Hamas se adjudicó ayer la victoria en la undécima etapa de La Vuelta a España gracias al esfuerzo de EH Bildu y grupos afines que reventaron la carrera, algo que no había sucedido en las diez jornadas anteriores, las 21 del Tour de Francia o las 21 del Giro de Italia (con etapas en cuatro países), todas ellas disputadas en pleno ensañamiento de Israel con la población de Gaza.
¿Es lícito reventar una etapa de La Vuelta porque compite, conforme al reglamento de la UCI, el Israel Premier Tech? Ni es lícito ni es democrático porque existe el derecho de manifestación, la libertad de expresión y aún el derecho al pataleo. Nada ni nadie les impidió gritar “¡Israel genocida!” y exhibir decenas de banderas palestinas en todos los puntos del recorrido en que les vino en gana. Por cierto, las banderas en cuestión son las de la Autoridad Nacional Palestina –presidida por Mahmud Abas–, expulsada de Gaza a tiros en el 2009 por los hombres –aquí no cabe aquello de “y mujeres”– de Hamas, cuya bandera es otra.
Ni es lícito ni es democrático reventar La Vuelta, cosa que nadie hizo en Italia o Francia
El precedente de Bilbao confirma que España lidera a escala mundial la protesta contra Israel por la guerra de Gaza. Desde el punto de vista político, del activismo social y el de las redes, nuestro país está protestando más y más ruidosamente que los demás socios europeos y ya no digamos de lo que hacen los vecinos árabes de la franja de Gaza, bastante callados. Una singularidad doble que daría para amplias tesis doctorales...

Los corredores avanzan ante los manifestantes
La Vuelta no puede ni debe expulsar al equipo ciclista de Israel a falta de una coordinación internacional que sí aprobó, por ejemplo, la exclusión de los equipos de Rusia de todas las competiciones deportivas por la invasión de Ucrania (no así a sus deportistas a título individual). Hacerlo sería legitimar y premiar a los que más gritan, los que más se indignan y los que, en el caso de Bilbao, tanto evocan unos años de plomo ya superados.
Nadie justifica al Gobierno de Israel ni la venganza implacable que somete a los gazatíes, pero eso no da derecho a imponer su indignación en el día a día de la sociedad (la indignación es libre y personal). Pusieron en riesgo la integridad de los ciclistas, impusieron a los aficionados al ciclismo un final de etapa bochornoso y otorgaron a Hamas una victoria moral que está haciendo olvidar quien y cómo inició esta guerra a sabiendas de que la respuesta israelí no sería proporcional. Al contrario, cuanto más se prolongue el sufrimiento de los gazatíes, más victorias de etapa para Hamas. Al menos en España.