Descubiertos 13 barcos de la Segunda Guerra Mundial que llevan 80 años en el fondo del mar como testimonio de la Batalla de Guadalcanal

Arqueología Marina

En apenas 22 días, la expedición Ocean Exploration Trust ha encontrados nueve barcos estadounidense, dos japoneses, un australiano e incluso una barcaza de desembarco

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Dos cañones del destructor japonés Teruzuki, un barco de 134 metros de largo descubierto en el fondo del mar en las Islas Salomón 

Ocean Exploration Trust

Veintidós días en el mar dan para mucho en las Islas Salomón. Más allá de sus playas paradisíacas, sus arrecifes de coral, las exuberantes selvas y los paisajes volcánicos, este archipiélago de Oceanía oculta un apabullante cementerio de barcos de guerra que se fueron a pique durante la Batalla de Guadalcanal, en plena Segunda Guerra Mundial.

Una expedición del Ocean Exploration Trust ha estado apenas 22 jornadas a bordo del buque de exploración Nautilus y ha recopilado datos visuales y de sonar de ultraalta resolución que han permitido encontrar los restos de hasta 13 naves que llevan más de 80 años en el fondo marino.

El USS New Orleans fue el primero

El estrecho del Fondo de Hierro (Iron Bottom Souhd) el 7 de agosto de 1942, cuando los aliados desembarcaron en Guadalcanal (a la izquierda). La isla del centro es Savo

El estrecho del Fondo de Hierro (Iron Bottom Souhd) el 7 de agosto de 1942, cuando los aliados desembarcaron en Guadalcanal (a la izquierda). La isla del centro es Savo 

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La proa del USS New Orleans fue lo primero que apareció. Después hallaron el destructor Teruzuki de la Armada Imperial Japonesa. Y a partir de aquí, el resto de embarcaciones fueron apareciendo en cascada: el USS Vincennes, el USS Astoria, el USS Quincy, el USS Northampton, el USS Laffey, el USS DeHaven, el USS Preston, el USS Walke, el HMAS Canberra australiano, Yudachi e incluso una barcaza de desembarco.

En 1942, los aliados querían impedir que los japoneses utilizaran las Islas Salomón como base de operaciones para amenazar las rutas de suministros entre Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia. La primera ofensiva les permitió recuperar Tulagi, Florida y un aeródromo en construcción de Guadalcanal que fue rebautizado como ‘Campo Henderson’.

Parte de la proa del USS New Orleans

Parte de la proa del USS New Orleans 

Ocean Exploration Trust

Las tropas niponas no iban a dar su brazo a torcer tan fácilmente, así que lanzaron una potente contraofensiva. Tres importantes ofensivas terrestres, cinco grandes confrontaciones navales y combates aéreos casi diarios culminaron en la decisiva batalla de Guadalcanal a comienzos de noviembre de 1942.

Los estadounidenses lograron repeler todos los ataques, asumiendo un alto coste en pérdidas humanas y materiales para obtener su primera gran victoria en el teatro de operaciones del Pacífico, muchas veces considerada un punto de inflexión en la guerra.

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“Fue maravilloso regresar a Iron Bottom Sound, donde hace más de 34 años descubrimos los primeros buques de guerra japoneses, australianos y estadounidenses”, recuerda en un comunicado el doctor Robert Ballard, presidente de Ocean Exploration Trust.

Ubicado entre las islas de Guadalcanal, Savo y Nggela, el estrecho de Iron Bottom fue escenario de cinco importantes batallas navales entre agosto y diciembre de 1942, que se saldaron con la pérdida de más de 20.000 vidas, 111 buques de guerra y 1.450 aviones. En aguas profundas, decenas de barcos aún no han sido localizados.

Los restos del HMAS Canberra

Los restos del HMAS Canberra australiano 

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“Esta nueva expedición fue especial, ya que nos permitió filmar estos sitios de una manera imposible en anteriores misiones, así como documentar otros barcos, a la vez que compartimos nuestro trabajo en vivo con todo el mundo (a través de streaming)”, añadió.

Los investigadores utilizaron el vehículo de superficie no tripulado DriX de la Universidad de New Hampshire, controlado desde una estación costera en Honiara, para buscar naufragios en la región mediante el mapeo del fondo marino. Después se desplegaron los vehículos operados remotamente (ROV) para inspeccionar visualmente los sitios y evaluar el estado de cada pecio.

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El Teruzuki ('luna brillante')era un destructor de clase Akizuki de la Armada Imperial Japonesa diseñado para proteger a los portaaviones de ataques aéreos 

Ocean Exploration Trust

El equipo cartografió más de 1.000 kilómetros cuadrados, creando los mapas de mayor resolución del estrecho jamás creados e identificando decenas de objetivos potenciales. La expedición dedicó más de 138 horas a explorar los restos de los naufragios a profundidades inferiores a los 1.000 metros.

“El uso de nuestra embarcación no tripulada permitió un aumento considerable en la eficiencia de la exploración, ya que pudimos cartografiar e identificar continuamente objetivos potenciales mientras el Nautilus desplegaba sus ROV”, dice el doctor Larry Mayer, director del Centro de Cartografía Costera y Oceánica de la Universidad de New Hampshire.

HMAS Canberra, en el Kings Wharf de Wellington en la década de 1930

HMAS Canberra, en el Kings Wharf de Wellington en la década de 1930

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Arqueólogos de Japón, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y otros 130 expertos de todo el mundo pudieron conectarse con las operaciones de los buques a través de NautilusLive.org, lo que ayudó a guiar la misión y proporcionó valiosas interpretaciones en tiempo real durante los estudios.

“Esta expedición fue una gran oportunidad para recordar el valor y los sacrificios de los marineros que lucharon con extrema tenacidad y destreza, en ambos bandos. Los soldados no empiezan guerras, pero cumplen con sus gobiernos, y en las aguas del estrecho de Iron Bottom, cumplieron con su deber al máximo”, señalan los expertos.

El destructor Yudaichi escoltaba a la fuerza de bombardeo del contraalmirante Abe Hiroaki en noviembre de 1942

El destructor Yudaichi escoltaba a la fuerza de bombardeo del contraalmirante Abe Hiroaki en noviembre de 1942 

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Samuel J. Cox, contralmirante retirado de la Armada de Estados Unidos y director del Comando de Historia y Patrimonio Naval, considera que el “resultado final de esa terrible guerra y de una de las campañas navales más costosas de la historia trajo no solo la libertad a Estados Unidos y sus aliados, sino también a Japón”.

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