“La primera información que tengo es que mi madre me dejó a cargo de una socorrista de la Cruz Roja que estaba en un albergue para víctimas de la tragedia. También supe que mi padre había fallecido con la erupción del volcán”.
Jenifer Tapazco nació el 6 de noviembre de 1985 en la pequeña aldea colombiana de Chinchiná, situada en una ladera del Nevado del Ruiz. Siete días después, el 13 de noviembre, el volcán entró en erupción. Arrojó 35 millones de toneladas de magma y otros materiales. Arrasó toda la vida a su alrededor. Se llevó por delante la ciudad de Armero. Más de 23.000 personas perdieron la vida bajo la lava del Nevado del Ruiz. Entre ellos, el padre de Jenifer.
Más de 23.000 personas perdieron la vida bajo la lava del Nevado del Ruiz; entre ellos, el padre de Jenifer
Su madre, Dorián, sobrevivió. Dejó a la pequeña en la casa de socorro. Por alguna razón, no pudo volver a por ella. Jenifer fue adoptada por una familia de Valladolid, los De la Rosa, cuando tenía poco más de un año. Con el tiempo, se convirtió en directora de cine. A los 30 años, cogió su cámara y se fue a Colombia en busca de sus raíces, decidida a encontrar a su madre biológica. Ha sido un proceso de ocho años que ha dado como resultado un documental, Hija del volcán , ganador del premio Seminci Joven en el festival de Valladolid.
“Mis padres me dijeron que era adoptada desde el primer momento y yo lo contaba a todo el mundo. Crecí junto a mis primas y eso ha sido muy importante para mí, porque, claro, con mis rasgos, que son más asiáticos que latinos, siempre era ‘China de mierda’”, recuerda De la Rosa en una entrevista con La Vanguardia cuando habla de su infancia.
“Llegaba a casa llorando cada día. Tenía cuatro o cinco años, era muy pequeña, y decidí no contar nunca más que era adoptada. Solo en casa hablábamos de la adopción, hablábamos de Colombia. Mis padres siempre han luchado para que Colombia esté ahí con un arraigo y con cariño, pero eso era dentro de casa, fuera de casa, yo no quería hablar de Colombia, yo era vallisoletana y punto”.
Pero con el tiempo, la cineasta cambió de opinión: “Me costó mucho, pero de repente cogí la cámara y me dije ‘Hay que empezar a grabar esto, hay que sacarlo’. Y gracias a ese impulso del documental, de tener que hacerlo, he ido avanzando en la historia. Me ha dado fuerza para representarme, para sacar adelante las situaciones difíciles”, agrega la directora de Hija del volcán, que se estrenará este viernes en las salas españolas.