas.

A diferencia de otros seres sensibles, ella logró sobrevivir a los Rolling Stones

Quisimos saber más. Indagamos, preguntamos, leímos y así supimos que fue Faithfull quien recomendó a su entonces pareja Mick Jagger que leyera la novela de Bulgakov El maestro y Margarita, y que fruto de aquella lectura surgió uno de los himnos sublimes de los Rolling Stones: Sympathy for the Devil. Eso es mucho más de lo que se supone que tienen que hacer las musas.

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Marianne Faithfull, en los años del Swinging London 

GETTY IMAGES

A diferencia de otros seres sensibles que se quedaron por el camino –Brian Jones, Gram Parsons, Anita Pallenberg...– Faithfull se construyó una carrera de éxito al margen de los Rolling Stones. En Barcelona ofreció varios conciertos memorables; en especial, el de 1997 en el Casino l’Aliança del Poblenou, en la gira de su disco Twentieth Century Blues.

En el 2016, muy mermada ya por sus problemas de cadera, actuó en el club Bataclan de París en homenaje a las víctimas del atentado islamista cometido un año antes. Tocó con ella Warren Ellis, acompañante habitual de Nick Cave.

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Miquel Molina
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Intuimos que se estaba despidiendo de los escenarios cuando, tras una actuación bastante plana, pareció recuperar toda la energía perdida para acabar el concierto entonando una apabullante versión de The ballad of Lucy Jordan, un tema sobre sueños rotos que había incluido en aquel mítico Broken English. Fue su canto del cisne.

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