Después de la semana del Big Bang, el festival Temporada Alta aún tiene mucho que decir y este viernes y sábado, en El Canal de Salt, es ni más ni menos que Christoph Marthaler quien presenta uno de sus espectáculos en el festival gerundense por sexta vez. La primera ocasión fue en el 2007, y ahora estrena Le sommet, con seis intérpretes que intentarán hollar la cumbre de una montaña de los Alpes, sin dejar de lado el humor absurdo que caracteriza las creaciones del prestigioso director y dramaturgo suizo.
La carta de presentación dice que en Le sommet se reúnen “seis personajes aislados en un refugio de montaña colgado en el vacío, donde la comunicación se tambalea y el humor abre caminos insospechados”. ¿Quiénes son esos personajes? De hecho, ni ellos mismos saben exactamente con quién se encontrarán una vez hayan llegado a la cabaña, transportados hasta allí quizá con un telesilla. Todo es indefinido, de modo que el público se irá sorprendiendo de lo que vaya más o menos descubriendo, a la vez que los mismos personajes cuando vayan sabiendo cosas de ellos mismos y de los otros compañeros de refugio.
‘Le sommet’, donde se hablan cuatro lenguas, podría ser una cumbre política al más alto nivel
En la presentación del espectáculo, el director de Temporada Alta, Narcís Puig, define Marthaler “como un referente escénico del siglo XXI, con un teatro surrealista”. En Le sommet coinciden “un grupo de personajes improbables en un entorno especial, en el que no sabemos exactamente qué hacen; hablan distintos idiomas y veremos si son capaces de entenderse”.
El título en francés es, como pasa en la traducción, una palabra que tiene doble significado: por una parte, la cima de una montaña, y de la otra, la cumbre política al más alto nivel. Pero como suele pasar con Marthaler, el público no sabrá nada a ciencia cierta y tendrá que acabar atando cabos y sacando conclusiones él mismo.
Giulia Rumasuglia, adjunta a la dirección, explica que juegan con la ambigüedad del significado, “y no sabemos si son políticos o no”. “Es una producción de tres países, Francia, Suiza e Italia, y hemos ensayado en los tres. Los intérpretes provienen de seis países y en el espectáculo se habla francés, inglés, alemán e italiano. De todo eso también nace el espectáculo. A estos tres países los unen los Alpes, por ello el encuentro se hace en un entorno de montaña”.
“Uno de los puntos de partida podría ser la situación actual de Europa, entre políticos de varios países y lenguas. De hecho, cuando estábamos ensayando, hubo muchos recortes en el mundo cultural, como por ejemplo en Alemania. La idea de que los políticos cada vez están menos interesados por la cultura sobrevolaba los ensayos”, declara Rumasuglia.
Además del doble sentido del título, Marthaler juega con los falsos amigos entre las lenguas que se hablan, de modo que una palabra en italiano, como vertice (vértice), al anglohablante le puede sonar como vertigo (vértigo).
Uno de los seis actores, Graham F. Valentine, detalla: “De los personajes, nadie sabe qué función tiene cada uno en la vida y cada uno va equipado diferente, de una manera más completa o más simple. Una vez en la cumbre ya no pueden ir más arriba, si no es que llega un helicóptero y te coges a una cuerda, pero nadie es lo bastante valiente para hacerlo e irse. Poco a poco nos vamos acostumbrando a la idea de que nadie saldrá de ese espacio”. Y concluye: “Hay un uso del lenguaje de los políticos, en la tradición de Marthaler, al límite de poder entenderse, un poco como pasa a veces con Donald Trump”.


