El presidente del Gobierno ha defendido la legalidad de las finanzas del partido socialista en el curso del bronco interrogatorio al que ha sido sometido a lo largo de toda la mañana en la comisión de investigación del Senado.
Sánchez, a la defensiva, ha tratado de zafarse de la severa ofensiva de sus contrincantes, especialmente los senadores del PP y de Vox en una comisión que en un momento ha calificado de “circo”. Lo que le ha granjeado el reproche del presidente de la comisión, Eloy Suárez, senador del PP, con el que ha chocado en más de una ocasión a lo largo de las cinco horas que ha durado la sesión.
Pedro Sánchez durante su intervención en la comisión de investigación del caso Koldo
En términos generales puede afirmarse que Sánchez ha resistido el envite. Pero también que la oposición ha conseguido colocar con sus preguntas todos los titulares que precisaba. En definitiva, una comisión que podrá ser leída al gusto del consumidor pero que no ha aclarado nada.
Sánchez ha admitido en los primeros compases de la sesión, como ya lo había hecho hace algunos días, que ha cobrado dinero en metálico de los fondos del partido para resarcirse de gastos que él había adelantado de su propio bolsillo. Nunca, ha dicho, por encima de los 1.000 euros -el máximo permitido-. Así es como el jefe del Ejecutivo ha intentado controlar este jueves los primeros compases de la sesión. O al menos como ha tratado de descolocar las intervenciones iniciales de las derechas, que con tanto denuedo habían preparado durante semanas la comparecencia de Sánchez ante la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado, encargada de dirimir responsabilidades por la compra de material sanitario durante la pandemia. Y en parte lo ha conseguido porque ninguna de las derechas logró ponerle, salvo en momentos puntuales, en serios aprietos.
El presidente de la comisión, el senador popular Eloy Suárez
La sesión se ha iniciado con la senadora de UPN, María del Mar Caballero, y el representante de Vox, Ángel Gordillo, que han tratado de plantear una secuencia de preguntas hasta el punto de cortar abruptamente las respuestas del interpelado, como si las profusas explicaciones de Sánchez estorbasen su propósito de convertir la comisión en una causa general contra el “sanchismo”. En ambos parlamentos se han entremezclado asuntos tan diversos como el uso de dinero en metálico, los supuestos “negocios de prostitución” del suegro de Sánchez o los integrantes que viajaron con este último en su recorrido por las agrupaciones del PSOE durante las primarias de 2017. “¿Me están preguntando cuántos iban en el Peugeot? ¿De verdad, señoría?”, ironizó antes de calificar la comisión como un “circo”.
Sánchez, quien a las 8.55 horas ha sido recibido a las puertas del Senado por el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, Rafael Simancas y un reducido grupo de asesores, había preparado una intervención meditada al milímetro. El equipo del presidente revisó las anteriores sesiones de la comisión para conocer de primera mano la estrategia desplegada por las derechas en los últimos meses y anticipar posibles emboscadas dialécticas. Fruto de ello, superó con holgura las intervenciones de UPN y Vox, según reconocían incluso fuentes del PP: “Tiene muchas tablas parlamentarias”, resumieron.
Caso aparte ha sido el interrogatorio de Junts -dada la nueva doctrina de su enfático aislamiento que la militancia del partido ha de avalar esta tarde- en el que el senador y portavoz del grupo en la comisión, Eduard Pujol, ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de ser “poco serio”, lo cual le ha “condenado” -ha dicho- a perder el apoyo de su formación y a la “debilidad más absoluta”.
También ERC le ha mandado un mensaje cuando el senador Joan Queralt ha advertido al presidente del Gobierno de que “nadie se cree” que cesara a José Luis Ábalos en 2021 como ministro de Transportes por motivos políticos. Más aún cuando su cartera fuera la que más dinero gastó durante la pandemia de la covid-19 sin levantar “ninguna alarma”.
El senador del PP, Alejo Miranda
Una vez concluido el bálsamo que le han supuesto a Sánchez las intervenciones de sus socios de investidura -como los representantes de la Agrupación Socialista de la Gomera, Compromís o Geroa Bai-, quienes han entablado un sosegado diálogo sobre las inversiones del Gobierno en sus territorios o asuntos de corrupción que atañen al PP, ha llegado el turno de los populares. El plato fuerte del día, que ha protagonizado íntegramente Alejo Miranda de Larra, senador por Madrid.
Tras un arranque atropellado en el que el senador ha pisado cada intento de respuesta de Sánchez, encadenando hasta una decena de veces la misma pregunta -“¿Se avergüenza de Ábalos, Koldo y Cerdán?”-, Miranda ha logrado desestabilizar las defensas de Sánchez cuando se negó a contestar preguntas sobre su hermano. Visto el escaso rédito obtenido por los partidos que le han precedido el PP lo ha celebrado como una victoria.
Sin embargo, Miranda no ha aprovechado el momento y ha vuelto a intentar aturdir a Sánchez, al punto de que el propio presidente de la comisión tuvo que pedirle que dejara contestar al presidente a alguna de las preguntas planteadas. “El PP ha hecho muchas preguntas para deslizar sospechas, pero luego las ha retirado para no escuchar las respuestas. No les interesa conocer la verdad, sino seguir expandiendo bulos”, se quejaron fuentes socialistas.
Con todo, el senador popular, quien en su primera intervención se ha presentado como “una víctima de la covid” que luchaba por la vida durante el tiempo que estuvo “sedado e intubado” en la UCI mientras, ha asegurado, “dirigentes del PSOE se lucraban con contratos sanitarios”, ha hecho caso omiso. Ha mezclado un sinfín de asuntos en su diatriba -como el caso Air Europa o Plus Ultra- hasta conformar un batiburrillo ante el que Sánchez se ha limitado a pedir amparo a la presidencia para poder encadenar al menos dos frases sin ser interrumpido. “Cómo le duele a usted cuando no manda”, se ha apresurado a señalar Miranda ante la algarabía de sus compañeros de bancada, que han celebrado los chascarrillos como trofeos tras no haber logrado de Sánchez un rotundo KO, como pretendían.
El presidente ha vuelto a hacer gala de su capacidad de resistir, esta vez en campo contrario, y el PP de su voluntad inquebrantable de derribarle. Poco más.


