Una gran exposición en el CCCB reivindica a Mercè Rodoreda como nuestra contemporánea

Una autora que llega a las nuevas generaciones

La muestra hace dialogar la obra de la genial escritora con otros artistas

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FOTO ALEX GARCIA EXPO MERCE RODOREDA EN EL CCCB 2025/12/04

Los textos de la autora dialogan con unas 400 obras de artistas de varias épocas y lugares

Àlex Garcia

Ya hace tiempo que –casi– nadie considera que La plaça del Diamant sea un “monumento a la pánfila” ni “una pavada”, como osaba asegurar Ramon Barnils en 1986 en un artículo con el pretexto de la publicación póstuma de La mort i la primavera. Pero todavía hay quien a raíz de la lectura de este último libro habla de dos Rodoredas, una luminosa y una oscura, y una de las motivaciones detrás de la gran exposición que el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) dedica a la genial escritora, Rodoreda, un bosque –hasta el 25 de mayo– es deshacer este malentendido y, como dice su comisaria, Neus Penalba, “volver a mirarla sin clichés perezosos”.

Penalba, que hace dos años publicó Fam als ulls, ciment a la boca (Tres i Quatre, premios Joan Fuster y Crítica Serra d’Or), reconoce que “no se puede traducir visualmente el estilo literario de la escritora, es imposible, pero sí se puede hacer un discurso y crear un diálogo intermedial entre la obra de Rodoreda con unas 400 obras de pintores, fotógrafos, coreógrafas o artistas visuales de distintas épocas, al mismo nivel de importancia”.

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La comisaria, Neus Penalba, cree que la muestra puede ayudar a “volver a mirarla sin clichés perezosos”

Entre estas obras, además de pinturas de la propia Rodoreda, están nombres tan destacados como Goya, Picasso, Antoni Tàpies, Pina Bausch, Leonora Carrington, Ramon Casas, Marc Chagall, Suzanne Valadon, Giorgio De Chirico, Dora Maar o Remedios Varo, además de contemporáneos como Michael Haneke –sí, el cineasta–, Perejaume, Toni Catany, Tura Sanglas, Laia Abril, Fina Miralles o el músico Hèctor Parra, junto a obras de nueva creación que ha comisariado Martí Sales: tres instalaciones de Cabosanroque, Carlota Subirós y Èlia Llach, un retablo de lo que Oriol Vilapuig denomina “escritura con imágenes” y dos esculturas de papel y cemento de Mar Arza.

Las obras están distribuidas en 1.300 m² en seis grandes ámbitos sin intención biográfica –aunque se acerca su vida al visitante en vitrinas con fotografías, textos y documentación de la época, en buena parte del fondo de la Fundació Mercè Rodoreda– junto a citas de la obra de la escritora que permiten ampliar su sentido y hacerla totalmente actual.

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La obra de Tura Sanglas 'El múltiple ull de la nit II', junto a una instalación de corcho donde se oyen lecturas rodoredianas

Àlex Garcia

Además de textos y pinturas de la escritora hay obras de Goya, Picasso, Tàpies, Leonora Carrington o Dora Maar

En la sección Inocentes vemos el punto de vista de los protagonistas, una mirada que también puede ser, dice Penalba, “perturbadora e inquietante”. En Deseo, “el ámbito conceptualmente más complejo” de la muestra, habla también de la opresión, “en diálogo con las grandes narraciones del patriarcado”. A ¡Cuánta guerra!, recorremos las tres guerras que atravesaron su vida, especialmente la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, que en la obra a menudo se trata desde la retaguardia, que recibe sus consecuencias, el hambre y la muerte, a menudo en alegoría. Casas y calles recorre el ámbito urbano barcelonés desde la Ginebra donde vivió los últimos años. En Metamorfosis el visitante se adentra en uno de sus mecanismos recurrentes, el cambio constante como tema literario, especialmente en una mirada a la naturaleza que para ella también es “un puente que permite una brizna de esperanza a personajes rodeados de tanta pena, tanta guerra, tanto horror”. En el último ámbito, Alma, encontramos “las resonancias metafísicas que atraviesan su obra, un universo espiritual ecléctico y sincrético,” además del interés por “entender cómo fosiliza el inconsciente colectivo”. No se trata de conocer cómo vivió la escritora y contextualizarla, o no solo, sino sobre todo de “reivindicar la contemporaneidad y la radicalidad de su literatura”, señala Penalba.

Además, de vez en cuando encontramos pequeñas cuevas de corcho dentro de las que podemos escuchar fragmentos literarios suyos con las voces de Oriol Plan, Berta Giraut, Enric Casasses, Blanca Garcia-Lladó y Nao Albet. En el tramo final, además, un vídeo recoge la huella que Rodoreda ha dejado en escritores actuales como Colm Tóibín, Wajdi Mouawad, David Uclés, Lisa Appignanesi, Mariana Enriquez, Pol Guasch, Blanca Llum Vidal, Miguel Syjuco, Maria Sevilla, Pankaj Mishra, Lucia Lijtmaer, además de La Veronal, Hèctor Parra y Carlota Subirós, que explican cómo llegaron a su obra y qué les dice.

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En la muestra hay obras audiovisuales, escultura, fotografía o pintura, además de abundante documentación

Àlex Garcia

Cabosanroque, Carlota Subirós, Èlia Llach, Oriol Vilapuig y Mar Arza han presentado nuevas creaciones

La exposición entronca con las muestras literarias que empezó a hacer el KRTU o las dedicadas ya en el CCCB a Pere Calders, Salvador Espriu, Ramon Llull, el exilio catalán en Latinoamérica o referentes universales como Jorge Luis Borges, James Joyce o Franz Kafka. La obra de Mercè Rodoreda no pertenece al pasado, sino al presente, porque como recuerda la directora del centro, Judit Carrera, “es hoy un referente y fuente de inspiración para toda una nueva generación de escritores y poetas, pero también de coreógrafos, dramaturgos, artistas visuales y cineastas que encuentran una manera de leer la vuelta de la guerra y el fascismo, la sed de libertad de las mujeres, la fuerza perturbadora del deseo, la fusión con la naturaleza o también la importancia de los mitos y leyendas para entender el mundo”.

“El objetivo último de este proyecto –continúa Carrera– es inocular el deseo de leer y releer a Rodoreda, de hacerla descubrir a nuevos lectores y de multiplicarlos”, y por eso también se desplegará un ambicioso programa público con debates, seminarios, clubs de lectura, talleres o conferencias de expertos como Mercè Ibarz o Maria Bohigas, itinerarios urbanos y, también, La fiesta de la Mercè, el 8 de mayo.

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