El argentino César Aira (Coronel Pringles, 1949) se alzó ayer con el premio Finestres de Narrativa por su novela En El Pensamiento (Random House). Ambientada en un lugar remoto de La Pampa, la trama gira alrededor de este pueblo de provincias que se mueve por y para la estación ferroviaria y que resulta familiar para el escritor.
El jurado del galardón, que se concede cada dos años a la mejor obra narrativa en castellano y en catalán, y que está dotado con 25.000 euros, lo formaron el crítico Jordi Costa, la scout literaria Camila Enrich y los escritores Mathias Enard, Mariana Enríquez y Carlos Zanón, que destacan “el lúdico placer de fabular del autor, la profunda ligereza y la aparente sencillez de una prosa y una estructura de una novela que viene a sumarse a un proyecto literario monumental”. Una característica que, aseguran, “cristaliza, en una sutil miniatura, el juego con la inteligencia de los lectores a través de una supuesta evocación autobiográfica”.
El escritor habla por correo electrónico con La Vanguardia sobre esta obra, el premio y su carrera, además de ofrecer algunas pinceladas de su próximo libro, Actos de presencia. Disertaciones (1989-2021) (Random House), que llegará a las librerías el próximo 3 de abril.
La última vez que recibió un premio dijo que sería el último. Ahora recibe el Finestres de Narrativa. ¿Le abruman los reconocimientos?
Hoy no diría lo mismo. En ese momento yo estaba en plena producción y, como me consideraba suficientemente premiado, no quería más distracciones para seguir escribiendo en paz. Ahora escribo menos y ya avizoro el día en que no voy a escribir nada. Así que no me molestaría seguir recibiendo premios, como para llenar los tristes días de un ex escritor.
Lo que sí debe abrumar es que le pregunten cada mes de octubre por el Nobel, ¿no es así? ¿Le ayuda esta coletilla en su carrera o le pesa?
Ya me han dado el título de Eterno Candidato. Entonces no sé por qué siguen creyendo que lo voy a ganar. La eternidad es una sola y no se termina nunca.
La novela premiada transcurre en El Pensamiento, de donde proviene su familia. Sus viajes al pasado y a las provincias son recurrentes en sus trabajos. ¿Cree que con los años puede haber ido a más?
Siempre preferí el campo para mis ficciones, como prefiero la ciudad para vivir. La ciudad es demasiado realista para mi gusto literario. El campo, por estar lejos y fuera de mi vista, me permite inventar.
Me maravilla todo lo que pude publicar. Como no soy un superdotado, tengo que concluir que escribir debe de ser muy fácil”
Uno de los personajes dice: “Deberíamos asegurarnos de que El Pensamiento fuera nuestro para siempre”. ¿Es algo en lo que piensa usted también?
Hace unos años uno de mis sobrinos nos propuso a mi hermana y a mí vender el campo de El Pensamiento y comprar departamentos para alquiler temporario a turistas, porque eso nos daría más renta. No lo hicimos, por supuesto. No necesito más renta, a mi edad y ganando premios todo el tiempo. Pero más allá de eso, desprenderme del Pensamiento, aun cuando no voy nunca, sería perder algo muy precioso para mí.
Reconoció en diferentes entrevistas que es tal el agotamiento que siente al terminar algo, que se promete siempre que es lo último que escribe. Sin embargo, cada año publica una media de dos libros.
Cuando miro atrás, desde el cansancio de la edad, me maravilla todo lo que pude hacer. Como no creo ser un superdotado, tengo que concluir que escribir debe de ser muy fácil.
En su discurso en el premio Formentor reconoció que algunos los olvida y luego se sorprende al verlos. ¿Hay una obra concreta que sabe que no se le olvidaría jamás y por qué motivo?
Me gusta la idea de que mis libros queden en ese abrigado capullo del olvido que los mantiene vivos, como en el momento antes de nacer. No podrían estar en un lugar mejor.

César Aira recibiendo el premio Formentor 2021 de manos de Simón Pedro Barceló y Marta Boadas, en Sevilla
En abril llega Actos de presencia, once piezas en las que reflexiona sobre el mundo, su escritura y quienes mejor han sabido representarlo. ¿Qué nos puede adelantar?
Junté todo lo que había conservado de ponencias y conferencias, y lo ordené por fechas. Es un poco triste comprobar que se ha llegado a la edad de las recopilaciones y los refritos.
Será un libro con el tema de la literatura como eje central, alrededor de la cual siempre giran dos o tres ideas.
Casi todo lo que escribí sobre la literatura, y casi no escribí sobre nada más, lo hice para justificar una invitación o un viaje. No lo hice con convicción ni honestidad. Siempre seguí la regla de oro “Si suena bien, está bien”. Por escrito no es tan difícil parecer inteligente.