La Cubana vuelve a sus raíces con un musical en el Romea

Estreno teatral 

‘L’amor venia amb taxi’ rinde homenaje al teatro de aficionados

Versió en català, aquí

26 - 09 - 2026 / Barcelona / La Cubana - Romea / Foto: Llibert Teixidó

Una de las escenas de 'L’amor venia amb taxi', el musical de La Cubana que se estrena en el Romea 

Llibert Teixidó

Con el musical L’amor venia amb taxi, La Cubana vuelve a sus raíces. Son unas raíces que no ha dejado nunca, porque su manera de hacer es inconfundible, un sello tan potente, que cualquier compañía internacional lo querría para su marca. Ahora bien, donde regresa de verdad es al primer teatro donde hicieron un espectáculo en sala cerrada: el Romea, ahora del Grup Focus.

Corría el año 1986, y una compañía que se había dado a conocer haciendo teatro de calle e intervenciones en todo tipo de actos, entraba por la puerta grande en el teatro de la calle Hospital. Y no se anduvo con chiquitas. La obra escogida era La tempestad, de Shakespeare, sin embargo, como en todo montaje de esta compañía imprevisible, los versos de Shakespeare duraron muy poco en el escenario, porque una inusitada tormenta empezó a inundar el teatro. Impermeables para todo el mundo, tómbola para los damnificados de las inundaciones, canciones para entretener la espera del rescate como La lluvia, Esta tarde vi llover...

Cantamos canciones emblemáticas de la época, casi todas del musical catalán

Jordi Milán

L’amor venia amb taxi era una de las comedias que más representaban los grupos de teatro de aficionados aquellos años, “y había una compañía en cada pueblo”, recuerda Jordi Milán. Ahora bien, los diálogos que escribió Rafael Anglada de esta obra que se estrenó también en el Romea en 1959 tampoco se oirán mucho en el escenario donde vuelve La Cubana. “La familia del autor nos ha puesto todas las facilidades, pero no, el público no verá esta obra”, revela el factótum de la compañía, ideólogo de este montaje, y también guionista, con Toni Sans y Rubèn Montañá.

Milán explica el porqué de este título: “Ya sabéis que La Cubana anuncia una cosa y hace otra. La obra que representamos está ambientada en esos años del franquismo, con hechos como el manifiesto de la revista Destino clamando por el teatro catalán de calidad, Maria Callas actuando por primera vez en el Liceu, el cubrimiento de las vías de la calle Aragó, el alcalde Porcioles... En aquella época, el Romea era el único lugar donde se representaba teatro en catalán: comedias, cosas costumbristas, y Capri”.

“Decimos que es un musical aunque no nos atrevemos mucho a decirlo –confiesa Milán–, porque el musical musical tiene unas características determinadas, y nosotros lo hacemos a nuestra manera, por eso decimos ‘ made in Cubana’. Nosotros siempre ponemos canciones, y en esta ocasión, recuperamos canciones emblemáticas de la época, casi todas del musical catalán, y también hay originales, que han compuesto Xavier Mestres y Joan Vives”.

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El objetivo de este montaje es hacer “un homenaje al teatro aficionado de Catalunya, con un musical hecho ex profeso para el Romea”, afirma Milán. “No se puede hacer en ningún sitio más. Y no me gusta decir amateur, porque a veces se ha usado mal. Por eso decimos aficionado, porque no está en contraposición con lo profesional. Todos nosotros provenimos del teatro de aficionados, es un fenómeno muy de aquí. Y todo eso genera mucho teatro”.

Los músicos que intervienen en el espectáculo también hacen de actores, de modo que en total son 20 artistas en el escenario. “Hay gente nueva y hay gente que hace tiempo que va con nosotros. Por La Cubana han pasado 160 personas, que entran y salen. Y ahora volvemos a tener a Anna Barrachina”, añade Milán, una de las actrices históricas, con papeles como el de Estrellita Verdiales.

En todo este despliegue, llama la atención el predominio del amarillo en el vestuario, relacionado tradicionalmente con la mala suerte en el teatro. Pero Milán le quita importancia: “El amarillo es porque no tenemos manías. En Cegada de amor también era todo amarillo y la hicimos cinco años”.

Gracias al hecho de que es un musical, sui géneris o no, la producción se ha podido acoger a las ayudas al musical catalán del ICEC. Es el segundo, después de El dia de la marmota. La venta de entradas funciona muy bien, por lo que la fecha final no está fijada.

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