Tras sufrir innumerables contratiempos de toda índole, durante los próximos dieciséis meses los usuarios catalanes de Rodalies dispondrán de información fiable sobre el tráfico ferroviario de la línea R3. Durante, como mínimo, un año y medio los trenes no sufrirán ningún tipo de retraso entre Montcada Bifurcació y La Garriga, básicamente porque se llevarán a cabo obras y no podrá circular ningún convoy.
Crucigramas, en el corazón de la novela
Coincidiendo con este corte, el más largo que se recuerda, se publica una divertidísima novela de seiscientas cincuenta páginas titulada Ferrocarrils de Mèxic, de Gian Marco Griffi (La Segona Perifèria). Un novelón sorprendente ambientado en una época muy tratada en la literatura italiana: el final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque nunca de este modo. Un pobre soldado de la Guardia Nacional Republicana Ferroviaria recibe el encargo, por una cadena de mando tortuosa que llega hasta Hitler, de hacer un mapa de los ferrocarriles de México.
La acción apenas sale de Italia ni se dilata más de una semana, pero el pobre soldado, Cesco Magetti, vive situaciones tan absurdas que, a menudo, recuerdan a las que, ambientadas en la Primera Guerra Mundial, concibió el checo Jaroslav Hašek en Las aventuras del buen soldado Švejk . La originalidad es uno de los puntos fuertes de la novela, que sigue la deriva del pobre Magetti y prescinde de la clásica estructura narrativa aristotélica. Gian Marco Griffi sale totalmente victorioso en empresas tan arriesgadas como reproducir un diálogo delirante entre un Adolf y una Eva que, efectivamente, responden a los apellidos Hitler y Braun.
El soldado ferroviario Cesco Magetti es el buen soldado Švejk de la Segunda Guerra Mundial
Entre las muchas virtudes de la obra, hay una que roza el virtuosismo y pone a prueba las habilidades de los traductores que se enfrentan a la tarea de verter Ferrovie del Messico a su lengua.
En un capítulo ambientado en la Piazza Vittorio Alfieri de Asti el 12 de febrero de 1944, Griffi rinde homenaje a la tradición enigmística italiana y hace que su personaje, sentado en un banco de la plaza, se atasque ante una definición del crucigrama que preside la portada de La Settimana Enigmistica : “Soy un veneno pero en el futuro curaré”, de seis letras. Durante las seis páginas siguientes, con la ayuda de un transeúnte muy aficionado a los crucigramas, resuelven un puñado de palabras horizontales y verticales que, finalmente, les permiten deducir que el veneno es el curaro . La versión catalana no podría haber encontrado un mejor traductor, porque Pau Vidal, además de reputado italianófilo, es crucigramista profesional, de modo que mantiene la solución de curaro pero cambia las demás palabras y definiciones para que pueda completarse el crucigrama en catalán, cuya cuadrícula también adjunta. Si las obras de la R3 se alargan, ya tienen lectura.

