La gloriosa primera milla del Espanyol

Espanyol, 2 - Atlético, 1

El equipo perico remonta el tanto inicial de Julián Álvarez en 12 minutos con goles de Rubio y Pere Milla tras los cambios de Simeone

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Pere Milla, después de conseguir el 2-1 que le dio la victoria al Espanyol ante el Atlético de Madrid 

Alex Caparros / Getty

‘Dream big. Work hard’. Cuatro palabras que adornan las redes sociales de JJ Watt, legendario jugador de fútbol americano que ahora es uno de los accionistas de Velocity Sport Limited, la empresa que será la dueña del Espanyol en los próximos días. Unas redes que funcionaron a toda máquina en los prolegómenos del Espanyol-Atlético. Watt, como un aficionado más, se paseó por el barrio de la Riera de Cornellà, cerveza en mano, bufanda de la Peña Juvenil al cuello, y se hizo ‘selfies’ con todo quisqui. Alan Pace, más discreto, accedió al palco por la puerta trasera. Vio el sábado el regreso de su Burnley a la Premier y 24 horas después, la puesta en escena de la nueva era que arranca en el Espanyol. ¡Y qué noche!

‘Dream big. Work hard’. Lo mismo debió pensar Manolo González al descanso, a quien le aguarda otra temporada de pico y pala a la espera de esos cuatro refuerzos que le den un salto de calidad a la plantilla. El Atlético estaba siendo demasiado para un equipo tan voluntarioso como impreciso, que se fue derritiendo como un azucarillo pese al empuje de la grada en la bochornosa (por el húmedo calor) noche barcelonesa.

Comenzó con garbo el Espanyol, cargando el juego a Carlos Romero, ese correcaminos que se adueñó el curso pasado de la banda izquierda perica. Sus internadas fueron un espejismo aunque el lateral resulte un sistema ofensivo en sí mismo. El Atlético, con el temple de un equipo grande, empezó a ajustarse el vestido y presumió de juego asociativo en la primera mitad. Porque los de Diego Simeone rehuyeron el galope y se encomendaron a ese pentágono que formaron en ataque Julián Álvarez, Baena, Almada, Giuliano y Johnny. Pocos metros, los justos para combinar, tirar paredes y poco a poco comerle terreno al equipo de Manolo González. Dmitrovic apareció en el 14’ para despejar un cabezazo de Hancko y en el 21’ para repeler un tiro tímido de Julián Álvarez. Pero el arañazo estaba por llegar.

Mientras la estrategia del Atlético era crear peligro por el centro uniendo talento, el Espanyol solo podía buscar el pecho de Roberto Fernández, un espartano, que sacó petróleo para darle el primero tiro a meta perica en el 16’. Pocas noticias de las antípodas, porque ahí se situaba el ataque del Espanyol.

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Ni la charla de Manolo González, en la pausa de hidratación, espoleó a un Espanyol adormecido. Una falta de Cabrera cerca del área abrió la caja de Pandora. Julián se marcó un lanzamiento académico a la escuadra derecha de Dmitrovic. Era el minuto 36.

El Espanyol dio entrada a Dolan, un extremo, y a Kike Garcia. Se marchó del campo Terrats. Una declaración de intenciones. Los blanquiazules comenzaron a poner centros pero el Atlético es de los mejores equipos de Europa defendiendo esta faceta, era una misión (casi) imposible. Pero Cornellà es tierra de milagros.

Un 1-1 para la historia

Miguel Rubio, ingeniero aeroespacial, se estrenó en Primera con un gol clave

‘Dream big. Work hard’. Eso mismo debió pensar Miguel Rubio, que debutó en Primera División en el minuto 65, y siete después sintió el abrazo de sus compañeros al igualar (1-1) de un remate al segundo palo tras una falta botada por Expósito. El central, que con 1,91m destacó en su presentación ser “expeditivo, contundente y bueno en el juego aéreo”, fue el héroe inesperado de un Espanyol que atacó con más ahínco, pero que vio como Julián Álvarez, en una jugada de tiralíneas del Atlético, estrellaba el 0-2 en el poste.

Rubio es un futbolístico atípico. Compaginó su carrera con sus estudios de Ingeniería Aeroespacial, porque siempre destacó en Matemáticas y le encanta el espacio. Y voló para redirigir un partido que contará en el debe de Simeone. Sacó del campo a Johnny y Gallagher al descanso. El Atlético perdió el mediocampo.

En medio de la tómbola en la que se convirtió el partido, una carrera de idas y venidas, otro héroe inesperado apareció en escena. Pere Milla. Ya marcó en la tarde de la salvación del curso pasado ante Las Palmas. Y lo hizo para darle tres puntos de ensueño al Espanyol con un cabezazo imposible. Poner el candado era lo que quedaba. Y lo hicieron los pericos con el entusiasmo de la grada y ante la mirada de Alan Pace y JJ Watt. ‘Dream big. Work hard’. Pensaron y tomaron nota tras una noche mágica. La primera milla completada.

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