Tirana enseña su modernidad. Rascacielos, algunos en construcción, avenidas anchas, terrazas y plazas, una gran mezquita y el futurista campo de fútbol Air Albania Stadium –diseñado por los florentinos Archea–. Pero sobre todo Tirana ha servido para ver que el Giro de Italia ha empezado a toda prisa y los hombres fuertes de la carrera, los aspirantes, ya ocupan las posiciones de privilegio y se llevan todos los focos, casi eclipsando a la capital albanesa.
Solo hay que ver que Primoz Roglic, el gran favorito al triunfo final, subió al podio al final de la segunda jornada para enfundarse el maillot de líder. En el 2023, el año en que ganó el Giro, el esloveno solo lució dos días la maglia rosa, en la cronoescalada al Monte Lussari y en Roma, el penúltimo y el último día. Además, también la portó cinco etapas en la edición del 2019.
En el Monte Lussari y ya en Roma
En el 2023, cuando ganó el Giro, Roglic solo lució dos días la maglia rosa. Fueron el penúltimo y el última etapa
El esloveno marca el terreno desde el principio. No desaprovecha la contrarreloj individual y empieza obteniendo las primeras rentas a su favor. Está claro que el Giro se gana en el durísima última semana pero el jefe del Red Bull no deja para mañana lo que puede hacer hoy y aleja un poco a Juan Ayuso, Tiberi y Max Poole, los jóvenes que le quitan el sueño, los que creen que la acumulación de esfuerzos harán mella en el ciclista esloveno, de 35 años, y ellos recuperarán mejor.
Por si acaso, Roglic, que se ha afeitado la perilla, no espera. Marca el mismo tiempo que Vacek en el kilómetro 8 y se lanza hacia abajo en el descenso del repecho Sauk. “No pensaba en esto. Solo en intentar hacerlo lo mejor posible”, confiesa. Y al final, casi gana la etapa. “No sabía que se me escapa por 1 segundo. Me he quedado corto”, lamenta.
A todos supera Roglic, menos a Joshua Tarling, cuya planta es inigualable. Ni siquiera su compañero en el Ineso, Ganna, al que llaman el Gigante de Verbania, tiene esa percha de 1,94 metros de altura. El británico de 21 años, un especialista puro, vino con una misión y la cumple. Ocho victorias ha cosechado en tres temporadas en el profesionalismo y todas han sido con la bicicleta de cabra. “Es un gran paso para mi carrera”, dice.
Por detrás, Ayuso (UAE), aún afectado por la caída del viernes, acaba décimo y pierde 16 segundos con Roglic. “Tampoco tenía un feeling perfecto”, señala Matxin, el mánager de un equipo, el Emirates, que tiene a cuatro ciclistas en el top-15. Todos tomando posiciones y al acecho.