Mushkaa, Bandini y Lia Kali, tres voces femeninas para reinar en el Bogatell

La Mercè

Las solistas catalanas llenaron el recinto de la playa en la primera noche masiva de la fiesta mayor

Mushkaa, anoche en la playa del Bogatell

Mushkaa, anoche en la playa del Bogatell

Miquel Muñoz / Shooting

Tres voces catalanas se adueñaron de la primera noche multitudinaria en la playa del Bogatell dentro de las fiestas de la Mercè. Mushkaa, Rigoberta Bandini y Lia Kali mostraron el músculo de la música que se pergeña en Catalunya. Todas con nuevo proyecto aunque cada una con su particular estilo, su presencia fue celebrada por las decenas de miles de personas congregadas en una noche refrescada por el viento que soplaba en la playa del Bogatell. 

Irma Farelo abrió fuego en una noche para saltar y bailar con los ritmos brasileños que dominan su segundo disco, Nova bossa, junto a la ensalada estilística que maneja la artista del Maresme. La artista de 21 años se sintió como pez en el agua ante un público coetáneo que celebró la condena al genocidio palestino con que empiezan los conciertos de la Mercè, y aclamó todos los temas desde que la Farelo preguntó “què diu Barcelona” tras sonar la introductoria Zig Zag. Fue el punto de partida de una actuación donde Mushkaa, corriendo de una punta a otra del escenario, repasó los temas que la han dado a conocer en su meteórica carrera, calentando motores con las festivas El mambo y Xarnega.

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No faltaron las colaboraciones, con la voz grabada como la mezcla reguetonera de Diabla o Rifle taliban o en directo, como No m’estima+ y Vaya liada con Julieta presente. Otro reguetón, Señal de respeto, sonó con su hermana Greta presente para hacer el dúo, y no faltó Sexesexy, que enervó a la audiencia sin importar que Bad Gyal no estuviera anoche presente.

Acompañada por una completa formación de 7 músicos que ofreció sonido fresco y en directo, la artista del Maresme se entregó en las nuevas canciones ante el público más multitudinario de su carrera. Sonó la cálida Mimenina a ritmo de bossa nova, baile incluido, seguida de 1 cumbia amb el Guillem con el ex Manel sobre el escenario acompañando el ritmo pausado pero sabrosón de la canción. También cayeron la bachata Manipuladora o el pop de No hi ha manera con Maria Jaume de invitada. Y Con Nova Bossa recordó “la vida era més easy” cuando no tenía a miles de personas enfrente siguiendo un bolo que cerró con la vibrante Mushkina let’s play samba tras anunciar que el de ayer sería uno de los últimos conciertos que  dará en un tiempo para poder descansar en el 2026.

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Rigoberta Bandini

Joan Mateu Parra / ACN

A las 23 horas llegó el turno de Rigoberta Bandini, acompañada de un relevo generacional en las primeras filas del público. Algo más de veteranía para seguir todo el aparato que acompaña a la barcelonesa en la presentación de Jesucrista Superstar, y que convierte el escenario en un plató de televisión retro. Ataviada como una Barbie con chubasquero amarillo, Paula Ribó instaló una sala de terapia donde contar los problemas, ilusiones y manías que acumula a sus 35 años.

Con banda de cuatro músicos, abundante aparato escenográfico, bailarinas y mucho cambio de vestuario, la barcelonesa sacó provecho de su segundo álbum, protagonista del arranque del concierto con el pop frenético y acaramelado de temas como Simpática pero problemática y conocido entre el gran público por ese homenaje a Pamela Anderson ideal para escenarios como el de anoche, donde todo el mundo quiere saltar y corear estribillos de pop suave y colorista como el del mencionado tema, el que nace en In Spain we call it soledad o el más esperado de Ay, mamá, reservado para el final de una velada que demostró el poder alcanzado por las voces femeninas en la música.

Bandini aprovechó que estaba junto al mar para mandar ánimos a la flotilla que va camino de Gaza antes de interpretar la versión de El amor, de Massiel. Con el desparpajo de que hace gala, se acercó a un público, que la piropeó entronándola como “la reina”, según dijo un asistente, mientras una chica contaba que se había hecho un tatuaje de Rigoberta con una amiga “y ahora no me habla” dando ideas a la cantante para un nuevo tema.

Jaleada al sonar Perra, la barcelonesa cumplió las expectativas interpretando Así bailaba, Too many drugs y la mencionada Ay mamá para concluir con Battiatto y su Centro de gravedad permanente un show sin sorpresas que desprendió toda la ética y estética de la artista.

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Lia Kal

Joan Mateu Parra / ACN

El respetable cambió de nuevo, rejuvenecido para recibir a Júlia Isern, conocida sobre las tablas como Lia Kali, que con solo dos discos se ha hecho un nombre en la música urbana con influencias que van del soul al flamenco, todo mezclado con el rap que practica la joven artista del barrio de La Teixonera.

Con algo de retraso por problemas técnicos, la encargada de cerrar la velada apareció en el escenario acompañada por cuatro músicos y un cuarteto danzante descargando con rabia Turbulencias. En pie, reclamando colaboración al público o sentada en el trono del centro del escenario, la rapera exhibió su voz dominante y afilada como las barras de las canciones, donde habla de amores o desamores, caso de Con tu collar, de la lucha por alcanzar el sueño de vivir de la música que relata en Florezco, o de la relación con su propia ambición en el bolero Qué te debo. Todo ante un público que se conocía al dedillo las canciones, tanto de su primer disco como del más reciente Kaelis, y que disfrutó tanto como la artista, incapaz de reprimir una sonrisa entre canción y canción cuando miraba al horizonte para ver miles y miles de rostros fijados en ella, felices de estar allí en la primera gran noche de la Mercè.

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