En ninguna canción brilla tanto el sol del verano como en los temas de los Beach Boys, leyenda prácticamente desde su creación en la costa de California. Ni siquiera el reciente fallecimiento de Brian Wilson, auténtico corazón creativo de la banda, ha impedido que la formación prosiga con sus conciertos, aunque hace años (décadas) que cuenta solamente con uno de sus miembros originales.
Hablamos de Mike Love, primo de los hermanos Wilson y, a sus 84 años, único superviviente de la época dorada de los Beach Boys, cuando sus coros armónicos invadieron las listas de éxitos y plantaron cara desde Estados Unidos a la invasión beatle. Considerado el malo de la historia en oposición a Wilson, tano por sus denuncias respecto a la autoría de algunas canciones, Love es el responsable de que la banda surfera por excelencia se mantenga en la carretera en un largo viaje que les traerá este 25 de julio a Sitges para inaugurar el festival Jardins de Terramar (también pasará por Roses, Marbella y Cádiz).
“Siempre me ha gustado la música en directo porque ves el efecto que tiene en el público” comenta el vocalista por teléfono desde Beverly Hills, “ves la felicidad que genera, la positividad, la energía y la respuesta, para mí eso siempre ha sido genial”. Aunque la banda publicó 18 álbumes de estudio desde la marcha de Wilson en 1967, son la decena de la primera época los que continúan protagonizando los conciertos, donde Love se rodea de nueve músicos entre los que se cuenta otro veterano como Bruce Johnston, enrolado en el 1965, a tiempo todavía de participar en California girls, además de su hijo Christian Love, que pone guitarra y voz..
“Tocamos mucha música, quizá hasta dos horas, nos encanta hacerlo” comenta Love, a quien le gusta empezar por los primeros hits, Surfin’ Safari, Surfin’ USA y otros temas surferos. “Luego pasamos a canciones sobre coches como I Get Around, 409, Little Deuce Coop, y de aquí a nuestro repertorio más serio: The warmth of the sun, God only knows o Sloop John B”. Las canciones de Pet Sounds, el disco más reconocido por la crítica de la banda, es un imprescindible como el hitGood vibrations o Kokomo, uno de los pocos temas de la era post Wilson, compuesto en su día para la banda sonora del film Cocktail.
Aunque los conciertos de los Beach Boys son per se un homenaje al pasado, en esta ocasión habrá un foco especial en Brian Wilson, fallecido a los 82 años, con el que Love ha mantenido una historia cuando menos conflictiva que no les ha impedido mantener el contacto todos estos años. “Le visité en su casa tan solo tres semanas antes de su fallecimiento”, desvela Love con tristeza. “Me pidió que le cantara todas nuestras canciones de los Beach Boys, lo pasamos muy bien”.
Esta etapa final contrasta con las desavenencias pasadas, que incluyen enfrentamientos por el rumbo de la banda en los años 60, denuncias por la autoría de algunas letras y desacuerdos durante el intento de reunión que tuvo lugar en el 2012. Un historial enturbiado por las guerras del propio Love, del que todavía se recuerda el ataque lanzado contra Paul McCartney y Mick Jagger durante la inducción de la banda al salón de la fama del Rock’n’Roll en 1988.
Nada que ver con su reciente nombramiento como miembro del salón de la fama de los Compositores a propuesta del actor Jon Stamos, conocido por protagonizar la serie Full house (aquí traducida como Padres forzosos) quien también estará presente como miembro de la banda en Sitges: “Dije unas palabras y tocamos cuatro canciones, fue una gran velada y un gran honor unirme a todas esas personas fantásticas y creativas que me han precedido” comenta.
Este reconocimiento tiene un doble valor para Love, por cuanto refrenda su siempre discutido papel como coautor de alguno de los éxitos de Beach Boys. “Mi primo Brian fue incluido hace muchos años, pero él y yo hicimos juntos Good vibrations, California girls, I get around, Fun, fun, fun, aunque a mí no me incluyeron en los créditos. Mi tío [el padre de Brian y manager de la banda] no puso mi nombre en las grabaciones originales cuando salieron, no fue un gesto bonito”, comenta, “pero ser incluido en el Salón de la Fama de los Compositores contribuye en gran medida a reparar esa inexactitud”.
“A menudo, mi primo Brian y yo nos sentábamos al piano y él tenía una idea para una canción, o yo tenía una idea para una canción” recuerda de sus colaboraciones con Wilson. “Por ejemplo, estábamos de gira en Salt Lake City, Utah, cuando se me ocurrió la idea de hacer Fun, Fun, Fun. Le dije que tenía la idea para la letra, el tempo y todo lo demás. Fuimos al estudio, grabamos la pista y todo eso, ese fue un caso en el que se me ocurrió un concepto”, comenta.
En otras ocasiones era Wilson quien estaba trabajando en una canción y Love le ayudaba con la letra, caso de Help me Rhonda, que llegó a ser número uno. “Escribí gran parte de la letra, una cantidad significativa de palabras, lo mismo que con I get around, trabajábamos juntos, pero él era realmente bueno estructurando las armonías, las melodías y las progresiones de acordes. Yo me dedicaba más a las letras, los conceptos y los estribillos, como 'round, round, get around' de I get around, o 'I'm picking up good vibrations, she's giving me the excitations' de Good vibrations”.
Love fue uno de los músicos que primero abrazó la meditación trascendental en los años 60, al igual que Mick Jagger o John Lennon, un hábito que todavía mantiene hoy en día, y que le ayuda para mantenerse en forma de cara a los conciertos. También se cuida calentando las cuerdas vocales antes de cada concierto en compañía de su hijo Christian, “si no los hiciéramos, no estaríamos tan fuertes al principio del concierto como nos gustaría”, explica, fiando su continuidad al estado de salud en que se encuentre. “Tengo una filosofía que dice que si no puedes hacerlo, no lo hagas, hay un límite que te impone la naturaleza”.