Ni los sacrificaban, ni eran futuros reyes, ni pequeños dioses. El primer estudio integral de los bebés enterrados bajo las casas en el yacimiento ibero de Ullastret (Girona) demuestra que morían por causas naturales, en proporciones similares a la de las culturas en desarrollo (y con medicina inexistente, o casi) y que eran enterrados con sencillez en la periferia de las casas. Son algunas de las conclusiones de la investigación presentada este lunes en el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC).
Los investigadores han sometido una quincena de cuerpos a técnicas actualizadas de morfología, morfometría y por primera vez de genética e histología dental, para obtener la máxima información biológica posible. Los análisis han arrojado datos de parentescos, orígenes y causas de mortalidad.

Una de las cabezas cortadas de Ullastret (Girona)
En realidad, se ha hecho “excavación de la excavación”, según descripción de Gabriel de Prado, responsable del yacimiento arqueológico de Ullastret. Los expertos han analizado los restos guardados en los almacenes, algunos de ellos desde hace cuarenta años. Las excavaciones empezarpon en este lugar en 1947.
Ahora se sabe los bebés que no fueron sacrificados, ni siquiera por su sexo. Hasta ahora se especulaba con esa posibilidad, en base a datos etnográficos o indirectos.
Entierros sencillos
De los quince individuos analizados, ocho eran niñas y cinco eran niños; los que más, vivieron unas doce semanas
Tampoco recibieron fastuosos entierros sino que cuando murieron, por causas naturales en su totalidad, fueron enterrados en ceremonias rituales y normalizadas.
El estudio ha estado liderado por las investigadoras del Grup de Recerca en Antropologia Biològica (GREAB) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Assumpció Malgosa y Carolina Sandoval, junto al responsable del yacimiento de Ullastret.
“Nunca antes se habían abordado los enterramientos infantiles en la prehistoria con un enfoque multidisciplinario y con este nivel de profundidad y detalle analítico, se habían hecho hipótesis en base a la mirada de épocas anterioes. Ahora pasamos así de las teorías a las evidencias”, ha dicho este lunes Assumpció Malgosa, catedrática de Antropologia Biológica de la UAB y coordinadora del estudio.
Los análisis biológicos nos han permitido obtener la edad y el sexo de los bebés y profundizar en las posibles causas de la muerte. Pasamos de las teorías a las evidencias"
Los trabajos arqueológicos, además, “nos hablan de una práctica íntimamente asociada al ámbito doméstico, que arraiga estos bebés a la esfera social de los vivos”, añade la investigadora. “Son restos pequeños, pero la información que proporcionan es enorme”, según la antropóloga del MAC, Núria Armentano.
De los quince individuos analizados, ocho eran niñas y cinco eran niños; de dos de ellos no fue posible obtener el dato. Algunos de ellos murieron prematuramente, durante la gestación, aunque la mayoría murieron más de un mes después del parto; los que más, vivieron unas doce semanas. Uno de los quince ha sido identificado como individuo por primera vez.

Trabajos de excavación en la zona del Puig de Sant Andreu del yacimiento de Ullastret, donde un 80% de la ciudad sigue bajo tierra
Además del trabajo de laboratorio, los investigadores han revisado a conciencia toda la documentación generada anteriormente por estos hallazgos, que en su día generaron gran expectación y mucha literatura.
“Los iberos practicaban la cremación de sus muertos, pero todavía se conoce muy poco de otras prácticas sociales y rituales, como las que involucran directamente a bebés. Por eso investigaciones multidisciplinar e integral como ésta son fundamentales”, destaca Carolina Sandoval, investigadora predoctoral de la UAB y primera autora del artículo científico que recoge la investigación.
Los iberos practicaban la cremación de sus muertos, pero todavía se conoce muy poco de otras prácticas sociales y rituales, como las que involucran directamente a bebés"
Los restos proceden de Illa d’en Reixac y Puig de Sant Andreu, dos núcleos diferentes del yacimiento de Ullastret, y están fechados dentro de la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo. El de Ullastret es uno de los mejores conjuntos arqueológicos de la Edad del Hierro en la Península Ibérica.
Sólo dos de los niños, inhumados en el mismo cubículo, compartían linaje mitocondrial, lo que podría sugerir un vínculo por vía materna. Pero la variante genética identificada es muy frecuente en la población, con lo que los antropólogos no tienen la certeza de que fueran familiares.
Dos de las tumbas contenían individuos de épocas distintas, lo que revela por otro lado la larga duración del asentamiento y que sus habitantes tenían conocimiento de su existencia.
Sepelio reutilizado
Dos de las tumbas contenían individuos de épocas distintas, lo que revela la duración del asentamiento y que sus habitantes sabían de su existencia
Sandoval estima que “el patrón de distribución de muertes por edad y sexo que hemos identificado se asemeja a la mortalidad infantil natural de poblaciones en desarrollo, y nos lleva a descartar que hubiera una selección por sexos ni prácticas sacrificiales, como se había llegado a apuntar previamente”, señala.
El estudio de las capas de los enterramientos, cotejado con el análisis de la documentación arqueológica existente, ha permitido desmentir que alguno de los individuos fuera enterrado con parafernalia política o religiosa. Ahora se sabe que todas las tumbas ocupaban espacios domésticos. En algún caso se produjo una confusión con ciertas estructuras de almacenes, o de manipulación de alimentos, o de trabajo artesanal, que se interpretaron como depósitos rituales en torno a un altar.

La gran residencia aristocrátrica hallada en la ciudad íbera de Ullastret
“Ninguno de los entierros se encuentra en los edificios palaciegos o aristocráticos de grandes dimensiones excavados. La mayoría de entierros fueron sencillos, consistían en pequeñas fosas sin revestimientos ni cubierta y algunas con fauna asociada”, argumenta De Prado.
“Ninguno de los entierros está en los edificios palaciegos o aristocráticos de grandes dimensiones excavados. La mayoría de entierros fueron sencillos"
Los investigadores sospechan que el yacimiento oculta todavía una gran cantidad de enterramientos infantiles, dado que Ullastret llegó a tener unos 6.000 habitantes y apenas han aparecido 15 niños enterrados. De los iberos quedan pocos restos humanos. Además de los 15 mencionados, en el yacimiento de Olèrdola aparecieron otros 7. En el sitio ampurdanés se hallaron también una cincuentena de cráneos humanos que eran clavados a las paredes; en Puig Castellar (Santa Coloma de Gramanet) aparecieron diez de éstos. Cerca de Ullastret existe un enterramiento con 80 individuos, que fueron previamente incinerados. Ullastret es el mayor oppidum o poblado fortificado de época ibera descubierto en Catalunya y uno de los más significativos del mediterráneo occidental.
Hasta hoy, está excavado aproximadamente un 5% de la zona de Illa de’n Reixac y un 20% del Puig de Sant Andreu.
La investigación se ha publicado en la revista Trabajos de Prehistoria. Investigaciones similares se están desarrollando en otros yacimientos íberos de Catalunya.
El MAC ha estrenado con la presentación de esta investigación un “corner” donde mostrará los resultados de sus investigaciones, a las que destina unos 300.000 euros anuales. Allí se exhiben ahora los huesos de dos de los 15 niños, “con una idea central: respeto”, según el director del museo, Jusèp Boya. Este museo abrió hace un año un intenso debate sobre los límites éticos de la exhibición de restos humanos.