Ni catalanes ni aragoneses, estos son los verdaderos amos del monasterio de Sijena

Patrimonio en disputa

La propiedad del cenobio y de las obras en litigio es de la congregación religiosa Orden de Malta, uno de los Estados más diminutos del mundo

En el Monasterio de Sijena, por primera vez, se celebra el Capítulo de la Asamblea española de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la «Orden de Malta». 23-09-2023
Juan Yzuel

La historia del litigio por las pinturas románicas del monasterio de Santa Maria de Sijena, que el Tribunal Supremo ha ordenado restituir desde el MNAC a su emplazamiento original en los Monegros, es tan rocambolesca que por momentos deja en mantillas la fantasía más disparatada. Una trama urdida en torno a hechos probados, medias verdades y falsedades como en las mejores intrigas políticas. Están en primer lugar los milicianos republicanos que, llevados por la furia iconoclasta, pegaron fuego al cenobio camino del frente del Ebro (“hordas catalanas”, según le gusta repetir al delegado de Cultura del Gobierno aragonés, Pedro Olloqui, sin datos que lo acrediten, insinuando maliciosamente que al poco, tras ellos, apareció Josep Gudiol a “expoliar las obras”; otros historiadores como Albert Velasco sostienen que fueron los propios habitantes del pueblo los que prendieron la mecha). Luego están las monjas acusadas de traición, sin cuyo concurso no habría habido caso. Y, finalmente, la gran paradoja: una Administración pública, el Gobierno de Aragón, que lucha a brazo partido para que un patrimonio custodiado y conservado en un museo público catalán acabe pasando a formar parte de una colección particular: la de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, conocida como Orden de Malta.

El gobierno aragonés tiene suscrito un convenio de gestión con la orden religiosa que concluye en 2029

La Orden de Malta es el Estado más diminuto del mundo. Posee un pequeño territorio, apenas dos calles en Roma, está presente en 120 países, acuña su propia moneda, emite sus propios sellos y pasaportes, y mantiene relaciones diplomáticas formales con otras 112 naciones, incluida el Vaticano. 

De los 13.500 caballeros y damas censados en el mundo, 700 son españoles, en su mayoría vinculados a la nobleza. El viejo requisito de poseer sangre noble para ingresar en la orden se ha flexibilizado y en la actualidad solo hay que demostrar “nobleza de carácter, basada en una ejemplar vida cristiana y en la virtud”. Hay que ser católico, eso sí, aunque la mayoría son laicos. De hecho son pocos los que han hecho los tres votos (pobreza, castidad y obediencia), mientras en una segunda categoría están los que solo han realizado el de obediencia y en una tercera los que no profesan votos, pero viven según los principios de la Iglesia y la Orden, explica Carlos Nieto, fiscal de la Asamblea Española de la Orden de Malta

El monasterio de Villanueva de Sijena.

El monasterio de Santa María de Sijena 

Elena Cebrián

La Orden de Malta es el Estado más diminuto del mundo, acuña su propia moneda y emite pasaportes

El solo nombre de Orden de Malta evoca los tiempos de las cruzadas, cuando a finales del siglo XI una oleada de fanatismo religioso condujo a millas de creyentes a buscar la salvación alistándose en órdenes militares. Pero a diferencia de los templarios, nacida como orden militar, la hermandad de los caballeros hospitalarios fue fundada en Jerusalén en 1048 para brindar cobijo, comida y servicios médicos a los peregrinos de cualquier raza y credo. Y solo más tarde, los monjes, que entonces vestían hábito negro con una cruz blanca de ocho puntas, símbolo de las ocho bienaventuranzas, tuvieron que coger las armas y convertirse en guerreros para defender los territorios cristianos. 

Interior del monasterio musealizado

Interior del monasterio musealizado 

MERCE GILI

Para superar la contradicción de ser religiosos con licencia para matar, se dividieron en tres ramas: los que luchaban, los dedicados a consolar a los enfermos y celebrar misa y los escuderos de los primeros. Haciendo un resumen de siglos, tras sendas etapas en Chipre y Rodas, Carlos V les concedió la isla de Malta a cambio de un halcón anual hasta su expulsión en 1798 por parte de Napoleón. Emprenderían entonces una segunda vida errante hasta que, en 1879, con una nueva sede romana y liberados de las tareas militares, volvieron a su labor originaria de asistencia a enfermos y necesitados.

