Cómo un Klimt se ha convertido (casi) en la obra más cara de la historia

Arte

Tras la venta por 236,3 millones del 'Retrato de Elisabeth Lederer' no se puede decir que el mercado viva una profunda crisis, porque hay claros muy esperanzadores

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Subasta en Sotheby's del 'Retrato de Elisabeth Lederer' de Klimt 

Julian Cassady Photography Alive Coverage / Sotheby's

Las semanas previas a las grandes subastas son un hervidero de especulaciones sobre los resultados que pueden conseguir, no solo los grandes lotes que hace meses que se publicitan, sino el total que las tres grandes casas pueden alcanzar. En una semana como ésta en Nueva York el resultado es especialmente relevante porque se habla en el sector de un impasse en el mercado fruto del momento de enfriamiento que sufre desde 2023. Si las ventas son exitosas, pueden marcar el punto de inflexión que el mercado necesita para recuperar la ilusión y de paso cerrar bien el año contable. Si el resultado no es bueno, supondría encarar Art Basel Miami, la última feria del año, sin mucho optimismo, contagiándose a toda la temporada que queda.

Las estimaciones que se barajaban alcanzar estas últimas semanas oscilaban entre los 1.700 y los 2.300 millones de dólares. No son cifras descabelladas si las comparamos con las de años previos, pues las casas de subastas han puesto mucho esfuerzo por ofertar un buen listado de obras de primer nivel a precios muy contenidos. Sin duda, sacar a la venta colecciones tan relevantes como las del fallecido Leonard Lauder o la de Jay y Cindy Pritzker son un buen anzuelo. Más cuando supimos que venían garantizadas por la propia casa de subastas, lo que hizo subir las expectativas. Y un añadido no menor: Sotheby’s estrena para la ocasión una nueva sede en Madison Avenue, el icónico edificio Breuer, la que había sido sede del Museo Whitney, en una operación valorada en unos 100 millones de dólares sin contar el coste de las reformas.

Christie’s abrió el lunes con la venta de la colección de Robert y Patricia Ross Weis y unos resultados alentadores. El maravilloso Rothko Nº31 (Yellow stripe) sobrepasó los 62 millones y un Picasso de 1932 llegó a 45,5. Todo apuntaba a que la estrella de la semana, el Klimt Retrato de Elisabeth Lederer pintado entre 1914 y 1916 y que aparecía por primera vez en subasta, podría superar con creces los 130 millones en que salió. Pero en un entorno tan complejo, las dudas siempre sobrevuelan. En los veinte largos minutos de pujas hubo tensión. Un impecable Oliver Parker, estando ya en los 200 millones, tuvo que pedir calma a un postor dubitativo, “tómese su tiempo, la obra lo vale”. 

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'Retrato de Elisabeth Lederer' (1914-16), del austríaco Gustav Klimt 

Sotheby's / EFE

No en vano la sala estalló en aplausos cuando el comprador, representado al teléfono por Julian Dawes, jefe de arte impresionista y moderno de la casa, superó a cuatro pujadores telefónicos y a una mujer en primera fila y se adjudicó la pintura por 236,3 millones, convirtiéndose en la segunda pintura más cara jamás vendida en subasta, superando a Shot Sage Blue Marilyn (1964) de Andy Warhol, vendida por 195 millones en Christie’s Nueva York en 2022.

Habrá quien dirá que este resultado queda lejos del récord absoluto en subasta que sigue ostentando el Salvator Mundi de Leonardo da Vinci, vendido en Christie’s por 450,3 millones en 2017. Pero todos sabemos lo estrafalaria que fue aquella venta y las dudas en la exagerada restauración que tiene la pintura. Por lo que este resultado es aún más relevante si cabe, catapultando a Klimt como unos de los grandes de este mercado. Y lo hace en un momento de mucha incertidumbre, lo que viene a confirmar que estas “obras trofeo”, extraordinariamente ejecutadas, pertenecientes a grandes colecciones, de las mejores épocas de los artistas, siempre logran resultados asombrosos. Estos días que leía sobre la Secesión Vienesa y la historia de esta pintura, en cómo está conectada con algunos de los mecenas del artista, me maravillaba de las vicisitudes por las que había pasado.

Habrá que esperar a final de la semana para ver cuál es el resultado final y sacar conclusiones. No sabemos todavía si estas subastas marcarán el punto de recuperación del mercado, pero tras lo visto ayer, uno no puede decir que estemos inmersos en una profunda crisis, porque hay claros muy esperanzadores en el cielo.

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