En esa misma vuelta 10, aprovechando el Virtual Safety Car (que impide adelantar), Leclerc realizó su primer pit-stop para cambiar de gomas (duras) y de estrategia adelantando la parada. Tenía parada gratis. Pero el gato hidráulico delantero se le quedó atrapado, la parada fue muy lenta y perdió muchos segundos respecto a Verstappen, que le acumulaba 12,7 al volver a pista.
    
    
Pérez se hunde
Los neumáticos se le vinieron abajo y Pérez dejó escapar el liderato y una renta de 2 segundos sobre Verstappen, al que le cedió la cabeza de carrera
Entre tanto, el liderato de Pérez se iba debilitando. De 2 segundos que sacaba a su compañero en la vuelta 12, pasó, visto y no visto, a solo 6 décimas dos giros después. Los neumáticos se le vinieron abajo y lo inevitable sucedió: el mexicano dejó pasar al neerlandés, que tomó el liderato en la vuelta 15, sin órdenes de equipo de cambiar la posición. El campeón iba como un avión. Y el mexicano, incomprensiblemente, se fundía y se le echaba encima Leclerc.
    
    
    
                
Doble abandono de los Ferrari, que ponía en entredicho la fiabilidad de los bólidos rojos. Un desastre que disparaba el resultado de los Red Bull, que firmarían doblete, con Verstappen dominando con más de 6 segundos sobre Pérez y 18 sobre Russell al cruzar el ecuador de la carrera (vuelta 26 de las 51).
Ni un segundo Virtual Safety Car (vuelta 34) por avería del Haas de Magnussen hizo cambiar el guión ya escrito por los Red Bull. Verstappen y Pérez tuvieron parada gratis para calzarse neumáticos nuevos y volver a pista con un mundo de ventaja sobre el tercero, el Mercedes de Russell. Entre los dos toros, 12 segundos de distancia para el neerlandés. No habría lucha interna ni pugna por el podio.
    
    
    
                
            
                    
                                            
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