En Sijena se vive con preocupación que los bienes por los que litiga Aragón sean de titularidad privada

“La Orden de Malta en España, tal como la entendemos ahora, surge a finales del siglo XIX, y durante mucho tiempo fue una asociación nobiliaria más. Pero después de la Guerra Civil y gracias al especial apoyo del régimen de Franco por la labor de atención a pobres y enfermos en los años treinta, experimentó un gran auge”, relata Nieto. “Además, no se restituyeron las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, y la única a la que la gente se podía unir era la de Malta. La verdad es que tuvo mucho éxito”. La manera de financiarse es a través de las donaciones de sus miembros (50 euros al mes).

La congregación cuenta en España con unos 700 miembros, muchos de ellos vinculados a la nobleza

Mientras que en otros países, sobre todo en Centroeuropa, su misión es muy valorada por sus hospitales y ambulancias, en España se centra en comedores para desfavorecidos, atención a niños discapacitados en campamentos de verano o peregrinaciones a Lourdes para personas con tetraplejia. Desde hace 15 años también regenta un albergue de peregrinos del Camino de Santiago en Cizur Menor. “En ámbitos nobiliarios siguen siendo muy respetados, pero en el resto de la sociedad española actual son poco conocidos. Su peso no es muy grande, aunque son más de los que parece”, apunta el medievalista Carlos Barquero Goñi.

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Entre las propiedades españolas de la Orden de Malta figura el monasterio de San Juan de Acre, en Salinas de Añana, Vitoria, y el de Santa Maria de Sijena. El primero sigue habitado por un grupo de monjas sanjuanistas –la rama femenina de la orden–, mientras que las religiosas del cenobio de los Monegros, desesperadas por la precariedad de un monasterio en ruinas, se unieron en 1980 a las de Barcelona, que cuatro años antes se habían instalado en Valldoreix. Para aliviar su situación financiera, en las décadas posteriores vendieron a la Generalitat obras por valor de unos 50 millones de pesetas. Y en agradecimiento, en 1992 firmaron un documento por el que cedían la custodia y el uso de las pinturas murales que tenían en comodato en el MNAC y se comprometían a hacer una donación definitiva,

Escudo de la Orden de Malta

Escudo de la Orden de Malta 

LV

Nunca se produjo, pero en un giro inesperado de la historia, cuando no quedaba ninguna monja de la comunidad aragonesa, en 2013 la priora del monasterio vasco de San Juan de Acre, M. Virginia Calatayud, interpuso una demanda para que fuesen restituidos los bienes y dio poderes al Gobierno de Aragón para que actuase en su nombre. El resto es sabido. Los tribunales decretaron la nulidad de las adquisiciones al no reconocer la legitimidad de la priora de Valldoreix para realizar las ventas. En cuanto a las pinturas murales, el Supremo ya ha dicho que deben trasladarse y la decisión última dependerá de la jueza que actualmente estudia los informes presentados por el MNAC en los que argumenta su oposición al traslado por su extrema fragilidad.

Aunque desde Aragón se haya llegado incluso a negar que la propiedad del monasterio sea la Orden de Malta, en concreto de las religiosas comendadoras de San Juan de Jerusalén, de la que forman parte, lo cierto es que el Gobierno autonómico tiene suscrito con esta congregación religiosa un convenio, actualmente ampliado hasta el 2029, por el que se compromete a “la restauración del monasterio, la habilitación y gestión de espacios expositivos para los bienes culturales recuperados y para su difusión cultural, compatible con la vida monástica”. La inquietud, que en forma de pregunta todavía en voz baja circula con insistencia por Sijena, es ¿y luego, qué?.

Miembros de la plataforma Sijena Sí se concentraron ayer ante el MNAC para reclamar la devolución íntegra de los bienes de Sijena.

Miembros de la plataforma Sijena Sí se concentraron ayer ante el MNAC para reclamar la devolución íntegra de los bienes de Sijena.

Miquel Gonzalez/Shooting
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