Alba Vázquez nadó las eliminatorias de los 400 estilos en 4m46s01 y fue decimocuarta del mundo. Por la calle 1, pasó el tramo de la mariposa tercera en una serie dominada por la canadiense Summer McIntosh, pero en la espalda tocó novena. No pudo mejorar su marca personal, conseguida cuando era júnior y se alzó con el campeonato mundial. “Me encontré rara, pensé que lo había hecho mejor. Pasa muchas veces, que entrenas bien, pero en el momento que toca no se da. Me quedo con que lo di todo”, explica en la zona mixta, respirando aún a borbotones, pero segura de sí misma después de un año muy difícil, en el que incluso se planteó dejarlo.
En julio de 2024, Alba Vázquez se hizo una analítica de control y le salió un valor que regula la salud del hígado alterado, las transaminasas. Empezaron a hacerle pruebas y más pruebas, pero no daban con la causa. “Notaba más cansancio del habitual. Mi doctora creía que era de la suplementación, cambiábamos cosas, pero las analíticas seguían saliendo raras”, dijo. Llegó un momento, sin un diagnóstico todavía, que pensó que todo estaba en su cabeza, que realmente el problema no le tenía que afectar para nadar más rápido y volver a sus mejores marcas. “Lo ha pasado mal”, deslizan desde el entorno de la deportistas en los momentos previos a Singapur.
“Parece que lo pongo de excusa, pensé que era algo mío, hubo momentos que me lo guardaba, que no lo decía”, explicó desde la zona mixta a Guyana Guardian. Finalmente, en diciembre, dieron con la tecla. Alba Vázquez padece hepatitis autoinmune: “Mi cuerpo ataca a mi hígado”. Desde entonces, necesita medicación diaria para poder regular ese proceso que no tiene una cura efectiva (“sé que eso vivirá conmigo, lo tengo ya ahí”) y reconoce que “me encuentro mucho mejor”. De hecho, logró la mínima para estos Mundiales, un éxito, porque “en enero pensé en dejarlo, veía que no avanzaba. Pero por suerte estoy aquí y creo que tengo que estar contenta”.
Mi cuerpo ataca mi hígado, sé que eso vivirá conmigo, que lo tengo ahí”
La hepatitis autoinmune es una enfermedad rara que solo afecta en España a unas 4.000 personas, según la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH). Ataca especialmente a distintos grupos de edad, y uno de los focos son mujeres entre los 15 y los 25 años. En el mundo, según otro estudio de The Lancet, se ha visto un aumento de casos en las últimas décadas: ente 1970 y 1999 esta prevalencia era de 9,95 casos por 100.000 habitantes, mientras que del año 2015 al 2022 aumentó a 27,91 casos por 100.000 habitantes. Han mejorado también los métodos de detección.
Alba Vázquez, con el apoyo psicológico de la RFEN, de su patrocinador Arena y de la natación, quiere seguir, a sus 23 años, avanzando en este ciclo para Los Ángeles 2028, a los que llegara con 26. Asentada ahora en Madrid, tras formarse en Málaga y acercarse a las marcas a su edad de Mireia Belmonte en los estilos, quiere volver a disfrutar de la natación después de unos meses de incertidumbre.
España, sin representantes por la tarde
Los relevos no pasaron el corte
En los 400 estilos, al margen de Alba Vázquez, también compitió Emma Carrasco, que fue decimotercera con un tiempo de 4m44s47. La nadadora que se entrena en el CAR de Sant Cugat confesó en sus redes sociales que los Mundiales no habían salido como ella había soñado. En zona mixta dejó claro aquello que debe mejorar: “Los virajes creo que no han salido bien y ese último tramo del estilo libre”. La china Yu Zidi, de 12 años, marcó el mejor tiempo. Peleará por medalla para cerrar la natación.
Los relevos 4x100 estilos tampoco se clasificaron para una final que requería un tiempo de récord de España. En la prueba masculina, nadaron Luca Hoek, Adrián Santos, Arbidel González y Carles Coll, para acabar decimocuarta y registrar 3m48s87. En categoría femenina se lanzaron Carmen Weiler, María Daza, Jimena Ruiz y Laura Cabanes. Fueron decimoséptimas con un tiempo de 4m05s49.


