Kurt Elling, el crooner filósofo

Jazz

El vocalista estadounidense, calificado como un “Sinatra con superpoderes”, celebra en su última gira a los maestros de la fusión Weather Report

ROTTERDAM, NETHERLANDS - July 7: Kurt Elling performs on stage at Ahoy on July 7, 2023 in Rotterdam, The Netherlands. (Photo by Peter Van Breukelen/Redferns)

Kurt Elling en Rotterdam en el 2023 

Peter Van Breukelen / Getty

Si a un cantante de voz ronca y expresiva le añadimos un rango vocal de cuatro octavas, un timbre por momentos suave y por otros vociferante, un dominio impresionante del vocalese (el arte de poner letra y cantar solos famosos de jazz), una garganta formidable, unas letras con referencias a Walt Whitman, Toni Morrison, García Lorca, Rilke o al místico persa Rumi, una pátina de filosofía y un aprecio casi enciclopédico por buena parte de la música popular reciente, el resultado es Kurt Elling, al que el periódico británico The Guardian llamó un “Sinatra con superpoderes”, y que se presenta ahora en una gira con un homenaje a Weather Report, la gran banda del jazz fusión.

Hijo de un kappellmeister de una iglesia luterana, Elling (Chicago, 1967) cantó en coros desde pequeño, además de tocar el violín, el corno francés, el piano y la batería. Mientras tanto, estudiaba Historia y Filosofía de la religión, lo que, sumado quizá a su origen protestante, influyó tanto en sus letras como en su manera de ocupar el escenario, una suerte de mezcla de crooner –esos cantantes de voz cálida y tesitura de barítono, al estilo de Mel Tormé, Tony Bennett o Bing Crosby, que en gran medida dominaron el canto masculino en el jazz– y predicador, siempre dispuesto a imponer la buena nueva con un susurro o con un bramido. “De día estudiaba a Kant y de noche improvisaba en clubes de jazz –dijo una vez–. Finalmente, el sábado por la noche le ganó al domingo por la mañana”. Abandonó los estudios cuando le faltaba una materia para la maestría y, bajo la influencia del más elegante e innovador de los crooners, el cantante Mark Murphy, empezó a explorar el vocalese y, a través de las letras de Murphy, la poesía de Jack Kerouac.

⁄ Su mensaje está en una voz reconocible, capaz de saltar del grito al susurro, de la melodía a la abstracción

Elling tuvo su debut discográfico en Blue Note, con Close your eyes de 1995, nominado al Grammy por la mejor interpretación vocal, premio que ganó en el 2009 con el que se considera uno de sus mejores discos, Dedicated to you, un homenaje a la legendaria colaboración entre el saxofonista John Coltrane y el cantante Johnny Hartman. Quizá fuera, sin embargo, su segundo disco, The Messenger, el que mejor presentó el que sería, valga la redundancia, su mensaje: una voz instantáneamente reconocible, capaz de saltar del grito al susurro, de la melodía a la abstracción, y una elevación casi filosófica del vocalese. En Tanya Jean, una composición de Donald Byrd célebre en su versión del saxofonista Dexter Gordon, Elling le pone letra a cada nota de la melodía de inicio y cierre y al solo original de Gordon, ya de por sí un prodigio de la improvisación en el jazz. Durante más de diez minutos, la voz de Elling recorre todas las octavas, cambia de ritmo infinitas veces, salta por encima de la melodía y describe, con metáforas complejas, la figura inasible de una mujer misteriosa, la Tanya Jean del título.

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Joe Zawinul en un concierto de Weather Report en 1984 

Paul Natkin / Getty

En sus discos siguientes, Elling fue apropiándose de temas clásicos del jazz y del pop, con su propia letra, si eran instrumentales, o cantándolos como si se hubieran compuesto para él. En Man in the Air del 2003, además de celebrar la música de Pat Metheny, Herbie Hancock o Joe Zawinul, le puso letra a Resolution, una de las piezas más complejas de John Coltrane, proyecto que terminó de cuajar en Dedicated to you. También los Beatles, Duke Ellington, Wayne Shorter (uno de sus principales ídolos y fundador de Wea­ther Report), Jobim y hasta la banda de rock progresivo King Crimson pasaron por el filtro inconfundible de la voz de Elling, ya rutinariamente elogiado como el mejor cantante masculino del principio del siglo veintiuno, en un género musical profundamente sexista donde a las mujeres que tocan instrumentos se les pregunta si además cantan y a los hombres que cantan se les pregunta si además tocan algún instrumento. En sus treinta años de carrera, Elling ganó trece veces la encuesta de críticos de Down Beat, siete la de sus lectores, ocho la de Jazz Times, ocho la de la asociación de críticos de jazz de Estados Unidos, estuvo nominado al Grammy dieciséis veces (de las que ganó dos) y ganó el Edison (algo así como el Grammy holandés) y el Echo alemán.

En años recientes, sus discos se centraron en colaboraciones estrechas con músicos específicos, como en Secrets Are The Best Stories, con Danilo Pérez (también ganador del Grammy) y el proyecto Super Blue, con el guitarrista Charlie Hunter, que ya lleva cinco discos de temas propios y versiones pasados por un tamiz funky y eléctrico muy distinto a la obra anterior de Elling. En escena, los cambios han sido más lentos, pero igualmente notables: si al principio Elling se mostraba como una especie de hippie culto, pelilargo y ligeramente mesiánico, en los últimos años ha adoptado una imagen de cantante melódico elegante y pulcro, con un dominio aplomado del escenario y una postura entre arrogante y campechana que, en contraste con la montaña rusa de sus acrobacias vocales, es tanto una parodia como un homenaje a los grandes cantantes con los que se lo compara.

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