“Estábamos en la playa, sacamos el detector de metales y, nada más enchufarlo, ¡zas! Apareció un clavo del naufragio”. Quien cuenta esta historia es Lucas Atchison, un niño canadiense que actualmente tiene 10 años y que, en 2023, realizó un hallazgo de grandes proporciones (en todos los sentidos) en una playa de Ontario.
Lucas y su familia se encontraban de viaje en el Parque Provincial Point Farms, al norte del pueblo de Goderich, un espacio que ofrece grandes playas de arena, seis kilómetros de senderos para caminatas y áreas de juegos. La pasión de Lucas, sin embargo, era otra muy distinta.
Un regalo de cumpleaños
Para su cumpleaños le habían regalado un detector de metales y ardía en deseos de utilizarlo durante sus vacaciones. Cuando descubrió el primer clavo, fue corriendo a enseñárselo a su padre, quien pensó que quizás se había utilizado en el pasado para amarrar a un barco. Pero esa explicación no dejó del todo convencido a su hijo.
Así que ambos se pusieron a cavar más profundo y entre la arena fueron sacando más clavos enganchados con partes de madera. “Entonces papá me dijo: 'Lucas, esto es un naufragio'”, explicó el niño en declaraciones a la cadena CBC. “¡Cuando me desperté esa mañana no esperaba encontrar un naufragio!”, añadió.
Rápidamente, llamaron al personal del parque y luego se pusieron en contacto con el Comité del Patrimonio Marino de Ontario (OMHC), un grupo de voluntarios sin fines de lucro dedicado a registrar y preservar la historia marina de esta provincia del centro de Canadà que limita con Estados Unidos y los Grandes Lagos.
Hace una semana, un equipo de voluntarios del OMHC tuvo todos los permisos en regla para comenzar a excavar el lugar. Y contaron con la ayuda del pequeño Lucas, que no se quiso perder el momento en el que su descubrimiento salía a la luz tras siglos enterrado bajo la arena.
La arqueóloga marina Scarlett Janusas y el historiador Patrick Folies han dirigido las tareas desde que se reunieron con la familia Atchison en 2023. En apenas unas jornadas desenterraron una porción del barco. “Lo que teníamos delante eran cuadernas dobles, lo que parece sugerir que era una nave más robusta, una goleta”, dijo Janusas.
La goleta es un buque de vela de dos o más mástiles, generalmente de madera. Este tipo de barcos fueron desarrollados en el siglo XVIII y dejaron de usarse de forma habitual en el XIX, cuando la navegación a vela fue sustituida por la propulsión mecánica a vapor.

Imagen de archivo de un barco naufragado en una playa
Las cuadernas (o galitos) de una embarcación son cada una de las costillas que van encajadas en la quilla, formando la estructura de soporte del casco. La parte inicial de la excavación se realizó con maquinaria pesada y luego se usaron palas, paletas y cepillos para ver qué había enterrado la arena.
Por el momento no se han encontrado suficientes partes del barco para determinar su identidad, pero Folkes sugiere que una posible candidata es la goleta St. Anthony. “Naufragó en octubre de 1856 durante un viaje de Chicago a Buffalo (Nueva York) con un cargamento de grano”, dijo.
Encalló a seis kilómetros de Goderich
Los registros históricos describen que la nave encalló a seis kilómetros y medio al norte de Goderich, lo cual coincide aproximadamente con la ubicación de los restos encontrados recientemente.
A partir del informe del seguro hecho en el siglo XIX, que especificaba los clavos que debían colocarse en las cuadernas y a qué distancia, se podrá determinar más exactamente si realmente se trata del St. Anthony.
Los voluntarios del OMHC han completado también dibujos a escala del naufragio, incluyendo una vista desde arriba y un perfil lateral. Y han vuelto a enterrar la embarcación para preservarla.
“Rellenamos el agujero, lo enterramos y creamos un ambiente anaeróbico, es decir, sin oxígeno, para que no haya ningún tipo de parásitos ni otros organismos que se coman o destruyan los restos”, explicó Janusas. “No es una solución perfecta, pero sí mantiene la estructura del barco probablemente durante al menos otros 50 años”, concluye.