Max Verstappen volvió a reescribir otro capítulo de historia de la F1 en México. Con su triunfo en el Hermanos Rodríguez, el neerlandés se convirtió en el piloto que más carreras ha ganado en una sola temporada, de momento 14, dejando atrás la plusmarca que compartían dos mitos como Michael Schumacher (en el 2004) y Sebastian Vettel (en el 2013). Lo del rubio neerlandés es un escándalo: lleva 14 triunfos en 20 carreras. Y aún podría dejar el récord absoluto en 16 si gana las dos pruebas restantes de Brasil y Abu Dabi. En la salida, Verstappen aceleró mejor que los dos Mercedes, que aspiraban a aprovecharse del rebufo del Red Bull en la larguísima recta de 800 metros antes de la primera frenada. Hamilton ganó la posición a su compañero Russell, mientras que Checo Pérez hizo rugir al Hermanos Rodríguez cuando en la cuarta curva, por fuera, adelantaba a George y se colaba en el tercer puesto. Sainz se mantenía en la quinta posición de parrilla y Alonso ascendía de 9.º a 7.º al superar a Bottas y Norris. En los primeros giros se preparaba el duelo estelar del año pasado entre Verstappen y Hamilton. El neerlandés, con gomas blandas, no conseguía abrir un hueco sustancial sobre el inglés, con las medias amarillas. No le metía más de 2,4 segundos (v. 18/71), por lo que las opciones del Mercedes se multiplicaban en el cambio de neumáticos. Hacia la vuelta 22/71, Verstappen notificó por radio que sus neumáticos blandos estaban empezando a sufrir. Hamilton se acercaba levemente, a 1,6 segundos. Al neerlandés le estiraron la parada al máximo y se detuvo en la vuelta 26. Retomaba la carrera tercero, detrás de Russell, y lideraba Hamilton, algo que solo había hecho en cinco carreras este año. Sin embargo, ante de lo que se podía esperar, Mercedes movió ficha. Hizo cambiar de gomas a Hamilton -le calzó el duro- solo cuatro giros después que Verstappen, en la vuelta 30/71. Se reincorporaba por detrás del neerlandés, a 5,3 segundos. Si le funcionaban los neumáticos de la banda blanca y no paraba más en las 40 vueltas restantes lo podría adelantar. Se abría una batalla de gestión de las gomas entre los dos rivales más antagónicos de los últimos años. Pero Verstappen exhibía un buen ritmo con la goma media. En la vuelta 40/71 acumulaba 8,5 segundos sobre Hamilton, que a su vez tenía el aliento en el cogote de Checo Pérez, a 1,7s. En la zona media, fuera del podio, Russell se mantenía cuarto, delante de los dos Ferrari, Sainz quinto, muy lejos, a 22s, y Leclerc sexto. Alonso perdía una posición al alargar su parada, del 7.º al 8.º, superado por Ricciardo. Caían las vueltas y Verstappen iba incrementando su ventaja sobre Hamilton décima a décima, a la vez que iba doblando a rivales. A falta de 15 giros sacaba al inglés 11 segundos. Si no decaía brutalmente el rendimiento de las gomas medias del Red Bull, Max se llevaría la victoria de calle. Tenía un cojín suficientemente mullido. Su superioridad era aplastante: había doblado a 14 pilotos, hasta Alonso, que rodaba 7.º, detrás de los dos Ferrari. “Estos medios parecen que van rápido y van a llegar hasta el final”, se dio cuenta Hamilton de que el Red Bull ya no iba a volver a parar. Así que no hubo sorpresas en el tramo final de carrera, no apareció ningún coche de seguridad que trastocase el deambular cansino y el orden establecido, y Verstappen se apuntó sin problemas el triunfo, con Hamilton y Pérez secundándole en el podio. Sainz finalizó 5.º y Alonso acabó retirándose por rotura de motor del Alpine a falta de seis vueltas. Era su quinto abandono del curso. Unos giros antes había sido superado por Ricciardo y Ocon, que lo enviaban al 9.º puesto.
