Carlos Pazos es un museo

Arte

El artista traslada sus cubículos de colores de ‘Portátil’ a Argentona

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Visita a la exposición del artista Carlos Pazos “ Portátil “ realizada en una serie de contenedores al aire libre en el Mas Cabanyes de Argentona

Los contenedores de 'Portátil' están instalados en el exterior del Mas Cabanyes de Argentona

Mané Espinosa

Argentona tiene un nuevo museo y al mismo tiempo no lo tiene, y no es el del cántaro. En las afueras, en el Mas Cabanyes, se han instalado los nueve contenedores de Portátil que recogen una parte de la obra de Carlos Pazos (Barcelona, 1949), que hasta hace poco estaban en el recinto de la fábrica Zedis de Lliçà d’Amunt . Es la sede móvil de la Fundación PazosCuchillo, que el artista llama “ carromatos, porque se pueden desplazar para recorrer el mundo como caravanas del circo”.

No esperan un alud de visitas, que se pueden concertar en la web de la fundación, pero sí hacerla accesible en un entorno natural que contrasta con la naturaleza de la obra, con los contenedores mimetizados pintados de color verde. La carrera artística de Pazos se ha construido desde el contraste, jugando y trascendiendo el pop y lo que algunos han calificado de kitsch característico que, como ha explicado Manuel Borja-Villel este miércoles en un acto de presentación, es “al mismo tiempo una crítica al mito y a la idea romántica del artista que nos habla de nuestra historia colectiva a partir de su historia personal, porque la separación entre vida y obra es una construcción intelectual, y su crítica crea un espacio de fisura contundente”. Una reflexión sobre el paso del tiempo y la identidad, también.

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La idea original seguía la orientación de No me digas nada, la exposición que Borja-Villel comisarió en el Macba y en el Reina Sofía en el 2007, una mezcla entre los ámbitos cronológicos y temáticos, con cada cubículo como una sala con un color diferente predominante. Uno rosa –que fue una época su color fetiche– con obras de juventud, uno rojo dedicado al sexo y el deseo, uno dorado dedicado al rock y a Elvis –“yo en realidad quería ser una estrella del rock, pero para eso hace falta talento”, bromea el artista–, uno amarillo y rojo con parte de su colección dedicada a Mickey Mouse –dibujos, figuritas de plástico, peluches–, o uno blanco dedicado al discurso sobre el arte –con un retrato dual de Dalí-Duchamp, la obra Un altre, Ricard? con Richard Hamilton o sus Mondadientes para dinosaurios –, entre otros, hasta llegar al último, con dos emblemas de Catalunya como la Moreneta y Copito de Nieve.

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Carlos Pazos, en el carromato dedicado al rock 

Mané Espinosa

Pazos asegura que en realidad los contenedores están a disposición de quien los pida, “igual que para una fiesta mayor se contrata a una orquesta, se podría poner el arte como atracción”, porque también reconoce que “este no es un lugar de fácil acceso, pero se puede venir”. Borja-Villel recuerda que “todo lo que hace Pazos es obra artística, y este museo ambulante es una metáfora del mundo de hoy”, con su pasión por las colecciones, que convierte en arte trabajando con materiales que ya existen, en que “cada pieza se construye como escenografía en una colección que nunca se cierra”.

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El carromato dedicado a Mickey Mouse

Mané Espinosa

Continúa la aventura de Pazos con Josep Lluís Hernández Palay, excompañero del bachillerato y con quien hace años que colabora: como tenían que ampliar la fábrica Zedis, ¿qué podían hacer? Pues llevar Portátil a la finca de su hijo, Albert Hernández Lorente . De momento, sin embargo, han encontrado un obstáculo: el Ayuntamiento no trata la instalación como obra artística, sino como un problema urbanístico en una finca rural. Pero es un museo móvil con vocación de permanencia.

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