El principal punto de partida de las presentes turbulencias del Barça de Joan Laporta se llama Barça Vision (antes Barça Studios). Ahora, el club está reorganizando sus actividades digitales, de nuevas tecnologías y audiovisuales, con el objetivo de crear una nueva sociedad en la que subsumirá la actual Barça Vision, objeto de un largo proceso de ventas e impagados que mantiene en vilo a la junta de Laporta. De hecho, está en el origen del grave desequilibrio económico que al final ha obligado a poner en marcha una nueva operación ( palanca en el argot del laportismo), la venta anticipada de los palcos vip, que ha concluido en el fiasco de la no inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor en LaLiga.
De momento, se ha incumplido ya el plazo establecido por el propio equipo directivo para encontrar nuevos socios antes del 31 de diciembre del año recién concluido. Según las fuentes consultadas, los cambios en el contenido de Barça Studios implicarán que se le aportarán todos los activos digitales y de nuevos negocios, y ello tendrá como consecuencia que emergerá una nueva sociedad, que necesitará una valoración diferente de la que tiene la actual. Una complicación más para los auditores, con los que la entidad mantiene un contencioso, pues considera que la participación que tiene en Barça Vision, el 54%, y que este cuantifica en 208 millones, está fuertemente sobrevalorada.
La nueva operación implica un reconocimiento tácito de que, con las actuales características, Barça Studios no va a conseguir atraer a nuevos accionistas. Algún inversor con interés en las actividades audiovisuales y digitales del club ya ha manifestado a este diario que la actual empresa es una cáscara vacía sin actividad y que para participar en ella el club debería aportarle negocios, nuevos contratos y actividades que ya sean plenamente operativas. Con las urgencias de la venta de los palcos vip y las tensiones por la inscripción de Olmo y Víctor, las gestiones para la reorganización de esos negocios han sufrido un parón notable.
El club ha ingresado solo 55 millones de los 200 previstos y tuvo que declarar pérdidas a instancias del auditor
La inicial Barça Studios fue creada por el anterior presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, y apenas tuvo actividad durante su mandato. En el 2022, con una rápido y truculento pelotazo, aparentando la venta de un 49%, Laporta generó unos beneficios contables de 408 millones gracias a los que, en aquel momento, elevó el fairplay financiero del club y pudo inscribir a Raphinha, Koundé, Lewandowski, Christensen y Kessié.
También sirvieron para maquillar las cuentas y presentar beneficios sin los que habría tenido que declarar pérdidas. En el ejercicio 2022/2023, Laporta declaró ganancias de 304 millones, pero gracias a ventas (palancas) de algo más de 800 millones, una mitad por la venta de Barça Vision y la otra por la del 15% de los derechos televisivos. El año anterior había hecho lo propio con otro 10%, gracias a lo que también se transformaron en beneficios de 125 millones lo que habrían sido pérdidas de 141 millones.
Pero la operación de venta de Barça Vision tenía mucha más fantasía que realidad. Algunos de los primeros inversores, Jaume Roures, que había aceptado asumir el papel de comprador de un 24,5%, desapareció rápidamente. El otro, socios.com, hizo lo propio, aunque en este caso parcialmente, por etapas y pagando a plazos.
La incógnita de los palcos VIP
Lo único que se sabe de la venta de parte de unas 350 localidades vip del nuevo Camp Nou es que el Barça presentó a LaLiga los contratos de compraventa, la auditoría de la valoración y la prueba del ingreso de una parte del dinero. Total, unos 200 millones a repartir entre el club y los acreedores por las obras. La venta se estructura en torno a la creación de una sociedad (como en las otras palancas) de la que el club tendrá mayoría. El resto, incógnitas. ¿Cuál ha sido el coste (descuento) de la venta? ¿Tendrá sede en un paraíso fiscal? ¿Serán públicos los nuevos socios? ¿Habrá nuevas comisiones?
Hubo que buscar nuevos participantes en la aventura –claro que pagando comisiones en países como Croacia– para sustituir a los anteriores, y aquí llegó el hundimiento. Los nuevos inversores no aportaron el dinero anunciado y comenzaron los impagados.
Al final, el club ha ingresado solo 55 millones de los 200 previstos y ha tenido que cargar contra beneficios, por exigencia del auditor, los 145 pendientes. Y declarar pérdidas en el ejercicio cerrado en junio pasado. El último inversor anunciado es la firma de catering Aramark, que el club presentó como nuevo socio estratégico en el ámbito de las nuevas tecnologías, en el que la empresa norteamericana no tiene actividad. De hecho, en su web oficial solo menciona como áreas de negocio los servicios de alimentación, catering y monitores.
Sin embargo, esos primeros 145 millones de provisiones negativas en la cuenta de resultados del año pasado podrían ser solo la primera parte del problema. De los mencionados 208 millones que el club mantiene en su activo por la participación en Barça Vision, el auditor destacó en su informe sobre las cuentas del año pasado que “no se debería mantener esta valoración, y por lo tanto el valor de la inversión registrada al cierre debería ser objeto de deterioro”. Es decir, el informe –que se emitió con “excepciones” porque “existe una incorrección material en las cuentas anuales”– asegura que el paquete de Barça Vision vale mucho menos de lo que pretende el club. Debe tenerse en cuenta que el año pasado la empresa facturó 74.000 euros y que ni tan siquiera tenía plan de negocio para desarrollar sus actividades, como también destacó el auditor.