Un tesoro de la familia imperial austriaca de los Habsburgo, desaparecido desde hace más de 100 años, ha reaparecido, con joyas como el legendario diamante amarillo conocido como 'El Florentino', que se encuentra junto a otras piezas en una caja de seguridad en un banco en Canadá, según declaró al semanario Der Spiegel Carlos de Habsburgo, nieto del último emperador de Austria.
En noviembre de 1918, el emperador Carlos I había ordenado trasladar las joyas familiares de los Habsburgo desde la cámara del tesoro del Palacio Imperial de Viena a Suiza.
La corona de la emperatriz Sisi
Entre los objetos figuraban, además del gran diamante, la corona de diamantes de la emperatriz Sisi, un reloj de esmeraldas que la emperatriz María Teresa regaló a su hija María Antonieta y numerosos artículos más, según relata Der Spiegel.
En 1921, el tesoro desapareció y desde entonces circularon muchos rumores sobre su paradero: que había sido robado o que los Habsburgo lo habían vendido. En las memorias publicadas en 1966 por un comerciante suizo de piedras preciosas se afirmaba que 'El Florentino' había sido cortado en piezas.
Del tamaño de una nuez
El legendario 'Florentino' es un diamante del tamaño de una nuez, de un brillante color amarillo, con un peso de 137 quilates, que en su época se consideraba el cuarto diamante más grande del mundo, recuerda Der Spiegel.
Según Carlos de Habsburgo, la emperatriz Zita, viuda de Carlos I, llevó las joyas a Canadá en una maleta marrón. El escondite estaría en la provincia francófona de Quebec.
Las primeras fotos en más de un siglo
Der Spiegel tuvo acceso a fotografías recientes de los objetos, las primeras de las joyas en más de un siglo. De acuerdo con este medio, el joyero vienés Christoph Köchert concluyó en un informe pericial que las piezas halladas en Canadá son auténticas.
Carlos de Habsburgo declaró que él mismo no sabía nada sobre el paradero de las joyas hasta hace un año, cuando dos de sus primos le informaron sobre la caja de seguridad. El tesoro será exhibido próximamente, aunque por ahora en Canadá y no en Austria, según el medio alemán.
Una reproducción del diamante Florentino hecha en 1865
Según explicó el nieto del último emperador de Austria, se trata de un gesto hacia Canadá, país que dio refugio a la emperatriz Zita tras su huida de Europa en 1940. Sin embargo, al parecer, no todos los objetos desaparecidos en 1918 han sido recuperados.
Además de la corona de diamantes de Sissi, faltan numerosas joyas que se encontraban en la cámara del tesoro antes del traslado a Suiza. Su paradero sigue siendo desconocido, según indicó Carlos de Habsburgo a Der Spiegel.
